Muy mal tienen que salir las cosas para que una película con Mads Mikkelsen como estrella y reclamo principal no merezca la pena. Tampoco es el caso, si bien en su regreso a casa Nikolaj Arcel no logra exprimir del todo una historia a la que le falta algo de épica y también de contundencia en determinados momentos. La falta meterla.

A la cabeza me vienen películas como 'Rob Roy, la pasión de un rebelde' respecto a 'Braveheart' que te salvan con muchísima dignidad cualquier tarde de esas, producciones cuya fuerza reside en la elegancia o el ritmo, aquí representada sin el sentido del espectáculo del cine norteamericano pero con la seriedad y serenidad de los países nórdicos.

'La tierra prometida' es una producción sólida y solemne, bien interpretada y sobre todo fotografiada que a mitad de camino entre el cine de época y el western, podemos decir que aúna comercialidad y calidad sin destacar ni en lo uno ni en lo otro, salvo por la impecable forma de cumplir con su deber de cara a casi cualquier tipo de público.

'La tierra prometida' es una apuesta segura, en una película de virtud intachable y con sabor a cine clásico e imperecedero que demuestra que el cine, al igual que la vida, ya sea en estas tierras o en otras más lejanas, puede ser tan sumamente sencillo en apariencia como a su vez, puede ser tan rematadamente esquivo, también en apariencia.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex