'Madame Marguerite' - La práctica (no) hace al maestro
Que Florence Foster Jenkins fuera en realidad norteamericana no le supone ningún problema a esta producción francesa, dado que 'Madame Marguerite' no es, por extraño que parezca, un biopic. El nuevo trabajo del guionista y director Xavier Giannoli se inspira en aquella para dar forma a su particular diva, Marguerite Dumont. Esta vive en los dorados años veinte no muy lejos de París, aunque igualmente lleva toda su vida dedicada en cuerpo y alma a la música a pesar de que, igualmente, no tiene ningún talento... pero nadie se atreve a decírselo. Siquiera su marido.
Tan increíble historia... mejor dicho, tan potencialmente increíble historia no es sin embargo tan increíble, no al menos tal y como nos la retrata Giannoli, fiel a la agradable corrección que ha predominado a lo largo de toda su carrera. A pesar de estar liberado de las cadenas del biopic, Giannoli no logra que el desarrollo de la cinta supere a tan sugerente planteamiento llegando incluso a resultar vagamente reiterativo, en una pesadez siempre relativa marcada por una obviedad que mantiene su tono tan a ras de suelo que apenas si hay margen para una muy reducida gama de frecuencias, y por ende, también de notas discordantes.
Aun con todo, nada esta perdido: dentro de una partitura sin tacha Catherine Frot se permite, como no podía ser menos, dar la nota dando vida a esta ingenua niña atrapada en el cuerpo de una madura ricachona. A ella y nada más que a ella, prácticamente, le pertenece esta melodía llamada 'Madame Marguerite' tan discreta como perfectamente válida como música de ambiente. Agradable como la obra menuda y a la vez digna que es, por derecho propio y no heredado (ni obtenido de rodillas) aunque igualmente, como la propia Marguerite, posea más corazón que talento.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 6.