Capítulo VI: Una especie de maldición
Hoy sí que ha merecido la pena madrugar... de hecho, hoy es el día que más ha merecido la pena en lo que comenzaba con 'Titli', un equilibrado y solvente thriller de corte dramático que nos llega de la India y que "solo" dura dos horas (y no contiene ni un sólo número musical). De vocación y aspiraciones claramente internacionales, de fácil visionado y poco que envidiarle (en prestaciones) a 'Gangs of Wasseypur'.
A continuación la georgiana 'Blind Dates', segundo trabajo de Levan Koguashvili al que es como si le faltase un hervor... a la película nos referimos, y más o menos el mismo que le falta a su protagonista, lo que no es ningún obstáculo para que se disfrute como si estuviera casi, casi en su punto.
Koguashvili esgrime lo que se insinúa es una voz propia todavía en proceso de maduración, en lo que podría considerarse una promesa a tener en cuenta en un futuro esperemos no muy lejano. Un comedia dramática algo seca, siesa, con algún momento desconcertante pero que en líneas generales se deja querer a través de su moderada excentricidad.
No hay dos sin tres, y con el cachopo de rigor aún en el paladar le ha tocado el turno a un plato aún más sabroso, quién lo diría, con 'Hippocrates' convertida en para quién estas líneas suscribe en la mejor y más interesante propuesta de lo que llevamos de Festival. Claro que como fan de 'Urgencias' es difícil no caer rendido ante lo que, de haber sido grabada con steadicam, podría pasar por un capítulo de la versión francesa de dicha (y emblemática) serie. Narrada con mucho ritmo, un montaje muy ágil y un guión que, a juzgar por las reacciones de algunos espectadores alrededor mía, se revela como mucho más inteligente de lo que pueda parecer, en un "parece que es lo mismo pero no es lo mismo" similar al de 'Whiplash' (salvando las distancias, claro).
De puntillas vamos a pasar sobre 'Traitors', debut como director del que fuera el protagonista del 'Pi, fe en el caos' de Darren Aronofsky. Sean Gullette se vale de su propio cortometraje en esta versión literalmente inflada del mismo, y que al igual que la recientemente estrenada 'Escobar: Paraíso perdido' es una especie de Macguffin en sí misma; esto es, que falla a la hora de construir un contexto que sea relevante para el espectador o la película, dejando así la responsabilidad y buena parte del metraje en manos de una extensa escena de presunto suspense que, ya esté mejor o peor filmada, se muestra incapaz de mostrar emoción alguna.
'La mecánica del corazón' es la encargada de despedir la buena jornada de hoy, una deliciosa aunque irregular cinta de animación digital con apariencia stop motion claramente influenciada por el estilo de Tim Burton. Una producción más cercana al 'Moonwalker' de Michael Jackson que a las producciones Disney tipo 'Frozen' que funciona, sobre todo, cuando se deja llevar por un repertorio de canciones de gran sonoridad, momentos en los que un guión muy justito pasa desapercibido ante la alegría visual que se despliega.
Más resolutiva que los dos últimos filmes de LAIKA con los que comparte un cariz más propenso para adultos (los que en teoría sabrán por ejemplo quién fue Georges Méliès), de haber contado con un guión algo más pulido, algún minuto de menos con el que ganar intensidad o haberse dejado llevar sin concesiones por las canciones, podría haber sido "una de las grandes". Podría, aunque el resultado igualmente resulta muy estimulante (como ha demostrado el aplauso de un público "tan perezoso" como el de Gijón).
Continuará...
Por Juan Pairet Iglesias
Biba la democracia.
De traca.
1. Je ne suis pas mort (Fitoussi)
2. Idiots and Angels (Plympton)
3. Respire (Laurent)
4. Les combattants (Cailley)
5. Letters to Max (Baudelaire)
6. Hill of Freedom (Hong)
7. Red Army (Polsky)
8. Trap Street (Qu)
9. Court (Tamhane)
10. It Follows (Mitchell)