'Sweet Home': Vete al infierno, motherfucker!
Filmax ha ido poco a poco internacionalizándose hasta conseguir que incluso su gran franquicia, la de [•REC], y con ella también su "buque insignia", Jaume Balagueró, terminasen por perder su personalidad en una cuarta entrega que, descaradamente, fue concebida para dar de comer a los videoclubs del mundo que aún puedan quedar abiertos. Los esfuerzos de la compañía por hablar en inglés y expandir su nombre al otro lado de la fronteras española desde hace ya ni se sabe puede que hayan cuajado en lo industrial, comercial o institucional, pero rara vez lo han hecho en lo artístico en una serie de producciones "tan de género" y "tan humildes" que incluso a los fans les ha costado llegar a respetar, no digamos recordar pasados un par de años...
Allá por mayo de 2013, el primer día de la primera edición del madrileño Festival de Nocturna, se proyecto una película titulada 'Home Sweet Home', de David Morlet. Mucho me temo el tipo de producción reducida a ser carne de cañón festivalero de la que dos años más tarde "quién sabe dónde" que diría Paco Lobatón. A casi nadie parece que le llamase la atención como a un servidor, que supo apreciar en la misma una personalidad narrativa que, atención, me la situaba a mitad de camino entre 'Funny Games' y 'Secuestrados'. No era tanto lo que se contaba como la forma de contarlo, no era tanto jugar con el factor sorpresa como jugar con la ausencia del mismo. Era en resumen una cuestión de estilo, de orgullo. De intentarlo.
Esta nueva 'Sweet Home' vendría ser similar en cuanto a su condición de "carne de cañón" para el fan pero matizada por una voluntad generalista, la misma que arrebata buena parte de su personalidad a cualquier producción "de género". O lo que sería lo antaño conocido como un subproducto netamente "de videoclub", no necesariamente en sentido peyorativo pero si para acotar lo que vendría a ser un conservador producto de temporada... o una más funcionarial y sin amor propio. Un humilde (y barato) producto de temporada que, en el buen sentido, se afana por mantenernos distraídos con lo justo y que, en el mal sentido, se afana sólo por mantenernos distraídos con lo justo (e indispensable).
Y lo bueno/malo es que lo consigue con cierto pragmatismo y simpleza a lo largo de sus muy justitos 80 minutos. Más no por habilidad, corrompida por su falta de voluntad por suplir sus carencias con ingenio como si fuera un found footage del montón (nada que ver con John McTiernan y John Carpenter incluidos entre los agradecimientos). Aunque estúpida y chapucera si uno se detiene a pensarlo un poco, a diferencia de lo que ocurría con [•REC] aquí no hay franquicia que defender, por lo que sus defectos no molestan tan seriamente toda vez que, su irrelevancia manifiesta, es aceptada por sus propios responsables para que la inercia y la hermosa juventud de Ingrid García Jonsson entren como un filetito a la plancha.
A una mala, siempre nos quedará el "Go to hell, ¡hijo de puta!" proferido con clara vocación icónica. ¿O era "Vete al infierno, motherfucker!" lo que decían...?
Nota: 5,0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Mi nota es 6/10.