Son varias las cosas que '¿Quién mató a Bambi?' tiene en común con 'Resacón en Las Vegas', siendo la más relevante de todas de ellas su capacidad para rodar, y rodar, y rodar, y rodar siempre hacia adelante. Da igual que por el camino queden preguntas sin responder, personajes sin perfilar o socavones sin rellenar, si es que los hay, que no nos quedarán ganas de echar la vista atrás para poner en duda nuestra sonrisa. Como si fuera una bola de nieve una vez '¿Quién mató a Bambi?' empieza a rodar, algo que hace prácticamente desde el primer minuto, sencillamente arrolla. Con todo. Y en todos los sentidos.Si tiramos una pequeña bola de nieve por la ladera de una montaña nevada irá creciendo poco a poco, poco a poco, y poco a poco de tal manera que no tardará en convertirse en algo digno ante lo que será mejor apartarse, como una bola de demolición presta a ejercer como tal. Esta teoría es perfectamente aplicable a '¿Quién mató a Bambi?', cuya narrativa se fundamenta prácticamente en este efecto. Si "el movimiento se demuestra andando" como decía Diógenes de Sinope, '¿Quién mató a Bambi?' es un filme que continuamente demuestra dicho movimiento, andando de un lado a otro con agilidad y decisión, más puede que como sus protagonistas no de forma demasiado inteligente pero si con mucha alegría y muy pocos miramientos, incluso aunque haya que pasar por encima del único monumento nacional que ha dado Albacete al mundo.
Si algo define a '¿Quién mató a Bambi?' como película es su capacidad para distraer, causa a la que se aplica con empeño y devoción. Y lo consigue, con creces, siendo antes una distracción que una película, propiamente dicho, entrando ya de lleno en lo que sería lisa y llanamente una producción. Rodar y Rodar, quien ha alcanzado la notoriedad gracias a los éxitos de 'El orfanato', 'Los ojos de julia' y 'El cuerpo', demuestra una vez más su inteligencia para elaborar un filme del agrado del espectador que no esté reñido con la decencia cinematográfica. O un producto bien resuelto que cumple, respetuosamente, tanto con el medio como con el espectador. Lo que viene haciendo Jollywó, si se prefiere ver así, pero a la española, en buena y con Carmina Barrios en lugar de Melissa McCarthy.
'¿Quién mató a Bambi?' no es lo que se diría una buena película en la que uno, al final de toda la historia, aprecie a unos personajes que le han transmitido algún tipo de valor moral que no sea, si acaso, que no conviene llamar bizco a un bizco. Si '¿Quién mató a Bambi?' funciona, principalmente, es por la sencillez con la que no se complica: una historia directa, un ritmo endiablado, unos personajes definidos por los intérpretes que les dan vida y una falta de complejos para reconocer, abiertamente, que se trata de una estupidez. No tan lograda como efectiva, no tan divertida como simpática, no tan aprovechada como podría con algún que otro elemento y/o personaje un tanto desperdiciado... pero para cuando la bola deja de rodar no hay mayor queja que la bola haya dejado de rodar.
Nota:
6.75
por Juan Pairet Iglesias
Una realización - dirección totalmente simple y aburrida que me dios sensación de pereza, de usar poco o lo justo el ingenio y cierta vagancia por el que se esconde tras las camaras (Santi Amodeo)
Demasiadas situaciones que tienen lugar de forma gratuita y sin querer hacer el más minimo gesto para acercarse a la coherencia, supongo que con la escusa de "es una comedia". Pero que sea una comedia no significa que todo valga.
Por cierto, lo único que digo que podía sonar interesante es el guión... pues vaya tela, ya que esta película se trata de un remake de otra; "Matando cabos" de producción Mexicana.
En fin, cine español desastroso:
Nota 4... por que pese a todo lo escrito, si me llegue a reir en algún momento que otro. Pero vamos...
Sí tengo claro que es una de esas películas de las que hay que huir de su material promocional como de la pólvora; de lo contrario, podrías echar por tierra gran parte de su encanto. La película no es que tenga grandes pretensiones y está claro que es una de esas comedias fácilmente olvidables, pero aun así, me pareció por momentos hilarante e incluso con alguna que otra escena de acción decente, por lo que creo que vale la pena. El casting bien. Lo de Úrsula Corberó... En fin, sin comentarios
Todos somos normal, hasta que se nos va la olla. Nota: 6,5.
Tu jefe que a la vez es tu suegro te llama a su despacho. En mitad de una bronca que por momentos empeora cae redondo al suelo. Buscas ayuda pero no parece haber nadie en toda la planta y whatsappeas a un compañero de trabajo y amigo para que te ayude.
- ¿Has llamado a una ambulancia?
- Si, pero está la línea ocupada.
- ¿Y al 112?
El silencio posterior es el inicio de lo que es la base de toda comedia de enredo de situaciones que se complican por momentos como la que nos ocupa. Y es que en cada encrucijada de toma de decisiones nunca se opta por la lógica y siempre se toma el camino más complicado, que por supuesto, es el peor.
Lo fortuito se entrelaza con torpes planes de secuestro, malententidos, persecuciones a la carrera e historias paralelas que se encuentran a lo largo de un camino atropellado con no diría la crisis económica, sino factores empresariales de hoy y de siempre, como trasfondo. El planteamiento no es nuevo aunque recuerde más a comedias americanas que españolas, los sucesos pueden parecer telegrafiados pero sabe jugar con lo impredecible y en general estamos ante una comedia ligera y entretenida para pasar un buen rato con un reparto de bastante nivel con nombres como Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio y Julián Villagrán entre otros.
Se agradece que no caiga en la típica ñoñería ni el parece ser en el género, obligado tramo final de pacificar las aguas u ofrecer moralejas pero a la vez le faltan elementos para ser realmente ingeniosa, divertida y en general, una comedia de mayor entidad que deje huella y/o permanezca en el recuerdo.
Nota:6