Capítulo IV: Sangre, paranoia, gatos y otras cintas de video
Empezamos fuerte la cuarta jornada del festival con '71, excelente thriller británico que funciona muy bien a dos niveles: como dinámico entretenimiento de suspense y acción, y como lúcido retrato neutral de un conflicto armado y violento que, en verdad, nos puede servir casi para cualquiera de ellos, sírvanse al gusto. Ya lo farfullaba a grito pelado Banderas en 'Autómata', al fin y al cabo somos humanos. Y en '71 se respira esa misma humanidad que hacen grande a este modélico ejemplo de cine de acción inteligente y con alma.
Y aunque mucho más perversa 'The World of Kanako' también tiene su alma. El director de 'Confessions' no decepciona con esta salvaje, retorcida y enrevesada oda a la maldad en una nueva clase magistral de montaje. Resumiendo, un must see de corte oriental, violento y perturbador, y desde ya una de las más firmes candidatas a película del festival, más todavía si reparamos en la polémica que suscita un título que no pasa inadvertido.
Bastante indiferencia sin embargo es la que produce la poco convincente 'Stereo', una "historia de violencia" a la alemana que se convierte en un constante quiero y no puedo sin nervio. Siquiera al final consigue remontar como amenaza en un momento dado, un clímax que de haber apretado podría haber servido para salvar la función. Pero va a ser que no, que no tiene gracia...
... como si la tiene -y mucha- 'Réalité', la nueva pelicula de un Quentin Dupieux que recupera la chispa pérdida en la decepcionante 'Wrong Cops'. Simpática extravagancia marca de la casa que redefine el concepto de metacine con una filigrana narrativa de órdago: cine dentro de un sueño dentro del cine dentro de un sueño. O algo así, surrealismo apto sólo para quién acuda con el ojo del culo abierto que, sin embargo, evade la sensación de capricho gracias a su más que sugerente reflexión sobre el proceso creativo de manera... creativa.
Como también resulta estimulante 'A Girl Walks Home Alone at Night', un drama con aires de western sobre una vampira y rodado en blanco y negro que cuenta con evidentes reminiscencias al cine de autores como David Lynch, Win Wenders o Jim Jarmusch. De narrativa pausada pero visualmente poderosa y nacida para la discordia, en lo que vendría a ser un argumento nímio dilatado con frialdad y una muy calculada mesura estética. Pone fácil tacharlo de pretencioso, tanto como hipnótico es su visionado.
'Redentor' no tiene nada de sugerente. Lisa y llanamente, cine de ostias que hay que valorar exclusivamente por el volumen y calidad de las mismas, siendo que todo lo demás es puro relleno sea más o menos exótico (y durante el cual uno se puede dedicar a sus labores). Y en ese sentido este "cazuela-western" chileno cumple sin grandes alardes, pero cumple: basta decir que la antecede el logo de XYZ Films, sello de garantía de los responsables de 'The Raid 2', joyaza que por cierto... bueno, que por cierto de momento, ahí se queda. De momento...
Como el 'Sinister' irlandés se nos presenta 'The Canal'. Ni si ni no, unas cintas tan añejas como para requerir revelado químico tienen su peso en la trama, pero su efectividad es sensiblemente inferior. Cinta distraida y con cierto estilo y voluntad formal, pero que se ve lastrado por unos sustos nada efectivos que abusan de la subida del volumen y un final previsible y poco afotunado que roza virtualmente el ridículo.
Y de una cinta fallida a una bastante lograda, la comedia de humor negro 'The Voices', la cual nos despide con unos créditos finales que rondarán por nuestra cabeza durante largo tiempo. Y mejor no decir más. Una pequeño gran título alegre y divertido, sutil en la crítica pero descarado en su ligereza. ¿Qué más se le puede pedir a una película en la que destaca Ryan Reynolds... como intérprete? ¿Por qué no cantas una canción alegre?
Por último la mítica Cannon vuelve a ser la encargada de ponerle punto final a la noche a través del documental 'Electric Boogaloo: The Wild, Untold Story of Cannon Films', un vistazo a las entrañas de tan icónica compañía que resulta imprescindible para los que reconocen su logo a kilómetros de distancia, así como para los amantes del cine comercial en general. Sendos documentales, dos obras diferentes pero complementarias de cara a una sesión doble épica.
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Depende de la sugestión que te provoque.