Joseph, su mujer Anne y su hija Renée viven como cazadores de pieles al margen del sistema en una zona agreste de Manitoba. Tras detectar la presencia de un lobo que está diezmando su caza, Joseph sale en su búsqueda dispuesto a matarlo mientras Anne y Renée se quedan solas en casa...

En resumen, este sería el argumento de 'Cazador contra cazador', una muy grata sorpresa que nos llega desde Canadá. Una producción que destaca por su habilidad para gestionar el suspense y la incertidumbre sobre qué sucederá a lo largo y ancho de sus muy bien ajustados 90 minutos de metraje.

Una familia de tres miembros en mitad de un bosque y un lobo al acecho. No es tan sencillo como podría parecer ni mucho menos, tan fácil sacarlo adelante con poco más que lo puesto. Tampoco, que todo se desarrolle de forma tan ágil, sostenida y orgánica como para que la tensión fluya como una constante.

El guionista y director Shawn Linden juega muy bien sus cartas, y presenta un relato impredecible, filmado con nervio y ciertamente sorprendente, en constante evolución y fundamentado en un sólido guión que sabe cómo jugar al despiste sin por ello menoscabar la integridad de una historia valiente.

Una historia además capaz de evitar los peajes habituales, curiosamente, introduciendo una serie de "trampas" que lejos de resultar "tramposas" respaldan el discurso de un relato que, por encima de cualquier subtexto, en todo momento sabe a qué está jugando; y sobre todo, con quién está jugando.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex