Hacer una crítica de una película que es la cuarta parte de algo que ni siquiera conocías, reconozco que es al menos complicado. Ni he visto Step Up, ni Step Up 2, ni Step Up 3 y no me cuesta admitir que no sabía absolutamente nada de su existencia, es más, sigo sin saberla más allá de sus nombres y de que la franquicia, si es que se puede llamar así, comenzó allá por el año 2006 o eso creo. Se hace difícil que una persona que colabora activamente en una publicación como la nuestra, dedicada en exclusiva al cine, no haya siquiera oído hablar de ninguna de ellas, lo cual dice poco no solo a mi favor sino también al suyo. Podría ser que soy un despistado (que lo soy) pero también es verdad que si apuesto un brazo, el que ustedes quieran, a que el 90% de los que se lean la crítica tampoco conocían las anteriores, al final del día sigo sin parecerme a Cervantes más allá de que los dos escribimos con mayor o menor acierto y precisamente ahí es donde radica el problema, no en que yo me haga o no manco que podría tener su gracia (para mi ninguna), sino que la gran mayoría del público no sabe nada de nada respecto a esta franquicia y eso sólo puede significar una cosa, son totalmente intrascendentes y carecen de un mal recuerdo más allá de los 15 minutos posteriores a su visionado.No suele ser normal que una productora del tamaño e importancia de Disney saque este tipo de películas fuera del circuito de DVD/Bluray, al menos antes era así y solo hay que ir a cualquier establecimiento comercial de venta de películas para encontrar estanterías llenas de el Rey León 3, En busca del Valle Encantado 7, Tod y Toby 2, Chetaah Girls o El Misterio de los Excavadores, todas ellas creadas a propósito para su propio canal de difusión y de las cuales seguro que usted conocía vagamente de su existencia a no ser que tenga menores cercanos en su entorno familiar claro está, no hay nada como un hijo, nieto o sobrino cercano para que la necesidad y el cariño le vuelvan a uno experto, pero parece ser que desde que los fenómenos de Hannah Montana o High School Musical les mostró un público juvenil rebosante de ganas de seguir a sus ídolos camino de las multisalas, la tónica habitual de unos años a esta parte es buscar el dinero de esos inmaduros bolsillos con este tipo de productos.
Step Up Revolution es justo lo que acabo de contar, un producto adecuado a un publico eminentemente juvenil, con una historia simple hasta decir basta basada en el típico, chico pobre conoce a chica rica, se enamoran locamente y tras los consabidos problemas de rigor que corresponden al 80% del metraje, llegar a un final de los de felices para siempre. Si en este momento hay alguien que está pensando en acusarme de haber destripado la película o bien tiene 14 años o menos o debería hacérselo mirar, porque además en este tipo de películas lo importante esta en ese tanto por ciento de minutos que transcurren desde el “Hola me llamo Sean” hasta el “Te amaré por siempre y pase lo que pase estaremos juntos” que en el caso de Step Up Revolution son de lo más movido. Un sinfín de números musicales de lo más videoclipero son el relleno de este pastel, coreografías de un grupo de bailarines callejeros a cual mejor con ese punto de rebeldía que tanto atrae a esa edad con una música que sin ser reconocible, suena igual a todo lo que se oye en estos momentos, diseñadas para un lucimiento en pantalla que las hace aun si cabe más espectaculares.
Efectivamente el encanto de esta película ni es la historia, ni el mensaje de moralina más bien pobre que pretende divulgar (si realmente bailando todos juntos consiguiésemos que se acabase la crisis, mañana estoy delante de los leones de las cortes con un tutú como único atuendo moviendo mis michelines al ritmo de un pasodoble patrio), sino la música y los bailes que lo acompañan. Con una puesta en escena y una fotografía estudiada a tal efecto, los números de baile son lo UNICO de esta película, siendo en todo momento no solo el relleno del asado, sino la salsa que le da sabor. Lógicamente el plato luce mucho mejor si los ingredientes con los que mostrarlo, es decir los actores, ya sean estos principales, secundarios o simples extras, son de un aspecto envidiable, o lo que es lo mismo, chicas de infarto para ellos y abdominales mejores que una tableta de Milka para ellas.
Desde luego está muy claro, el objetivo es llamar la atención lo máximo posible del público al que va dirigido y a fé mía que lo consigue. Si bien una vez dentro de la sala de cine hay poco donde rascar más allá de ese envoltorio, el dinero no será invertido en vano para todo aquel que sepa lo que va a ver y sin otro propósito se deje arrastrar por esos endiablados ritmos que hacen moverse los pies de todo aquel que esté presente en la sala, lo que es un punto muy a favor y es que si hay algo que reconocerle a esta película es que por mucho que la historia y el guión dejen mucho que desear, la película deja un poso de buen rollo al salir de la sala que por poco que dure y aunque esto solo sea los 10 minutos posteriores ya es más de lo que pueden decirse de muchas otras.
Desempolven la alfombrilla o pongan a punto su Kinect, porque esta es la nueva generación y Disney pretende que se mueva al son de sus bailarines, ¿lo conseguirán?
Nota:
4
Por elbombardero
Pienso igual, no lo conseguirán, pero es el cuarto intento que hacen y no parecen cansarse
El que haya sido la que menos ha recaudado no quiere decir que sea un fracaso: para lo que ha costado ya lleva más de 100 millones en todo el mundo, y eso sin contar que con las ventas internacionales ya estaba pagada.
Y 33 millones me parecen demasiado para una película así, supongo que será por el 3D. Esta es como muchas películas de terror del estilo a The Possession, producciones de coste asequible, riesgo escaso y vida corta, y a cambio rentabilidad asegurada e inmediata aunque no se vayan a ver grandes cifras ni de casualidad.
Como nos comentó la propia chica de Disney estas producciones tienen su público, de hecho con este tipo de estrenos son con los que cuadran las cifras (y de paso molestan a la competencia).