Capítulo II - Padrinos
Como en todo lo que se precie -con algún precio-, contar con un padrino en esto del cine resulta de gran ayuda a la hora de conseguir visibilidad. A menudo no hace falta más que un nombre conocido que siquiera tiene por qué ser reconocido, del mismo modo que a menudo tampoco hace falta acostarse con él... No es el caso de la debutante Axelle Carolyn, quién suponemos que regularmente se mete bajo las sábanas con su "padrino", Neil Marshall, responsable de la obligada 'The Descent' y su marido desde 2007.
La actriz belga de nacimiento, reconocible por la mala follá que se gastaba en 'Doomsday', se marcha hasta la campiña galesa para rodar la fallida 'Soulmate', suerte de melodrama fantástico de corte pseudo romántico que remite claramente a 'Ghost'. Su apreciable caligrafía visual choca frontalmente con un guión torpemente concebido y una floja dirección de actores. Una historia mal enfocada que no avanza de manera morosa y previsible, sin sobresaltos, y que languidece entre bostezos ante la evidencia de su (molesta) transcendencia irrelevante.
Pero de todo se puede aprender como parece que ha aprendido Ben Ketai, quién tras debutar con el pobre directo a vídeo que era '30 días de oscuridad 2: Tinieblas' logra con 'Beneath' que nos aprendamos su nombre. Aunque esta especie de versión minera de 'La cueva' con más vocación comercial que de género no sea un filme especialmente convincente, sí logra algo quizá más importante, funcionar. Más allá de algunas inconsistencias argumentales, ocasionales detalles sin fundamento o una falta de personalidad que genere algún tipo de atmósfera opresiva más allá del suzto ocasional (como sí sucede en 'La cueva'... o en 'The Descent'), sencillamente resulta efectiva, más aún si en las butacas contiguas tienes a alguien sensible ejerciendo de acólito de Lawrence Woolsey.
Para terminar el trío del día la inclasificablemente "cool" 'Viy', superproducción rusa en 3D (proyectada en 2D) que reinventa el popular cuento de Nikolai Gogol del siglo XIX introduciendo al británico Jason Flemyng como protagonista, personaje de quien decir por curiosidad que a ratos habla en ruso, a ratos en inglés sin que nadie a su alrededor parezca importarle. A pesar de contar con participación europea se trata de un relato fantástico a mitad de camino entre los hermanos Grimm y 'Sleepy Hollow' muy pero que muy ruso, el cual hace gala de su tradicional cacao argumental, montaje críptico y abuso de unos efectos especiales que, sin embargo, se dejan notar menos de lo previsto especialmente en un tercio final bastante alicaído.
Desmesurada y grandilocuente, demasiado larga, demasiado recargada, demasiado exótica... en fin, demasiado rusa, con lo que eso conlleva, baste con el recuerdo del díptico formado por 'Guardianes de la noche' y 'Guardianes del día' para dar buena cuenta de las posibilidades, más o menos, de esta cinta que ha batido récords de taquilla en su país. Para algunos será algo tan incomprensible... como para otros lo es el éxito de '8 apellidos vascos'. A cada cual con lo suyo.
Continuará.
Por Juan Pairet Iglesias
Entonces ¿tu quien eres el que está a su lado que lleva gafas o el de sin gafas?