Buscador

Twitter Facebook RSS

'La herencia Valdemar II: La sombra prohibida' - Una respuesta de lo más oscura

Vía El Séptimo Arte por 27 de enero de 2011
Imagen destacada

Cuando hace un año escribí mi reseña sobre la primera entrega de esta "Herencia" acabé la misma con un "¿merecerá la pena esperar?". Aquel título era una loable e interesante producción cuyo discurso incompleto e inconcluyente, entre otras cosas, minaba seriamente su aceptación por parte de una audiencia generalista a la que además se le pedía aceptar un modelo cinematográfico a contracorriente, con cierto olor a caduco y un tanto alejado de lo que convencionalmente llena las salas de cine. Al margen de esto no dejaba de ser un film valiente y atrevido que probablemente, aunque fuera sólo por su voluntad, hubiera merecido algo más de suerte a su paso por las taquillas que el fracaso inmisericorde con el que se saldó éste.

Parafraseando al propio cartel de esta falsa secuela donde reza "los enigmas más sombríos requieren las respuestas más oscuras", hubiera sido preferible no haber saldado la deuda con aquella ingrata sensación de habernos "dejado a medias" que empañaba el correcto visionado del primer film, no haber conocido jamás la que a la postre ha sido una respuesta verdaderamente "de lo más oscura", y haber mantenido esta "sombra prohibida" precisamente entre las sombras como una incógnita sobre lo que tal vez podría haber sido, un digamos que algo parecido a lo que muchos hubieran deseado sobre el final de 'Perdidos'.

Esta continuación no es una herencia ni un legado, sino más bien una maldición que saca punta a los defectos del primer capítulo mientras destroza por completo la mayor parte de los méritos que cabían sospechar de éste, negando así cualquier posibilidad de redención a una (doble) producción que ha terminado devorada por sí misma. Ignoro en que medida el fracaso económico con el que se saldó el estreno del primer film ha podido influir en la postproducción de esta segunda parte, si es que en algo ha afectado a su montaje final, y si de alguna manera los paupérrimos resultados de ésta se deben a una consecuencia directa de lo que más que un intento de remontaje podríamos considerar, directamente, como una declaración de intenciones en forma de suicidio artístico. Porque sin llegar a ser como la noche y el día lo cierto es que esta continuación está tan sumida en la oscuridad que la luz de la primera apenas alcanza para salvaguardar un mínimo de este un proyecto que ya completo podemos certificar como fallido en toda regla.

La primera parte era una propuesta tal vez anacrónica y excesivamente arriesgada, muy deudora de un tipo de cine en desuso y a la que resultaba difícil ubicar dentro del panorama actual como que fuese entendida por ese público adolescente que decide el destino comercial de cualquier inversión algo ambiciosa. Pero su discurso narrativo entraba dentro de una coherencia artística, de una apuesta cinematográfica que, representada con mayor o menor acierto, atendía a una serie de ambiciones creativas. Esta segunda parte aparenta ser una mala producción comercial de esas tan habitualmente criticadas del hollywood más mercantil a las que han despojado de cualquier cosa que pueda aportar algo de músculo o grasa al conjunto, reduciéndolo lo justo para vestir un esqueleto que sirva de puente entre un principio y un final por mucho que ese puente carezca del soporte necesario para que, a) nos importe algo, b) tenga algo de sentido, c) resulte mínimamente interesante. A eso hay que sumar que intenta aparentar ser lo que no alcanza a ser tanto por sus propios deméritos como por falta de medios, algo que afecta al resultado y acabado de prácticamente todos los elementos de la producción quedando un resultado final tan deslucido y pobre que "cutre" y "ridículo" serían adjetivos aplicables a la ocasión. Y lo peor de todo es la valentía con la que luce sus numerososas imperfecciones, el ingenuo orgullo de quien presto a la batalla impulsado por el coraje desconoce su condición de simple carne de cañón.

Esta "sombra prohibida" es una secuela infame a la que la cuesta entender en sintonía con la que sería su previa, mucho más sólida en valores, ambiciones y resultados a pesar de su imperfección; este 2 es una película horrible en prácticamente todos los sentidos que adolece de no tener ni pies ni cabeza, tan mal escrita como dirigida (las escenas de acción parecen rodadas por Ozores) y aún peor planteada (incapaz de centrar su historia en los hombros de un protagonista definido), con un plantel de actores que al margen de sus posibilidades no pasan de títeres acartonados de un guiñol sin gracia cuya conclusión produce vergüenza ajena, donde ni siquiera la presencia muy mal ejecutada de un sosias de Cthulhu consigue salvar los muebles de una producción que hace aguas por todas partes, y que termina por languidecer como si fuese una vulgar teleserie del montón sin oficio ni beneficio alguno salvo rellenar horas de una parrilla televisiva que a nadie le importan. Si al final el dicho iba a tener algo de razón: Segundas partes (casi) nunca fueron buenas...

 

Nota: 2.0

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

 

'La herencia Valdemar' - Legado inconcluyente

Temas relacionados

< Anterior
Siguiente >

Comentarios