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'Séptimo': El truco final

Vía El Séptimo Arte por 07 de noviembre de 2013

Todo efecto mágico consta de tres partes o actos. La primera parte, es la presentación: el mago muestra algo ordinario, una baraja de cartas, un pájaro o una persona. El mago lo exhibe, os puede invitar a que lo examinéis, para que veáis que no hay nada raro. Todo es normal. Pero claro, probablemente no sea así. El segundo acto es la actuación: el mago, con eso que era ordinario, consigue hacer algo extraordinario. Entonces intentareis descubrir el truco, pero no lo conseguiréis, porque en el fondo, no queréis saber cuál es. Lo que queréis es que os engañen. Pero todavía no aplaudiréis. Que hagan desaparecer algo no es suficiente, tienen que hacerlo reaparecer. Por eso, todo efecto mágico consta de un tercer acto, la parte más complicada de este acto, es el prestigio. El primer párrafo pertenece íntegramente a 'El truco final (el prestigio)', película que como bien sabrán pertenece a uno de los gurús del actual cine norteamericano (cuyo nombre me voy a ahorrar escribir). Y viene a resumir perfectamente de lo que se trata a la hora de proponer cualquier truco, ya sea cinematográfico o no. Y 'Séptimo' no es la excepción. Y de hecho no lo es en prácticamente ningún sentido, siendo un truco como cualquier otro que proyecta la imagen de ser... como cualquier otro. Hablando en plata, 'Séptimo' no presenta ningún argumento que nos haga sospechar que estamos ante un truco que recordaremos el día de mañana, por mucho que su puesta en escena, contenida, sobria, sea de lo más modélica.

'Séptimo' saca nota con la primera parte, cumple con la segunda y se echa a dormir en la tercera, siendo que el resultado, aunque salvable y apreciable, deja el mal sabor de boca que supone la sensación de ir de más a menos. Aunque lo más correcto, en realidad, sería decir el mal sabor de boca de lo que es una premisa sugerente, elaborada a partir de muy pocos elementos, que se desinfla a medida que su simpleza revela la falta de algún recurso que la haga digna del tan ansiado prestigio. Hablando en plata, 'Séptimo' no cuaja, estando cerca de ser un episodio de Historias para no dormir al que durar más de 60 minutos le supone un esfuerzo, y al espectador una carga.

Empezó como un juego... lo mejor que podemos decir de 'Séptimo' es su intento por elaborar una trama de suspense a partir de muy pocos elementos, siendo que a la postre son precisamente la falta de elementos lo que ahogan un relato estirado y en demasía dilatado, con un clímax además que, una vez más, en su búsqueda del "prestigio" cae precisamente en lo contrario. Y es que sin apenas resortes a los que agarrase, el castillo de naipes urdido por Patxi Amezcua es tan simple que apenas le queda margen para dar cabida al suspense. Encomiable en su esfuerzo pero fallido en sus resultados, un filme relativamente llevadero si asumimos que nosotros, en uno de nuestros días malos, podemos llegar a ser tan estúpidos como los niños en la ficción de unos correctos pero mal aprovechados Belén Rueda y Ricardo Darín...

Nota: 5.5

por Juan Pairet Iglesias

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Comentarios

  • Avatar de 0iker0
    0iker0 08 de Noviembre de 2013, 05:06:49 PM
    Muy buena, crítica. La tenía como prioritaria, pero una película que se hace larga con 85 minutos, no merece tanto la pena. Me esperaré a verla.
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 08 de Noviembre de 2013, 08:56:26 PM
    Cita de: 0iker0 en 08 de Noviembre de 2013, 05:06:49 PM
    Muy buena, crítica. La tenía como prioritaria, pero una película que se hace larga con 85 minutos, no merece tanto la pena. Me esperaré a verla.

    Esta se lo toma con calma allí en donde 'Enterrado' o 'Grand Piano' se lo toman con ganas. El problema no es este, es que da la sensación de que lo hace para alcanzar una duración estándar antes que por una decisión artística. Le falta con qué rellenar su metraje, vaya.
  • Avatar de jescri
    jescri 22 de Mayo de 2014, 10:07:12 AM
    Estoy con Wancho en que la película se esfuerza en crear tensión, e incluso llega a crearla en algún momento aunque no la suficiente teniendo en cuenta que hablamos de una historia sobre unos niños desaparecidos. Es un thriller que intenta ser paranoico al estilo Hitchcock, pero claro, le faltan cosas tan importantes como un guión sutil y sobre todo una imponente puesta en escena. Sus giros, sus motivaciones... No son suficientemente convincentes, por lo que la conclusión es que estamos ante una película demasiado plana.

    La idea es atractiva, pero quiere aparentar ser tan verosímil que pierde el sentido de la realidad. Es por eso que a pesar de los esfuerzos de los actores por mantenerla en pie todo su metraje (apenas 80 minutos), termina cayendo de rodillas. Quien no me gustó demasiado fue Belén Rueda, a quien vi cansada, desganada y con poca química con un maestro como Ricardo Darín.

    Al borde del precipicio. Nota: 5.