'Step Up All In': ¡Aquí se viene a bailar!
"¡Aquí se viene a morir!" exclamaba el Capitán John Miller en medio de la playa de Omaha. Así se auto-convencía de lo que, al fin y al cabo, era una misión kamikaze perfectamente englobada en el "matar o morir". "¡Aquí se viene a bailar!" empecé a exclamar en mi cabeza media hora antes de que comenzase 'Step Up All In'. Y así constantemente, cada minuto antes del comienzo de la película, e incluso a cada minuto que avanzaba la película. Un minuto sí, otro también: "¡Aquí se viene a bailar!". Así trataba de auto-convencerme de lo que, al fin y al cabo, también se puede considerar un visionado kamikaze tanto si de inicio se asume como si no ese mencionado "matar o morir".
'Step Up All In' es la quinta entrega de una franquicia cuyo mayor logro es haber lanzado, en 2006 y con la primera, la carrera de Channing Tatum, el mismo que este mismo fin de semana estrena 'Infiltrados en la universidad'. "Renovarse o morir" se dice a menudo, cosa que el intérprete ha sabido cumplir a la perfección durante estos ocho años, posicionándose como una actor bastante inteligente a la hora de escoger proyectos que se amoldan como unos shorts a su figura. "Renovarse o morir". Durante estos años la saga de 'Step Up' ha seguido el paso diametralmente opuesto, perdiendo con cada nueva entrega ese punto de sabrosura que dotaba a sus clichés de un ritmillo medio bailable.
Hay una cosa que no se entiende particularmente de 'Step Up All In', menos aún si reparamos que hablamos de una quinta entrega. ¿Por qué la necesidad de contar con un guión? Sí, se supone que toda película parte de un guión, que la base de una película es un guión. ¿Pero quién es el ingenuo que se cree que una producción como 'Step Up All In' cuenta algo que requiera de uno? Si acaso una escaleta, como en televisión, para que todos tengan claro en qué momento se produce cada baile. Hay cine "de acción", "de amor", "de chinos", "de ostias"; hay películas "por y para frikis"... también hay cine porno y películas "de baile". ¿Pero qué es lo que hace de cualquiera de ellas algo auténticamente ponzoñoso?
En este tipo de pelis la calidad se suele medir en base al talento mostrado en el baile; la diferencia, se supone, la marcan los bailes, como en las de artes marciales las peleas. Pero ¿y qué hay entre medias? No es sólo que sea la peor y con diferencia de la saga, lo peor es que a su desganada colección de trilladísimas insustancialidades no se les ha dado ni el más mínimo meneo para que produzcan algún tipo de chispa. Ni rastro de pudor o de vergüenza. Y dado que todo resulta tan estúpido, tópico, fashion, guay e irrelevante además durante tantos minutos (¡casi dos horas!), al final ese "¡Aquí se viene a bailar!" resuena como un desesperado intento de suicidio intracraneal que ahoga el eco de sus movimientos sobre la pista de baile.
Nota: 3,0
Por Juan Pairet Iglesias
En este caso, muchísimo. Se parecen lo mismo que un huevo a una castaña.