Imagina vivir en un mundo convencido de que el fin de todo y de todos será dentro de unos pocos meses. E imagina ahora que cuando llega por fin dicho día... el mundo ni se acaba, ni parece que se acabará. ¿Y ahora qué? Como dice en un momento el personaje de José Manuel Poga, "si nada ha cambiado... ¿por qué todo ha cambiado?". 

Este es el estupendo punto de partida de 'En fin', una comedia postapocalíptica que a pesar de las reticencias iniciales acaba remontando, episodio a episodio, para terminar cuajando una primera (o única) temporada bastante satisfactoria. Y es que su estimulante planteamiento y las expectativas que pueden generar son un arma de doble filo.

Porque se trata de una idea con tanto potencial que es difícil no ya exprimirlo o abarcarlo en tan sólo seis episodios, sino escoger además un camino que haga que luzca o encontrar el tono adecuado. Y a 'En fin' le cuesta encontrar el tono y empezar a lucirse, algo que no termina de hacer pero que poco a poco, episodio a episodio, lo va haciendo.

Y convenciendo.

A la chita callando, como quien no quiere la cosa. De manera quizá algo light y poco contundente, sin llegar a reventarla ni a coger al espectador por la pechera. Pero encontrando su punto y haciéndose querer. A su manera, la de una serie con un particular sentido del humor y del ritmo que se torna en algo simpático, ameno, curioso.

Y excéntrico.

Sustentada en una estructura episódica y adoptando como propias muchas de las vicisitudes de la pandemia, 'En fin' se centra en una pareja y su nucleo más cercano, haciendo que en parte se sienta pequeña en relación a, lo dicho, su potencial. Y a todo el mundo. Y a la inmensidad costumbrista de un apocalipsis que no ha dado en el blanco.

Pero esto mismo es lo que le permite, de alguna manera, florecer contra pronóstico mientras va desvelando su pequeño pero reconocible mundo de manera cercana, discreta, indolente e ibérica. Y a sus personajes. Y a un todo que visto en su conjunto se impone a la tentación del encadenado de sketches para mostrarse más que sólido.

Y esta es, tal vez, la clave: aunque de primeras no lo pueda parecer ni sea tan graciosa como debiera, 'En fin' es una producción bastante sólida, con las ideas claras y personalidad que permanece fiel a su ideario hasta el no final. Puede que no le reviente ni coja al espectador por la pechera. Pero sobrevive dejando además buen sabor de boca.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex