'Smile 2' - ¿Y tú de qué te ríes?
'Smile' se podía describir de manera fácil, cómoda y sencilla como un cruce entre 'The Ring' e 'It Follows' con un poco del 'Fallen' de Denzel Washington. De hecho, podría pasar perfectamente por ser una nueva versión del citado filme de Hideo Nakata; con una sonrisa en lugar de una cinta de VHS, obviamente.
'Smile 2' es, no menos obvio, que más de lo mismo. El concepto es el concepto, y esta secuela hábilmente inquietante explota lo que define y particulariza a esta incipiente franquicia, poniendo en entredicho aquel dicho de que segundas partes nunca fueron buenas. 'Smile 2' lo es, incluso mejor que la primera.
Lo sea o no, que da un poco igual. Pero lo es. Más de lo mismo, pero al mismo tiempo diferente, en una secuela para nada gratuita u oportunista que explota los puntos fuertes de su predecesora, siendo una versión más refinada y sólida de la misma, capaz de compensar la relativa pérdida de sorpresa con su buena letra, sus buenos "sustos" y la complicidad de la certeza.
Parker Finn, de nuevo, demuestra cariño por su criatura. Y por su protagonista, una sufrida y puteada Naomi Scott a la que le construye una historia con sustancia y trasfondo que sirve para fundamentar, y enriquecer una propuesta que va más allá de unos "sustos" que en manos de Finn se muestran elegantes y bien trabajados. Y por lo general, efectivos y convincentes.
Y es que hablamos de una película de terror efectiva y convincente, incluso con más soltura y elegancia que su primera entrega. La fama de su protagonista le añade varias capas de interés y dramatismo a un leitmotiv que funciona, de nuevo, como un tiro, reforzado además por la evidente confianza de un Finn reafirmado por el éxito de la anterior. Y ahora por el de esta su reválida.
'Smile 2' es, al igual que 'Smile', una honesta y juguetona película de terror que se toma su tiempo para darle a cada "susto" su debida gracia, y que se eleva por encima del producto de consumo rápido que tampoco deja de ser con orgullo, amor propio y por descontado una muy buena y gran sonrisa cómplice.
Este indispensable elemento diferencial ya icónico es la rubrica de su inquieto disfrute, y la prueba de la sencilla pero incuestionable eficacia genérica y también dramática que establece esa extraña simpatía con el espectador, la cual nos impulsa a salir de la sala con una sonrisa cómplice y de satisfacción...
... a la espera, oh sí, de la tercera.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Lo que para mucha gente fue una espera de dos años, para un servidor solo fue un lapso de una semana entre 'Smile' y 'Smile 2' en la que tras los eventos de la primera, se prosiguen seis días después en unos eventos que dan paso a la historia de esta segunda parte en la que repite el director (y guionista también), Parker Finn.
En esta nuevo cara a cara con el monstruo, el espectador entra en el mundo de la música de la mano de una cantante llamada Skye Riley, la cual un año antes tuvo un accidente traumático. Un año después está recuperada y lista para seguir con su vida de estrella del pop...peeeeero.
La segunda parte que Parker Finn nos muestra no es más que una imitación en su inmensa mayoría de la entrega predecesora que salió allá por 2022, por lo tanto se pierde un poco de efecto sorpresa al repetirse situaciones ya dadas en aquella en la que la protagonista era la doctora Rose Cotter. No obstante, la última escena presenta una situación que puede dar mucho juego para una hipotética tercera parte que no sé si rodarán, aunque la intención con ese final es que haya algo más.
Es un acierto el que hayan elegido el mundo de la música, pues los problemas en el pasado de la protagonista dan juego para que la gente a su alrededor dude, además de retratar la presión por estar siempre activa para que el castillo de la que depende tanta gente no se derrumbe. Lo que me escama es que aquí a veces juega demasiado con lo que es real y lo que no, con lo que termina liando un poco; especialmente cuando pasa una cierta cosa en un hospital y en la secuencia final se da la vuelta a la tortilla. No creo que haga falta enredar demasiado.
Por lo demás, estamos en una continuación con una estructura muy similar a de donde venimos y con un reparto que cumple, si bien creo que Ray Nicholson podría haber aparecido más, ya que en cada una de sus apariciones se comía la escena, y podría haber elevado el resultado final de una película que deja un muy interesante anzuelo para una posible continuación que, quizás, la haga mejor que estas dos primeras partes que tienen una idea muy atractiva, pero que de ejecución son de aprobado con cierta holgura.
Veremos a ver si hay luz verde a un 'Smile 3'; de haberlo, yo quiero ver donde ponen el listón.
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