'Looney Tunes: El día que la Tierra explotó' - Un vago recuerdo, una huella profunda

Supongo que como la gran mayoría de los adultos, mi recuerdo de los Looney Tunes es vago. Un recuerdo relativamente vago... aunque una huella profunda. Como también sucede con los cortometrajes clásicos de Mickey Mouse y compañía. Animación tradicional y clásica cuya pureza, ingenuidad y narrativa remite a otra época por la que sin embargo no parece pasar el tiempo.
Hay un concepto que les va como anillo al dedo, en especial para los que ya empezamos a sentirnos desplazados por las nuevas generaciones: El "lugar feliz". Este tipo de dibujos animados son un "lugar feliz" con el que evadirse de los quehaceres de la vida moderna; tanto si se tiene algún niño cerca... como si no se tiene. Pura, simple y honesta diversión para niños de uno a taitantos años.
¿Qué esperar de 'Looney Tunes: El día que la Tierra explotó' sino esto mismo, la reivindicación de este espíritu blanco y gamberro que aunque pueda pasar de moda, nunca envejece ni deja de funcionar y ser explosivamente satisfactorio? ¿Qué es lo mejor que podemos decir de un film así, tan puro, ingenuo y honesto que no sea que aguanta el tipo durante sus vibrantes 90 minutos de metraje?
Looney y en botella: Un "lugar feliz" que compartir con uno mismo o en familia, en una película que irónicamente, no merece la pena juzgar en los términos tradicionales "de mejor o peor"; no porque no encaje o no de la talla como tal, sino porque en cierto sentido sería como ponerle puertas al mar. ¿Es mejor o peor que los cortos originales? ¿Es mejor o peor que los dibujos del siglo XXI?
Qué mas da: 'Looney Tunes: El día que la Tierra explotó' funciona con la efectividad y frescura de la vieja escuela. Del buen espectáculo imperecedero y atemporal para cualquier humano que no necesita ni de Michael Jordan ni de Brendan Fraser para sentirse... actual. La película, básicamente y desde el punto de vista de un adulto, es un reencuentro con ese chaval que alguna vez fuímos y que se quedaba absorto delante de la tele como si no hubiera un mañana.
Incluso con 'Los Aurones' como era mi caso...
Desde el punto de vista de un padre, un gran momento que compartir con su prole todavía no adolescente que pueda derivar en un potencial bello recuerdo. Un recuerdo puede que a la postre vago, relativamente vago... pero una huella tan profunda como los Looney Tunes. No importa que seamos fans o no, que en el contexto adecuado estos 90 minutos nos agarrarán por la pechera como si no hubiera un mañana. Y lo harán de aquí a que la Tierra explote de verdad.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex