'El regreso de Mary Poppins' - La diferencia entre VER y DISFRUTAR
Las cosas como son, 'El regreso de Mary Poppins' lo tenía difícil: Y es que no es fácil enfrentarse al recuerdo de un filme como 'Mary Poppins' 54 años después. Una película de la que se supone es una secuela pero de la que en realidad, a efectos prácticos, es como si fuera un remake. Algo parecido a lo que fue 'Mad Max: Furia en la carretera'; esto es, una suerte de nuevo comienzo que sin embargo no niega el pasado.
Las cosas como son, 'El regreso de Mary Poppins' lo tenía difícil, y más aún tras poner al frente de la producción al responsable de 'Nine', 'Into the Woods' y sobre todo 'Piratas del Caribe: En mareas misteriosas', lo que visto ahora parece una clara muestra de que estar a la altura de un legado, ya sea un recuerdo o una realidad, no es lo suyo. La representación de la ambición de Disney para con esta película.
No deja de ser la representación de la ambición de Disney para con esta película, probablemente, que poco tiene que ver con la de George Miller para con su querido Mad Max. Era difícil, sobre todo porque ha sido un reto al que Disney se ha enfrentado agachando la cabeza y asumiendo, en cierto sentido, que era imposible salir ganando. Como si una relativa derrota se convirtiera en una relativa victoria.
Si soy sincero, no recuerdo gran cosa de 'Mary Poppins'; dos semanas después, aún recuerdo menos de 'El regreso de Mary Poppins'. No obstante, y como ocurre con prácticamente cualquiera de los remakes en imagen real de sus clásicos animados, nuestro instinto nos hace esgrimir con la sola mención del título original esa sonrisa que brilla por su ausencia con su aburrida versión moderna... o con su secuela, lo que sea.
Es el encanto, por supuesto, o más bien, la ausencia del mismo dentro de una película, 'El regreso de Mary Poppins', que viene a ser un remedo comercial, tan sobrio y en realidad competente en lo superficial como a la vez carente de un corazón; ese corazón que brilla en títulos como sin ir más lejos, 'Mary Poppins'. Como si lo que en su momento fue dibujado con la imaginación ahora estuviera medido con escuadra y cartabón.
'El regreso de Mary Poppins' no es una mala película, pero no hace falta compararla con su original para poner de manifiesto su falta de empaque: Baste decir que se trata de un musical del que uno sale andando y en silencio. Es en suma una película muy, muy correcta y eminentemente infantil que, en consonancia con el mundo actual, recicla los valores del clásico de Robert Stevenson de manera simplista, hueca y plana.
La bonita apariencia de una simulación, resuelta con ese aplomo y esa solvencia técnica de Disney que carece de aquello que el dinero no puede comprar: Alma. Lo mismo que hace de 'Mary Poppins' un filme que 54 años después funciona tan bien como el primer día. La clave, como tantas veces y durante tantos años nos han vendido compañías como la propia Disney, está en lo que sea que reside en nuestro interior. Dentro, no fuera.
Es posible que 'El regreso de Mary Poppins' no sea mala opción para ver con la familia (de fondo y mientras comes). Luces, colores, sonrisas y palomitas, y una Emily Blunt que rara vez está fuera de lugar. No deja de ser una sesión inofensiva que aunque a lo pobre, cumple con un mínimo (común y discreto). Pero también, es posible, que VER este "regreso" sea una relativa pérdida de tiempo cuando en su lugar podríamos DISFRUTAR de la original.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Muy buena Emily Blunt. Mucho.
Terrible número final. No sé qué mente apurpurinada lo ideó, pero parece una escena especialmente rosa de los teletubbies.