Decía Forrest Gump en cierta película de los 90 cuyo nombre no recuerdo que tonto era aquel que hacía tonterías. En lo que respecta al cine esto no es del todo así, pues hasta para eso, hasta para hacerse el tonto, hace falta ser algo inteligente. O al menos, parecerlo.

Serlo, o parecerlo. Lo suficiente al menos como para tonterías las justas, y no más que las necesarias para que tengan... su gracia. Tonto sólo es aquel que hace tonterías sin gracia, del mismo modo que un loco es un excéntrico que ni es rico ni está considerado un artista.

Hay tonterías. Y hay gente insistente. Y luego están Peter Strickland y obras como 'In Fabric' que escapa, huye, se folla por completo a cualquier definición posible de "convencional" y muy posiblemente, también de "tontería" (mal que le pese a los que no le vean la puñetera gracia).

Una película única, orgullosamente singular por vocación y con claros ecos a los VHS de las gasolineras de los años 80 que transita, de forma alegre y peligrosa, sobre esa finísima línea que separa al excéntrico del loco, al artista del tonto. Todo ello con mucha gracia, claro que si...

... al menos, claro está, para el que le ría las gracias en vez de sufrirlas, suponiendo un visionado de altísimo riesgo para cualquiera; especialmente, para los insensatos si bien, también, potencialmente fascinante para el que se ajuste a las medidas de un traje tan particular.

'In Fabric' es una película "mu loca", y "mu de Sitges" que destaca por su libertinaje sin prejuicios ni vergüenza alguna. Algo que la hace imposible para algunos, pero verdaderamente irresistible para aquellos a los que miran como si estuvieran locos. Lo estén, o tan sólo lo parezcan.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex