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'Los del túnel' - Game Over

Vía El Séptimo Arte por 20 de enero de 2017
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Ahí estabas, en aquella barbacoa, en aquel estupendo evento social que tanto tiempo te había llevado preparar. A ti y a tu querida mujer, claro... y a tu queridísima hija, también, cuyo apoyo incondicional a todas tus empresas se vio también reflejado en esta nueva aventura. "¡Claro que podemos montar una barbacoa en el jardín de atrás, papá!", dijo ella, hará unas dos semanas, "Somos un equipo, ¿no? ¡Juntos podemos lograr cualquier cosa!" Y así fue. La familia aunó esfuerzos y, una vez más, triunfó. Montó la comilona más espectacular jamás celebrada en ese soberbio barrio donde vivía ese padre, y esa madre y esa hija tan cachondos, y tan simpáticos y tan bien compenetrados. Sí, la vida era bonita. Más que esto, era preciosa. Y luminosa, y divertida, y memorable en todos los segundos, minutos, horas y días que ofrecía. La vida era tan... tan... todo, que era épica. Así, en general. Solo que en realidad, no. En realidad, esas hamburguesas, chuletas, salchichas y chorizos que se estaban cociendo al aire libre, tenían una pinta bastante sospechosa. En realidad, las bromitas que se gastaba tu grupo de amigotes no tenían puñetera gracia. En realidad, tus colegas daban bastante pena. En realidad, tu familia era lo peor...

Te diste cuenta, por fin, de que todo aquello era insoportable; de que daba puto asco. Tanto, que ni todas las arcadas que pudiera generar tu estómago iban a bastar para hacerte sentir mejor. Aquella gente, aquel panorama... "aquello", exigía medidas más drásticas, más desesperadas. Un ataque al corazón o un ictus parecían, en aquel momento y circunstancias, las opciones más racionales. Las únicas posibles. Y así empezó a manifestarse aquella presión en el pecho, aquella parálisis en el brazo, aquel dolor punzante en la cabeza... Tu organismo estaba a punto de colapsarse, pero en vez de invadirte el pánico, sólo sentiste un alivio que si no llegó a total, fue porque temiste que aquel derrumbe se prolongaría más de lo deseado. "Ojalá me muera ya", te dijiste a ti mismo; "¡Ojalá me muera ya!", gritaste a los invitados. Pero nada. Ahí no pasó nada. Tras unos pocos instantes de -bienvenido- silencio, Paco, uno de los compis de la oficina, se acercó a ti, te dio unas palmaditas en la espalda y comentó, en voz altísima, que tú y sólo tú eras siempre el alma de la fiesta. Prosiguieron las risas, aquellas carcajadas que dejaban entrever el intestino grueso del sujeto. Tu mujer sonrío vagamente mientras negaba con la cabeza, tu hija escupió no una, sino dos veces en el césped y los choricillos siguieron emanando ese jugo grasiento que seguramente obraría más milagros que aquel intento de infarto que acababas de sufrir.

Desaparecieron los dolores físicos. Permaneció ese malestar interior. No moriste aquel día, en aquella barbacoa infecta... No porque tu cuerpo sanara por arte de magia, sino porque ya llevabas mucho tiempo muerto. Game Over, amigo. ¿Pero cuándo sucedió eso? ¿En qué momento se convirtió todo en una puta porquería? ¿Cuándo dejaste de molar? ¿Cuánto tiempo desde que dejaste de estar oficialmente vivo? Y te perdiste, por siempre jamás, en el túnel; en tus propios recuerdos. En una galería espantosa de memorias distorsionadas a conveniencia del consumidor. Una ficción, una mentira meticulosamente auto-diseñada para que la mierda que te rodeaba cada día no te matara del pestazo. Pero claro, llegó el momento en que el tufo se hizo tan fuerte, que ni los mantras buenrollistas repetidos frente al espejo, ni todas las tazas y/o pósters motivacionales de Mr. Wonderful pudieron evitar el derrumbamiento. Y ahí te quedaste, soterrado por las ruinas de todos tus proyectos; por el peso de tu propia ineptitud a la hora de construir algo que precisara de algo más que humo. Tu cuñado, siempre a los controles de la situación, intentó tranquilizarte diciendo que todo esto no era más que un pequeño bache, un bajón, la típica depresión que tal como vino, se iría... aunque claro, por algo era tu cuñado. Tu puto cuñado...

En éstas que llega a nuestras salas 'Los del túnel', nuevo trabajo de la dupla Pepón Montero & Juan Maidagán, quienes empezaran a destacar, en el año 2008 en la pequeña pantalla, agitando (todo lo que se pudo) el panorama nacional con un producto ('Plutón BRB Nero', la serie espacial impulsada por Álex de la Iglesia) ciertamente atípico dentro del conservadurismo y ranciedad que rigen normalmente en la oferta televisiva española. Ahora, casi diez años después, y tras varios proyectos juntos más, la pareja artística hace por fin el salto a la gran pantalla, sorprendiendo para bien (aunque en ocasiones, desconcertando para mal) con una película que, no hay dudas al respecto, se aleja también de los sabores con los que suele "deleitarnos" nuestra cinematografía. Su escena de apertura ya es impactante, no por el poder de las imágenes o de los sentimientos con los que juega, sino por cómo destroza los tempos de aquel film que esperabas... y que finalmente (y afortunadamente) no vas a recibir.

Porque puede que 'Los del túnel' tenga toda la apariencia de comedia (véase ese protagonismo casi absoluto de un Arturo Valls en continua y desesperada búsqueda de la complicidad cómica con los demás personajes de la historia), peor aún, puede que tenga pinta de "típica-comedia-española" (sí, por desgracia este subgénero existe). Puede que, en algún recóndito lugar de su propio ser, esta misma apariencia se quiera adoptar. Pero no va más allá de esto, de una fachada que oculta una cara mucho más amarga, y por ello, interesante y, claro que sí, reivindicable. El caso es que las secuencias se van sucediendo y en el patio de butacas se registran más bien pocas risas (algo que, también sea dicho, es misión prácticamente imposible en los pases de prensa de Barcelona). Entonces, la pregunta: ¿Tan pobre balance se debe a un público difícil, a la falta de puntería del producto o a que éste persigue en realidad otras metas? La respuesta, como en casi todas las películas que merecen ser comentadas y analizadas, no está nada clara... Aunque visto lo visto, cuanto más se piensa en ello, más se decantan las sospechas hacia la última opción. A fin de cuentas, puede que el prólogo no engañara.

Puede que el ponernos tan de sopetón en los momentos posteriores del evento que teóricamente tenía que marcar toda la película (a saber, un grupo de gente de todas las edades y procedencias queda atrapado en una montaña por el desplome de un túnel), sea algo más que una provocación. Y en efecto, lo que realmente proponen Monetro y Maidagán es algo que podría catalogarse de auténtica deconstrucción, en clave ácida, de la disaster movie clásica, cuya épica acostumbra a sustentarse en una especie de catarsis colectiva que a la vez surge de una situación de supervivencia extrema. 'Los del túnel' parecen haber bebido de ello, pero este ingrediente, que en tantas otras películas supone el punto final, aquí no es más que un preludio, equiparable al gesto, valiente donde los haya, de aguantar la cámara allá donde parece que ya no hay nada más que ver. Lo mismo que quedarse observando, con la mirada fija, a un cómico después de que éste haya contado un chiste... sólo para comprobar que tras la gracieta de turno, al pobre hombre ya no le queda nada más por contar. Es la tristeza de Jimmy Fallon cuando le falla el teleprompter, por ejemplo. Esto es exactamente la cinta en cuestión, una especie de comedia fallida (de forma más o menos voluntaria) que hace del tropiezo del gag fallido el acierto de la reflexión dolorosa. Un retrato genial del malcontento causado por los sueños aplastados por la -falsa- felicidad del conformismo, vestido éste de aceptación e inconsciencia (reflejado todo ello en la discreta, pero sin duda muy apreciable composición de Nuria Mencía). Un fracaso del que no se puede escapar. Una derrota indigerible, ante la cual sólo cabe sumar adeptos. Ya se sabe, las cargas compartidas, pesan menos. Y ahora sí, ahora sí que toca reír.


Nota: 6 / 10

por Víctor Esquirol Molinas
@VctorEsquirol


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Comentarios

  • Avatar de Turbolover1984
    Turbolover1984 03 de Junio de 2017, 02:13:27 PM
    Debate entre el conformismo y la superación permanente

    Hace poco reflexionaba brevemente en la crítica de "Villaviciosa de al lado" sobre lo injustamente tratada que es la comedia española muchas veces. En ocasiones por alguna como la citada, mala con avaricia pero con una campaña de marketing brutal detrás que ayuda a aportar mala fama al género y en otras por simple prejuicio sea por el género o por nuestro cine en general. Tengo que admitir, que todo lo que rodeaba (más allá de las en general reguleras críticas) a "Los del túnel" no me hacía ser muy optimista y también la prejuzgué pero me he encontrado con una película ya no sólo divertida, sino interesante en muchos sentidos.

    No voy a analizar uno por uno un buen reparto, pero sí quiero hacer mención especial de Arturo Valls, tan seguido como criticado en su diario y potente show en 'Ahora caigo' y que aquí no sólo hace reír sino que demuestra que cuando hace falta ponerse serio y dramático, también sabe hacerlo. Y como digo va acompañado de un completo y compensado elenco.

    La verdad que no era fácil (hablando ya en general y no sólo de cine español) no caer en clichés, estereotipos, chistes fáciles, gags manidos y que al final no te rías ni con lo que salía en el trailer, pero lo consigue y con gran solvencia. Tampoco voy a vender la moto que estamos ante una revolución del género ni tampoco una reflexión metafísica y existencial de las crisis personales y la evolución con uno mismo y lo que le rodea tras un suceso que te marca. Pero es justo remarcar que más allá de un buen puñado de risas, te regala unos cuantos momentos que van más allá del mero, ni mucho menos vacío entretenimiento y depende como te coja el día, incluso caer melancólico en su juego. Todo rematado sin moralinas edulcoradas ni frases de sobre de café.

    Parece que no recaudó lo esperado y es una lástima. Más que bueno el trabajo de Pepón Montero tras las cámaras y en el papel. Ya se puede ver en Filmin.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 03 de Junio de 2017, 03:55:15 PM
    Copio y pego los tweets que escribí ahora que veo que no comenté nada.

    Spoiler


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    A mí si me parece un tanto "flojo" su desarrollo, aunque la idea que respalda a la película me parece muy potente. Esos últimos 20 minutos en los que "cobra sentido" sí que me gustaron, pero hasta entonces peca de ser la clásica sucesión de gags televisivos de dudosa moral. La cinta requería de un director de cine, no del enésimo regidor de televisión.

    Se precia de un remake "bien hecho".
  • Avatar de Sacri94
    Sacri94 17 de Julio de 2018, 09:29:06 AM
    Uno se espera una comedia de las de toda la vida, la típica comedia española vaya. Para eso me puse esta película, para reírme un rato y desconectar. Viendo por quien estaba protagonizada y la campaña promocional, era lo que parecía. Pero no.

    La película tiene un componente dramático que tiene mucho más peso que el cómico, y que pasa por encima de éste de forma arrolladora. Es verdad que tiene algunos momentos cómicos que funcionan, en parte gracias a dos cómicos tan buenos como Raúl Cimas y Arturo Valls, pero en otros muchos no sabes si tienes que reírte o no. Me ha gustado que apueste por el humor negro más que por el humor chorra.

    Por el lado dramático, todo bastante bien. El reparto hace un buen trabajo y Arturo Valls no se desenvuelve mal sobre todo si tenemos en cuenta que nunca había actuado en un papel dramático. Empezar la película justo después del accidente del túnel, es arriesgado, pero le da un toque especial, le da personalidad. Rompe los esquemas de cualquiera que ve la película sin saberlo, y creo que es mejor saberlo de antemano. De ser así, la película me hubiese gustado más. Y seguramente no la hubiese visto ayer ya que no tenía el cuerpo para dramas, tenía ganas de reírme, y de eso más bien poco.

    Por eso quiero volver a verla sabiendo lo que voy a ver, porque el film tiene cosas muy buenas. Como ese final totalmente inesperado o todo el viaje del personaje de Arturo Valls. Un tío absolutamente deleznable al que le coges cariño y te da pena verle pasar por esa situación. El coche con la música ad infinitum de Los Pecos casi es un personaje más. El final cierra la película de la mejor forma posible, me parece un gran conclusión para el mensaje que nos quiere transmitir. El principal problema es que el film divaga en exceso, es muy reiterativo y eso hace que los 90 minutos que duran parezcan 120. Creo que no era necesario repetir tantas veces lo mismo. Tampoco ayuda tantos cortes entre unos momentos y otros, creo que eso saca a relucir las carencias del director. En algunos momentos incluso me ha parecido que pretendiese hacer una película de capítulos, como 'Relatos Salvajes' o 'Creepshow'. Son muy tajantes los fundidos a negro y rompen el ritmo.

    Pongo en una balanza las cosas buenas y malas, y al final lo que me sale es que está totalmente recomendada. No es buena, ni mala, pero si resulta interesante y es refrescante dentro del panorama del cine español.