'Bumblebee' tiene un gran problema: Forma parte de la franquicia de 'Transformers'. Eso no tiene por qué ser necesariamente malo, no al menos para una servidor que en términos deportivos se ha enfrentado cinco veces a dicha franquicia con un resultado de dos victorias, un empate y dos derrotas. Mejor promedio (por ahora) que el del Real Zaragoza esta temporada.

Pero si lo es cuando como ocurre con 'Bumblebee' intentas alejarte, o simulas intentar alejarte de una franquicia a la que sin embargo estás constantemente haciendo referencia. Como en la 6ª temporada de 'House of Cards', parece que la sombra de Optimus Prime es tan grande como la de Frank Underwood y la supervivencia pasa por la profanación de tumbas.

'Bumblebee' es una película potencialmente interesante "estropeada" porque se empeña en ser "una película de 'Transformers'", por decirlo de alguna manera. Ese ruidoso comienzo en Cybertron, la omnipresencia de los Decepticons como única amenaza, el "pegote" a lo Darth Vader en 'Rogue One' de Optimus Prime... cualquier posibilidad de sobrevivir acaba, básicamente, molida a palos. Porque 'Bumblebee' desaprovecha sistemáticamente las oportunidades de alejarse de 'Transformers' para hacer todo lo contrario.

La película habría salido ganando prescindiendo de todo herencia, despojándose de ese artificio propio de un blockbuster cualquiera y centrándose en lo básico, la relación entre Bumblebee y Hailee Steinfeld manteniendo a John Cena como único villano. Situar a la película allí dónde sólo ha estado la primera entrega de la franquicia: A ras de suelo. Al no hacerlo y recurrir ya sea por inercia, inseguridad o miedo a lo ya conocido, digamos que su potencial valor como película "de carne y hueso" muere con un estruendo metálico.

Bajo el estruendo provocado por esas peleas grandilocuentes con grandes dosis de CGI que aunque están bien, las cosas como son, parecen sacadas de otra película: De una de 'Transformers' en lugar de un remedo de la icónica película de Steven Spielberg a lo 'Mi amigo Mac'. Y lo peor es la sensación de que todo es fruto de un lavado de cara a lo 'Liga de la Justicia'. Esto es, érase una vez una película a la que le pusieron más tetas cuando lo que necesitaba era más corazón. O lo que sea.

Un híbrido a mitad de camino entre Pinto y Valdemoro que no termina de ser ni una de 'Transformers' ni un remedo de 'E.T., el extraterrestre' sin dejar de ser, o de recordar a ambas cosas a la vez. Pero por las malas. De manera caprichosa, infantil, aleatoria. Una suerte de "choque violento y frontal" del que deriva un desarrollo argumental repleto de inconsistencias e incoherencias que se tornan en aburridas y pesadas tras dos largas, muy largas y huecas horas de insustancial metraje.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex