'Infinite' - Como si fuera lo mismo
'Infinite' es un ejemplo perfecto del gran pecado capital del cine comercial norteamericano. Lo sea de verdad o sólo lo parezca, supone una nueva ocasión en la que una buena idea (en potencia) queda empequeñecida por un sistema impaciente y con muy poco interés por desarrollarla. O más bien, tomarse las debidas molestias para convertir una buena idea (en potencia) en una película que haga buena dicha idea. Basta que el resultado se pueda vender como si lo fuera. Como si fuera lo mismo.
Para entendernos, 'Infinite' es de ese tipo de proyectos cuya gestación parece haberse desarrollado en un fin de semana de copas. A alguien le gusta una idea con pinta a posible franquicia, ficha a un director y a un protagonista conocidos, les da 100 millones de dólares y una fecha de estreno. Poco importa que algo tan en teoría importante como un guión (o una historia definida) no exista: No es una cuestión de palabras, sino de números. Del dicho al hecho es lo de menos, lo importante es la balanza comercial.
Nunca entenderé (ni aún menos querré entender) por qué a una industria que mueve y arriesga tanto dinero le gusta jugar tanto con fuego. Menos aún, que parezca que casi todas las industrias hagan lo mismo, casi por rutina. La que transmite la propia 'Infinite', la típica producción que parece improvisada a la carrera, sobre la marcha y a contrarreloj. Pero sobre todo, la típica producción poco trabajada que parece concebida, desarrollada y resuelta con un enorme y altísimo nivel de desinterés, desgana e irrelevancia.
Por dejarlo claro: en 'Infinite' Antoine Fuqua y Mark Wahlberg activan clara y descaradamente el modo "me suda la polla". Toma el dinero y corre, que una vez con el cheque en el bolsillo ya habrá tiempo de renegar de la película. Una inconcebible superproducción de demasiados millones de dólares que nunca desarrolla su teórica premisa, ni mucho menos algún tipo de historia que no sea una simple y rudimentaria excusa para una sucesión de desinteresadas escenas de acción y efectos especiales, a cada cual más toscamente imposible.
A decir verdad 'Infinite' puede llegar a ser entretenida, si bien no por las razones correctas. Puede, pero porque su falta de vergüenza despierta nuestra curiosidad por saber hasta dónde será capaz de llegar con sus escenas de acción, el único argumento de este subproducto de videoclub con esteroides que se creería 'Wanted' de tener alguna ilusión por vivir. Lo es, puede o podría serlo. Pero no dejan de ser 90 minutos de una presunta película que en otra vida más decente sería un vídeo de YouTube de no más de 10 minutos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
3.5/10
Poco más de 90 minutos... es uno de los pocos argumentos a su favor.
parecen 180
En su momento supe de que este filme iba a estrenarse y, ciertamente, la premisa y algunos actores principales como Mark Wahlberg y Chiwetel Ejiofor siempre son reclamos que atraen para cualquier cosa que hagan; aunque a veces las cosas que hacen salen como un petardo de feria que se queda a medio gas: un timo, una estafa.
La premisa consistía en una serie de gente del lado del bien (Creyentes) que se reencarnaba cuando morían y seguían luchando contra los villanos, que se hacen llamar Nihilistas, los cuales solamente quieren ver arder el mundo, como un mayordomo sabio dijo en un filme de Batman. Con este punto de partida, parecía que iba a salir algo potente...pero no. Ni mucho menos.
En los primeros compases, el tratamiento de la escena ya era la de una película comercial dirigida por cualquier mindundi que dijese que sí a un suculento cheque. Persecuciones y música cañera son mala combinación cuando se supone que la gente envuelta son gente que sabe lo que hace, y en este caso son los ya citados Wahlberg y Ejiofor más Antoine Fuqua ('Training Day (Día de entrenamiento')) en la silla de director. Mal se empieza.
El resto del metraje no es mucho mejor. La prometedora idea se va yendo al agujero del desagüe poco a poco al no reincidir más en el argumento y presentar una típica lucha de bien contra mal con dos grandes actores totalmente desaprovechados para la causa y un secundario de lujo como Toby Jones en una aparición breve; de esas que da la sensación que cortaron secuencias con él en la sala de montaje. Una pena más que añadir porque Toby Jones es uno de esos actores que siempre gusta ver.
Esta propuesta se queda como un "quiero y no puedo". Tiene pinta de que el montaje ha hecho estragos porque es raro que un director de la talla de Antoine Fuqua haga un producto sin personalidad. Entretiene lo justo, pero al rato ya se ve que no hay salvación y solo queda esperar a que termine y sea difamada con pruebas. Que Mark Wahlberg y compañía tengan mejor suerte en otros proyectos, porque aquí no lo han tenido.
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