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'Nine Perfect Strangers' - The Black Lotus

Vía El Séptimo Arte por 19 de agosto de 2021
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El momento en el que algo se estrena en ocasiones es muy importante. Ocasiones en las que el mundo que te rodea puede influir tanto o más en la percepción de una película o serie como su propia calidad inherente, en teoría lo que más debería de importar... si no fuera al menos en ocasiones por lo dicho, el mundo que nos rodea y moldea y que también rodea y moldea a toda producción audiovisual. Una percepción en ocasiones supeditada, consciente o inconscientemente a un momento que nos puede hacer valorar de más o de menos. O simplemente fundir dos producciones distintas en una misma moneda en la que representan sus dos caras.

¿Acaso alguien es capaz de pensar en 'El último escalón' sin acordarse de 'El sexto sentido'? ¿Acaso alguien es capaz de no menospreciar la de Kevin Bacon en función de la de Bruce Willis, estimable pero nunca tan estimable?

Ni es una competición ni la una anula a la otra, pero contrapuestas parecen los dos lados de una misma moneda en la que a la fuerza, una es la cara y la otra es la cruz. La moneda que lanzaríamos al aire si tuviéramos que decidir cuál de las dos ver. Por descontado que hablamos de 'Nine Perfect Strangers', pero también del 'The White Lotus' de Mike White. Es complicado no comparar la una con la otra, tanto como es de complicado quitarse de la cabeza la melodía creada por Cristobal Tapia De Veer para la serie de HBO. Una de esas partituras que provocan que no te puedas quitar de la cabeza la serie, ni ya que estamos tampoco los ojazos de Alexandra Daddario.

Si tuviéramos que elegir, 'Nine Perfect Strangers' sería la cruz de esta moneda. No es que sean iguales, pero la cercanía de una respecto a la otra sí realza sobremanera los muchos puntos en común que tienen. El momento que decíamos, el tuyo pero también el de los demás, y que nos puede hacer valorar de más o de menos a una y a la otra. Sea como fuere, 'Nine Perfect Strangers' seguiría pareciendo el patito feo de ser hijo único. La pluma de Liane Moriarty pesa sobre esta obra derivativa y autocomplaciente que asume relevancia y presume de importancia, si bien podríamos tildar como dependiente acomplejada. O de acomplejada dependiente.

En otro momento la hubiera comparado con el FC Barcelona, pero ahora lo haré con el PSG: Es como ver a once buenos jugadores tratando de ser un equipo. Once buenos jugadores obligados a sobre todo parecer un gran equipo. 'Nine Perfect Strangers' cuenta con un gran reparto, pero también con la aparente carga de que todo resplandezca en todo momento. Parte con ese aura, en una pretensión más que una necesidad de estar constantemente en tensión y a la altura de una altísima expectativa. Y la única manera para que una estrella pueda lucir sin deslucir a otra es atarlas en corto y posicionarlas en un término medio que no admita pérdida. Ser, sin ser.

'Nine Perfect Strangers' sería un equipo de galácticos forzado a jugar como unos curritos que no acaban de ser ni de entender a qué están jugando. Todo lo que en 'The White Lotus' parece natural y orgánico, incluso formar parte de la realidad en 'Nine Perfect Strangers' está supeditado a la creencia, constante y manipuladora de que se trata de una simulación. Que sus personajes no están sujetos al libre albedrío, sino que son engranajes de una ficción. Que Nicole Kidman se presente como una especie de Galadriel no ayuda a reforzar la dignidad de lo que simula siempre ser un intenso drama cuando más bien parece una comedia (sin querer queriendo).

De nuevo, punto para 'The White Lotus'. Y así podríamos seguir hasta que el resultado fuese humillante; es probable, que más de la cuenta y de lo necesario. Porque aún con todo, 'Nine Perfect Strangers' es una buena serie aunque para su desgracia llegue en un mal momento, en el que sus debilidades se proyectan con más fuerza y la extrema contención de sus modales de clase alta se traducen en una palpable falta de contundencia. Es una ficción que no logra hacerse valer y sobresalir por sí misma, dejando que la valía de sus puntos fuertes se diluya entre una sensibilidad mal modulada, una seriedad peor calibrada y una intensidad harto entrecortada.

Una ficción seriada tipo 'Amar es para siempre' que funciona como un suplemento dominical por entregas. Con mejores intérpretes, mayor determinación y una factura técnica mucho más depurada. Pero con la misma sensación de falsa realidad. De ser un artificio, siendo sus castas escenas de sexo una buena representación de su acomodado nivel de provocación. Porque 'Nine Perfect Strangers' ni retuerce ni fuerza los márgenes de lo dicho, una ficción demasiado a gusto consigo misma que además tiende a lo conservador y conciliador. Más que correcta, sólida y muy solvente pero carente de mala leche, constancia y sobre todo, con un excesivo miedo al fracaso.


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex


Nine Perfect Strangers

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