'Bellas Artes' (T2) - El arte sigue siendo así
Permítame que insista: 'Bellas Artes' es una serie simpática, ágil y entretenida, como bien saben todos los que han visto (y disfrutado) de su primera tanda de episodios. O cualquiera de las otras series de Mariano Cohn y Gastón Duprat. Y lo sigue siendo a la segunda, en una nueva temporada igual de simpática, ágil, entretenida y, por supuesto, disfrutable que la primera.
Y es que su segunda temporada mantiene el nivel, desarrollándose como quien no quiere la cosa con esa irrevente y jocosa "mala leche" que Cohn y Duprat han convertido en su santo y seña para, valiéndose del Quijote incorregible al que encarna Oscar Martínez, seguir riéndose de todo tipo de temas que puedan tener cabida entre las cuatro paredes de un museo.
O fuera de ellas, sin por ello dejar de lado una cierta seriedad o humanidad.
'Bellas Artes' está descrita como una comedia políticamente incorrecta de episodios de 30 minutos que, a través de una serie de historias y personajes en torno a la gestión de un museo de arte contemporáneo, muestra un reflejo descarnado de la sociedad y permite reflexionar acerca de los problemas y las contradicciones del mundo actual. Tan sencillo, claro y directo como elocuente. Y sobre todo disfrutable. Tan resultón como disfrutable.
De nuevo, no hay ni más ni tampoco menos. Sus responsables insisten en hacer de ella un pasatiempo agradable, jovial, dinámico y de muy fácil visionado. Cargada de una mala leche abierta a dar palos a cualquiera que se ponga por delante, se reafirma como una serie simpática y divertida al 50% que se hace fuerte en el absurdo cotidiano del día a día; porque al igual que los humanos o el propio mundo, el arte puede ser algo realmente absurdo.
'Bellas Artes' no es ni arte ni absurda, pero se vale de ambas para seguir agrandando la leyenda de los mencionados Mariano Cohn y Gastón Duprat, maestros de la "comedia incómoda" pero galante cuya obra, como en este caramelo corrosivo ahora revalidado, suele girar en torno a los caprichos, hipocresías y prejuicios del mundo de las artes. Con pragmática sencillez, eficacia costumbrista y honesta mala leche.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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