Si hay algo que nos ha enseñado el cine a lo largo de toda su historia es a creer en la amistad. No son pocas las historias que hemos podido ver desde los inicios de este noble arte en las que se sacan a relucir los rasgos más amargos y esperazandores de uno de los aspectos más destacables del ser humano. Sin duda alguna, este “tópico” y recurrido tema es, también, un arma efectiva para transmitir emociones y ganarse a cualquier persona que contenga un mínimo de sentimientos. Una vez tienes esto, sólo queda añadir una buena historia y unos personajes bien definidos para lograr un producto medianamente destacable, algo que, cómo demuestra 'Perdidos en la nieve', no es algo demasiado complicado.
Dos accidentes de avión en plena Segunda Guerra Mundial, una cabaña perdida en medio de la nieve de una aislada región de Noruega y las dos facciones enfrentadas dentro de ella, personificados en los cinco protagonistas de esta historia, los cuales deberán olvidar sus diferencias en pro de sus semejanzas para poder sobrevivir. No hace falta ser un entendido para percatarse de la escasa complejidad de artificios que ofrece la cinta. Una cinta que, sin embargo, sabrá explotar al máximo todos los componentes con los que cuenta, desde el reducido escenario, hasta sus escasos personajes, perfectamente diseñados y construidos para empatizar con ellos sin ninguna dificultad.
Unos personajes que resultan el máximo y principal atractivo de la película gracias a la facilidad para conectar con el espectador, independientemente de sus ideales, que pierden relevancia en pro del factor humano, tal y cómo ocurre en la propia historia. Así, a menudo que la historia avanza también lo hace el nivel de inmersión en ella, algo con lo que no es fácil encontrarse en el cine actual y que demuestra que unos espectaculares (y superficiales) efectos especiales nunca podrán sustituir la sensación producida por un personaje con el que en pocas frases eres capaz de conocer su vida, sus problemas y sus preocupaciones. El elenco actoral, del que principalmente sonará el nombre de Rupert Grint (que parece incapaz de abandonar su mítico personaje regalándonos el papel más ingenuo y gracioso de la película) cumple a la perfección su papel humanizante completando la magnífica construcción de los protagonistas.
‘Perdidos en la nieve’ resulta una cinta sólida y bien construida, donde la tensión se puede cortar con un cuchillo a lo largo de todo el metraje y que consigue hacer de su poca profundidad una ventaja para regalarnos una experiencia sencilla, entretenida y emocionante. Una historia antibélica sobre el nacimiento de la amistad en momentos de supervivencia que nos demuestra que la amistad no tiene barreras, capaz de atravesar las cuatro paredes que retienen a los protagonistas
Nota:
6.5
por Diego Sánchez Izquierdo
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