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'Matar al mensajero': La verdad os hará libres

Vía El Séptimo Arte por 14 de noviembre de 2014

Hay algo irresistible en 'Matar al mensajero' para alguien como un servidor, y es recuperar parte del aroma de buena parte de los thrillers de los años sesenta y setenta, cuando el género tomo una relevancia social, política y moral que prácticamente nunca ha vuelto a mostrar con tanta energía, convicción y autenticidad. Al igual que Doug Liman con la reivindicable 'Caza a la espía', Michael Cuesta evoca el cariz contestatario e inconformista de los Costa-Gavras, Frankenheimer, J. Pakula y compañía en este dinámico e intenso thriller de claro tono político cuyo mayor logro -que no el único- es la notable empatía que se acaba forjando con su protagonista, el sempiterno individuo enfrentado a un sistema malicioso. ¿Les suena?

Un título bastante oportuno ahora que en España no hay día que no nos levantemos con signos evidentes de que en esta llamada democracia hay algo que no funciona. Y no me refiero a la obsesión de algunos catalanes por hacernos creer que nos llevamos mal, sino a ese sin fin de corruptelas -documentadas mejor o peor según el interés- que insinúan que la honradez es un efecto especial de Industrial Light & Magic como lo era Jar Jar Binks. La imagen de Gary Webb que se nos vende es la misma que todos queremos sentir cuando desprovistos de poder, dinero o medios para caer en lo mismo asistimos por televisión, el móvil o internet a las barrabasadas de un sistema que permite lo que permite para deshonroso honor de lo deshonroso (cuando está en manos de otro que no sea yo).

O puede que no sea el sistema (o conjunto de sistemas) en sí mismo(s). Puede que sólo sea el hecho de que cualquier sistema tiene que enfrentarse a una variable que las matemáticas nunca serán capaces de calcular con exactitud, el hombre. O puede que nos guste llamarlo "sistema" porque así creemos que nos libera de cualquier responsabilidad, como si fuera la providencia la que nos deja sin más opción que acompañar nuestra indignación con una caña y unos berberechos, que el mundo es así como lo han parido. Gary Webb parece que no se resignaba a ello, y así nos lo muestra 'Matar al mensajero' cuyo título no esconde el que fue su destino, el que le aguarda con la misma alevosía con la que aguardaba a Veronica Guerin.

Al igual que sucedía en la también reivindicable cinta de Joel Schumacher, 'Matar al mensajero' adquiere prestancia especialmente a través de la interpretación de su protagonista, Jeremy Renner, quién se reafirma como intérprete tras un par de años haciendo de estrella de cine. Renner se vuelca en un personaje que a pesar de su obstinación y fe ciega en unos valores vamos a llamar socialmente bienpensantes (y que nunca deberían de considerarse ingenuos... como lo son), se encuentra convenientemente humanizado para alejarlo de esa impoluta perfección arquetípica en la que suelen incurrir enfants ex terribles como Ken Loach o Robert Redford, extrayendo de él la esencia de quién antes que personaje debe ser persona.

Partiendo de esta base el 50% está hecho: tenemos de epicentro a alguien tangible cuyo destino tememos que le llegue, por cuanto le rodea y aún más por cómo le rodea. Pero Renner no está sólo, y a 'Matar al mensajero' se le ha dotado de esa consistencia que tienen las buenas producciones americanas, empezando por un reparto plagado de rostros conocidos que aportan glamour y solvencia. Quizá, puede, demasiada consistencia como para no sentir esa posible rabia inherente a los autores más viscerales dentro de un envoltorio, cabe decir, apto para el consumo de una sociedad... de consumo. Energía, decisión, convicción, puede que algo de inquina... pero ni auténtica autenticidad -valga la redundancia- ni ese espíritu periodístico inmerso en una decadencia subvencionada.

O puede que seamos nosotros quiénes, con conocimiento ya de demasiadas causas en prime time, no sintamos apenas vehemencia por lo que no deja de ser una más pues, suponemos, que el mundo así lo han parido, siendo que nosotros como espectadores (algunos al menos) nos resignemos a carecer de esa autenticidad, que no es ni cosa nuestra ni se trata de nuestro bolsillo. A saber, y a cada cual con lo suyo, si bien es una variable que al final acaba importando poco pues el realizador Michael Cuesta hace valer su experiencia en 'Homeland' para, después de todo, insuflar al relato ese encanto televisivo -en el mejor de los sentidos- que aúna agilidad, determinación, aplomo y respeto a la hora de contar, narrar, mostrar una historia. Por ejemplo, la de 'Matar al mensajero'. Que remueva más o menos conciencias...

Nota: 7,0

Por Juan Pairet Iglesias


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Comentarios

  • Avatar de Yeezus
    Yeezus 14 de Enero de 2015, 06:42:30 AM
    Es una película sorprendentemente buena, porque a pesar de interesar de primeras, gusta y se saborea de segundas. "Kill The Messenger" es una radiografía en carne viva del cáncer real de la nación americana; el abuso del poder. Abruma la convicción con la que la película pisa la losa más grande que el país yankee tiene sobre sus espaldas; los trapos sucios, la corrupción, los chantajes, el espionaje intrusista, etc. Todo tiene cabida aquí pero sin que esto sea una de Jason Bourne, he aquí la segunda clave de la cinta, su inteligencia a la hora de usar para contar la historia elementos de ambos géneros, ya que "Kill The Messenger" no es ni un thriller al uso pero tampoco un biopic dramático. Es un batido de ambos más una férrea crítica al poder USA más un canto al periodismo DE VERDAD, lo cual queda demostrado en la última escena cercana al epílogo en el discurso de recogida del premio con un plano de Michael Cuesta que es canela fina. La dirección no es maestra, pero no iba a ser mala viniendo de un tipo que ha dirigido Homeland. Asi sí..

    Aunque lo mejor de la cinta es Jeremy Renner. Me baila el recuerdo de su papel en "The Hurt Locker", pero diría que aquí firma el papel de su vida hasta la fecha. Intenso, teatral, emocionante, endulzando las escenas familiares y electrificando las de gritos y aspavientos violentos. Este es el Jeremy Renner que no nos dejaron ver en "American Hustle", el que necesitamos y por el cual uno se alegra de haber pagado, y quién tiene que aparecer más que el Jeremy Renner de "Los Vengadores", que tampoco es malo oiga, pero puestos a elegir, servidor le prefiero como Webb que como Hawkeye.

    Un héroe más a la lista Gary Webb. Buscador de la verdad sin fallarse a sí mismo, fiel a sus ideales. Honor a este periodismo. Te sigo desde donde escribas Gary, tu reputación siempre será perpetua.




    That´s what I say.
  • Avatar de Soprano
    Soprano 30 de Enero de 2015, 12:12:04 AM
    Me atraen las buenas historias de periodismo de investigación y a poco que me la cuenten bien, como es el caso, ya consiguen mantenerme pegado al asiento, uno piensa que ya pocas cosas le puede sorprender sobre las "maniobras" que el gobierno norteamericano lleva acabo en pos de la libertad y la democracia, pero llega una película como 'Kill The Messenger' y te das cuenta de que la realidad supera una vez mas a la ficción, sólo por eso ya vale la pena verla.

    Una cinta equilibrada, con buen pulso narrativo, una potente historia que dar a conocer y un Jeremy Renner en una de sus mejores versiones para dar vida a un periodista de los de verdad, uno de los que no abundan en el también corrupto mundo informativo.

  • Avatar de Michael Myers
    Michael Myers 23 de Agosto de 2020, 08:34:58 PM
    LA VERDAD DUELE

    Aún cuando queda claro que este mundo es una mierda en una gran proporción porque somos nosotros, el ser humano, quienes más daño hacemos a nuestro propio hogar con contaminación, corrupción y demás comportamientos nocivos a menor o mayor escala, películas como esta deja claro que nunca se le tiene el asco suficiente.

    La historia real de Gary Webb merece la pena no solo contarla, sino que no caiga en el olvido, ya que la historia que destapó sobre tráfico de drogas con el beneplácito de la CIA es una vergüenza para Estados Unidos y para nuestra raza humana; este relato nos quiere decir una vez más que el poder (llámese CIA o llámese como fuere) es quien maneja los títeres que somos nosotros, el ciudadano llano. Los ceros a la izquierda.

    En ese sentido, el largometraje mereció la pena hacerse; en términos cinematográficos también ha sido una buena inversión. El reparto es de campanillas con Jeremy Renner manejando el cotarro acompañado de nombres de relumbrón que vienen y van con aportaciones más o menos interesantes y un ritmo narrativo que sin prisa y sin pausa cuenta con pelos y señales la historia de Webb y su odisea solo por ser un periodista honrado e íntegro, lo que en teoría debería ser, pero en la práctica en muchas veces no lo es. Y si no hay periodismo íntegro no hay verdad, y si no hay verdad no hay libertad.

    7