'Magic Mike XXL' - La piel que habitan
El fin de semana de su estreno en Estados Unidos, y según cuentan esas estadísticas siempre infalibles (cuando nos interesan), un 96 por ciento del público que fue a ver 'Magic Mike XXL' eran mujeres. Más que las que fueron a ver 'Cincuenta sombras de Grey' en su momento. Dejando a margen "el chiste" sobre la posible orientación sexual del 4 por ciento restante, esta circunstancia digna de un título honorífico ¿deja todo visto para sentencia? Y por curiosidad, de ese 96 por ciento... ¿cuantas fueron las que dejaron a sus parejas en casa y/o se fueron medio a escondidas a verla? Y más importante aún, ¿cuantas se sintieron desilusionadas al volver a casa y re-encontrarse con ella?
Cualquier estadística ofrece dudas. Debería. Porque toda estadística está incompleta sin la adecuada interpretación, la cual por lo general tiene que echar mano de numerosos factores para emitir un veredicto que de verdad se ajuste a la realidad. Claro que, no siempre nos interesa, apetece o merece la pena. Vivimos en una época marcada por el titular, el gran titular, en dónde ya puedes dedicar más de 1000 palabras a defender que algo es, no sé, blanco que como en el titular pongas que es negro... la gente pensará que has dicho que es negro. O porque interesa, apetece o merece la pena que así sea. O cuando leer algo que pueda ser resumido en un gif está tan sobrevalorado como el populismo (Don Simón).
Precisamente 'Magic Mike XXL', por increíble que parezca, es un ejemplo de película que no puede ser reducido a ningún titular. Porque siempre sería del todo inexacto aunque, con la excusa de la citada proporción de mujeres, ya estuvieran solteras, salidas, necesitadas o váyase usted a saber -el factor "yo creo que..." con marchamo de dogma-, pueda quedar más bonito escribir algo como "que un hombre vaya a verla resulta poco heterosexual". 'Magic Mike XXL' no es un título que un hombre deba temer, ni mucho menos percibir como una posible amenaza a la hombría de aquellos que, como un servidor, van de un lado a otro con un cuerpo capacitado para (mejor) pasar completamente desapercibido en la playa.
De hecho, es posible que 'Magic Mike XXL' ofrezca más a los hombres que a las mujeres. Debajo de esa belleza masculina esculpida a golpe de gimnasio -el factor superficial- existe un andamiaje dramático sustentando, mayormente, en la camarería existente dentro de una “banda de tíos”. Es más: a pesar de que su "excusa argumental" es un viaje en carretera para participar en un convención de strippers cuyo clímax es, evidentemente, una larga actuación final, el hecho de que ganen y así puedan pagarse el futuro que el ausente Matthew McConaughey les arrebata al principio (¿venganza poética?) termina por ser virtualmente ignorada. Lo importante, algo así, como quitarse el pantalón, no lo que hay debajo.
Y es en ese camino dónde 'Magic Mike XXL' encuentra su extraño atractivo. Gregory Jacobs imita a Steven Soderbergh y, con una generación menos, reviste de una cálida frialdad un filme que, vagamente, presenta un viaje a ninguna parte similar al de 'Boyhood' adornado con el cuerpo y chistes serranos de un puñado de tíos buenos. 'Magic Mike XXL' no juega en la misma liga que 'Dando la nota - Aún más alto', tampoco es una comedia, un drama ni una condescendiente producción de estudioo independiente: es un extraño e incluso desconcertante retrato de un grupo de compis que, simplemente, pasan sus días como lo que se supone que son, un grupo de strippers a los que la vida empieza a pedir que se pongan la camiseta.
Como ya lo era la primera entrega, 'Magic Mike XXL' no supone ninguna cita obligada ni para hombres ni para mujeres, pero si sobresale sobre el margen de la indiferencia como un raro híbrido capaz de generar una peligrosa e inquietante sensación a tentación que bascula entre un rechazo y aprecio siempre entrelazados e indisolubles. Un complicado (y morboso) equilibrio que acerca a esta en apariencia tontería libidinosa, de forma tal vez sorprendente, tal vez no, a un contexto capaz de dejar tras de sí un cierto poso de autenticidad. Como si realmente la película, debajo de tanto pectoral se diría expuesto con la gratuidad de una película porno, escondiera de verdad una intención capaz de profundizar por debajo del miembro viril.
Nota: 6.0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Magic Mike XXL no nos cuenta absolutamente nada nuevo sobre los strippers, y hace bien, pues en la anterior ya lo contaron todo. Aquí se deciden a centrar toda la película en lo mejor de la anterior: sus protagonistas. Y, de nuevo, hace bien. Como dice Wancho, la sensación de colegueo es lo mejor del film, dejando momentos realmente divertidos como el de Joe Manganiello en la gasolinera o el de todos en el bar de los drag queens. También hay coreografías espectaculares, aunque sorprendentemente, hay menos que en su predecesora. Claro ejemplo de ello es que, mi chica, que iba expectante a verla precisamente por ese elemento, ha salido un poco decepcionada del cine y yo, sorprendido. Dejan toda la carne en el asador para el final y todo lo demás se lo dedican a la historia y sus personajes. No por ello son peores bailes que los otros, más bien al contrario. El primer baile, el de Tatum, es genial, tanto por lo bien que está él como por lo bien llevado que está detrás de las cámaras. Y ya que lo he mencionado, el trabajo del director no dista del llevado a cabo por Soderbergh aunque en el resto de bailes no destaca demasiado, estando por encima la fotografía.
Le falla una mejor resolución para la trama personal de Tatum, pero por lo demás, es exactamente lo que uno espera. Tatum, por cierto, está genial, el mejor de todos. Y el guión, con referencias graciosas como:
Spoiler
Realza aún más la sensación de película de colegas. Como Los Mercenarios pero con tíos cachas.
No es gran cosa, pero hay que darle una oportunidad. Es muy difícil no congeniar con el reparto y pasárselo bien seas del sexo que seas. Un 6.
Ruta patética, triste, desganada y soporífera donde sus inapetentes diálogos no sacan gracia, ni entusiasmo, ni adoración por nada, y donde ni siquiera los esperados bailes, que se supone son la salsa y atracción principal de toda la cinta, ¡levantan el ánimo!, y no voy con segundas.
Ridícula, aburrida, desgastadora, deslucida, sucesión de pasos muertos y acontecimientos, los que sobreviven, a punto de cadáver donde, todo lo que observas son garruladas ofensivas para el oído de unos backstreet boys frustrados, a quienes molesta muchísimo la ropa, cuya vista no se ve complacida y compensada por su famosa y explotada ¡tableta de chocolate!, perdón, de abdominales.
Y le dan dos horas de duración a la película cuando, con media hora ¡iban de sobra!
Porque, si no tienes nada que contar, ni aventuras apetecibles que narrar, ni bailes seductores que mostrar, ni posible énfasis en la situación penosa en la que se encuentran por edad, sin hueco laboral, y la incertidumbre conformista a la que se dirigen, porque si únicamente subes a tíos musculados, de mucho gimnasio, depilación perfecta y aceite excesivo, en una caravana y a quemar asfalto y ver ¡qué pasa!...,
..., ocurre nada, cansancio extenuante y agotador por la observación, cutre y demoledora, de mucho treatro de fanfarria que ¡era tan nefasto! que se quedó sin escenario y tuvo que ir de piso en puerta, llamando a casas para ver quién se apiadaba y les dejaba espacio para ejercitar la pelvis, mover el culo y colocarse mini tangas que ¡ni Rapel en los buenos tiempos!..., coña, éste nunca los tuvo.
Channing Tatum, ahora eres el líder y cabecilla de la contienda pero, ¡a qué precio!, reconozco que te lo curras y que vas con lección de aventajado por ser tu profesión de antaño pero, se ha perdido totalmente el rastro, propósito y esencia de la primera, se juega a dar vueltas sin ton-ni-son, en un circuito ideado según se le ocurría, por trazos, a su responsable, y únicamente queda una fúnebre tomatina de tomates caducados, en oferta y rebajados, que no tienen quien los quiera o compre.
Si algo queda claro, ante la evidente falta de argumento y la mansalva insulsa que resulta ser toda la cinta, es que se pretendía vivir del éxito novedoso e inesperado de su antecedente hermana, para que abriera paso y lograra recaudación de taquilla; Gregory Jacobs, en esta ocasión, no te lo has trabajado, has ido a lo fácil, y encima ésta ni siquiera funciona pues carece de sustancia, corazón o alma, sólamente un grupo de colegas de pectorales lustrosos que, esporádicamente, ofrecen un curso de cocina, consejos de vida gratis, y donde la sorpresiva aparición de Andie McDowell, como divorciada en celo, es lamentable y penosa, es de funeral sin las oportunas e imprescindibles cuatro bodas.
Bodrio sin consistencia ni excusa que no merece tu tiempo, que es infiel a quien le debe su existencia, y cuyo recuerdo de ésta, es mancillado sin miras, ni piedad pero con fatales consecuencias.
Y, sinceramente, ¡que más quieres que te diga!, olvídala y ¡pasa de ella!
Siempre aconsejo mirar las películas, digan lo que digan de ellas, para comprobar lo leído y manifestado sobre la misma, pero..., supongo que en todo hay excepciones que confirman la regla y, sin duda, ésta es una de ellas.
Imagina cosas mejores que hacer en tal largo tiempo y espacio pues, ni siquiera el espectáculo público vale la pena, sólo destaca la genial y solitaria coreografía del protagonista a los cinco minutos, la del supermercado y ¡párese de contar!
Aquí se certifica, de todas todas, que segundas partes nunca fueron buenas.
Esperaba distracción amena, obtuve agotamiento de mi paciencia.