Estar a un palmo de una ballena blanca que devora toneladas de plancton con un solo bocado, mezclarse en un banco de peces que intentan no ser devorados por innumerables depredadores, sumarse a la dramática carrera hacia el mar de unas tortugas recién salidas del caparazón, bucear entre los hipnóticos tentáculos de las medusas, acompañar al gran tiburón blanco en una de sus cacerías... son sólo algunas de las experiencias propuestas por ‘Océanos’, un documental llevado a cabo con novísimas técnicas de rodaje que arranca con una pregunta universal: “el Océano, ¿qué viene a ser el Océano?”
Casi una década ha pasado desde que Jacques Perrin y Jacques Cluzard se dieran a conocer con ‘Nómadas del viento’, y parece que el mundo haya cambiado radicalmente desde entonces. Ahora es como si la Tierra estuviera constantemente al borde del abismo. Suena a disco rayado y a sermón parroquial, pero no por ello deja de ser cierto: nuestra avaricia y obsesión desmedida por el progreso están causando una destrucción del planeta a gran escala que cada vez se hace más difícil de ocultar. La opinión pública ha adquirido plena consciencia de ello... pero no la suficiente como para que se haya frenado tan dramática dinámica. Por eso hay que encontrar normal y justificable la ingente cantidad de filmes que, ya sea con prosa tradicional, ya sea echando mano del formato documental, intenten darnos el empujoncito definitivo que tanto necesitamos.
Distinguidos miembros de la clase política y artística se han unido a esta corriente -o moda- que aparte de vender, goza del lujo de señalar con el dedo acusador con la impunidad moral que acompaña a todo buen salvador y amante de la naturaleza. Este contexto de renovado amor ecologista podría ser el justificante del evidente cambio de tono (ya que no sólo hemos cambiado de medio) adoptado por la pareja Perrin & Cluzard. ¿Tal vez pensaron que hablar de la riqueza de fauna y flora de los océanos sin mandar los toques de atención de rigor sería una experiencia algo frívola? Servidor tiene todavía demasiado fresco el recuerdo del fiasco de Copenhague (por citar algún desengaño reciente) para pensar lo contrario.
Son estos ánimos de trascendencia los que suponen el mayor factor de distanciamiento con respecto a la aclamada ‘Nómadas del viento’. En cuanto al discurso de ambas, siguen habiendo no obstante puntos de conexión. Sigue estando presente aquel espíritu inocente que confiaba en que el propio poder que desprenden las imágenes desprovistas de cualquier tipo de trucaje fuera ya de por sí suficiente para maravillar al público. Así pues, se repite la fórmula básica, y el mayor atractivo de ‘Océanos’ es cómo no, el de asistir desde la comodidad de cualquier buena butaca a un desfile inagotable de criaturas que con sus formas imposibles, sus interacciones y sus hábitos inundan la pantalla de imágenes y sonidos preciosos e hipnóticos... un espectáculo inmenso y desde luego muy por encima de cualquier documental televisivo de sobremesa.
Es viendo a la madre naturaleza en todo su esplendor cuando apreciamos lo que -aún- tenemos, al tiempo que adquirimos consciencia de su extrema fragilidad. Es entonces cuando cabe preguntarse si era realmente necesario abandonar la mirada del chaval embobado que está descubriendo el maravilloso mundo que le rodea, para acudir al tono algo cansino de las clases magistrales sobre los peligros de las actividades humanas. Y es que para bien o para mal, ‘Océanos’ nos recuerda aquello de que una imagen vale más que mil palabras... o si se prefiere, un grupo de narvales retozando por las gélidas aguas del Ártico -por ejemplo- vale más que mil discursos aleccionadores sobre las especies de animales que nos hemos cargado. Que sirva de lección.
Nota:
7 / 10
Por Víctor Esquirol Molinas
Ésta sí que parece que hay que verla en pantalla grande sí o sí pero tengo una duda reporter: ¿está en 3D o IMAX? porque no me suena. De todas formas, gran crítica . Anima a verla aunque a mí ya me tenían comprado desde el tráiler. Una pena que 'OceanWorld 3D' y demás sólo se proyecten en las ciudades importantes de España y gracias.
PD: Corriendo a ver 'Nómadas del viento'