Hay una cosa que echo mucho de menos, y es el ponerme a ver una película sin saber absolutamente nada de ella. Aunque de refilón, llegué a vivir aquella época del VHS en la que un cartel molón o una sinopsis pícara eran lo único con lo que contabas. No había más mundo que lo que había a tu alrededor, el conocimiento procedía de la experiencia y no había nada llamado internet que sirviese de GuíaBurros.

Es una sensación que en los últimos años he podido recuperar parcialmente gracias a algunos festivales de cine, en una por supuesto arriesgada inversión que puede salir tan bien o tan mal como cualquier otra, que a la hora de la verdad son pocos los que garantizan un resultado plenamente satisfactorio. Pero en cualquier caso, mola no saber qué esperar y dejarse sorprender por lo que sea que pueda ser.

Sobre todo cuando es para bien, como en el caso de películas como esta 'Bloody Hell' de la que lo único que sabía de antemano es que salía Ben O'Toole, a quien ubico en este mundo gracias a 'Nekrotronic'. El tipo de comedia de terror macarra y gamberra idónea para disfrutar en un festival como el de Sitges y/o en muy buena compañía. De principio y a fin, una obra dicharachera, dinámica, cafre y genuinamente sociofestiva.

Un estupendo O'Toole se viste aquí de una especie de Ash Williams, en una película que perfectamente podría ser obra del Sam Raimi de los años 80. 'Bloody Hell' no sólo funciona como un tiro, sino que además se reinventa cada pocos minutos para mantener viva la llama de una pasión que riega, con desparpajo y sin vergüenza, con mala leche, algo de sangre y un retorcido sentido del humor muy negro.

Todo un alegre placer cómplice, encantador y exagerado que se torna en algo maliciosamente divertido, y que sobrevive a una premisa en apariencia de poco recorrido de forma ingeniosa y brillante. Esto es, el tipo de película que optaría al premio del público en cualquier festival (de género). El tipo de película que en otra vida se hubiera podido convertir en un pequeño clásico de un gran videoclub de barrio.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex