'Yellowjackets' (T2) - Cosas que perdimos en la nieve
Una producción sólida, de buena apariencia y que sabe a qué juega mientras en el horizonte asoman 'Perdidos' o 'El señor de las moscas' como inequívocas referencias. Imposible no pensar en una combinación de ambas como el punto de partida de lo que finalmente es 'Yellowjackets', una serie que al menos en su primera y muy disfrutable temporada funcionaba a la medida que cabía esperar que funcionase. Cuando nadie la estaba esperando.
No como a su segunda temporada, un entretenimiento ni tan logrado ni tan impactante, siendo particularmente remarcable su extrema irregularidad. La exigencia de tener que rellenar tantos minutos de metraje unido a la obligación de dar cobertura a tantos personajes. Las bondades de la primera empañadas y/o atenuadas por la sensación, manifiesta y palpable, de que al igual que la serie, nuestro interés va y viene, viene y va.
En esta segunda temporada la brecha entre lo que puede gustarnos y lo que no se acrecienta, incluso creando un intenso debate interno que pone en entredicho la contundente efectividad de su primera temporada. La dinámica es la misma, es más de lo mismo. Y del mismo modo que la serie avanza, también retrocede. Se expande y a la vez se contrae. Se hace más grande, pero al mismo tiempo se siente más pequeña.
Su primera temporada parecía ser una serie con algo de poso más que un producto de consumo rápido. En esta segunda temporada parece lo contrario, en lo que bien podríamos describir como una huida hacia delante en la que la serie se hace fuerte, tanto en sus fortalezas como en sus debilidades. Por suerte y/o por desgracia, la unión de ambas es lo que hacen de 'Yellowjackets' lo que por otro lado no tengo claro qué acaba siendo.
Cosas que perdimos en la nieve. Como la intensidad, la verosimilitud o la expectación. A la segunda ambas se tornan en algo más parecido a la rutina. Una rutina que sigue captando, mayormente, nuestra atención... pero que no evita que nos despistemos con facilidad. Va y viene, viene y va. Sus responsables se esfuerzan en mantenernos distraídos, esta claro, pero no pueden contener una duda inmisericorde que crece... ¿A dónde nos conduce todo esto?
Es, quizá, la principal diferencia entre ambas temporadas. La primera parecía tener muy claro a dónde quería llegar, mientras que la segunda parece que se limita a tirar hacia adelante. Esto es, la fortaleza de la primera se encuentra con las dudas de una segunda en donde su apuesta ni es tan clara ni tan refinada, ni mucho menos tan contundente. Y que a una serie se le vean las costuras tan pronto no suele ser una buena señal.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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