'El quinto día' - La amenaza de Yrr
Hay algo de 'El quinto día' por lo que siento debilidad. Algo que de manera automática asocio a Michael Crichton, como si fuera el único, y en particular a 'La amenaza de Andrómeda'. No sé hasta qué punto el recuerdo será exacto, pero en mi cabeza la (notable) película de Robert Wise de 1971, a imagen y semejanza del original impreso, se desarrolla con parsimoniosa frialdad quirúrgica, sosteniendo cada movimiento con la sobriedad de la deducción lógica y científica compatible con una hipotética realidad creíble en su (aparente) falta de glamour y/o aderezos audiovisuales.
En 'El quinto día' sucede algo parecido, supongo que igualmente a imagen y semejanza de la novela original de Frank Schätzing. Dejando de lado algunos (acertados) momentos "de tensión" como el que cierra su primer episodio, no se trata de una serie que pudiera firmar "otro alemán" como Roland Emmerich. No es una serie "de acción" sustentada en los efectos especiales, sino más bien "un drama coral" de vocación internacional "sobre gente sentándose de forma tensa y viendo monitores de televisión". Algo "en lo que no pasa nada" para los que subsisten a base de TikToks.
Lo que no quiere decir que sea... aburrida. O que no sea emocionante. O intensa. Lo es pero de forma más constitutiva y medioambiental, más estimulante a un nivel intrínsecamente humano y personal que el porno apocalíptico plagado de impactantes golpes de efecto, a menudo poco refinados. No es que 'El quinto día' defina mucho mejor a sus personajes que aquellas, pero es que tampoco se trata de un "drama de personajes". Se trata, en resumen, de contar una historia seria, consciente y cerebral que se pueda sentir... real. Como algo que pueda pasar "el día de mañana".
Una historia que adquiere forma de alegato ecologista, por descontado. Una historia muy focalizada en un grupo de personas, sin apenas descargas superfluas y desarrollada paso a paso, con trepidante pero calmada ceremoniosidad que, como suele ocurrir, plantea más preguntas que respuestas, rumbo a un final que no será del agrado de todo el mundo. Más que nada por la progresiva generación de una expectativa siempre de difícil y controvertida resolución práctica. Vaya, más o menos lo que ocurría con 'La amenaza de Andrómeda', en esencia y por resumir.
Por Juan Pairet
@Wanchopex