'Intocable' - Always look on the bright side of life
Tras un accidente de parapente Philippe, un rico aristócrata, contrata a Driss como asistente y cuidador, un joven procedente de un barrio de viviendas públicas que ha salido recientemente de prisión. En otras palabras, la persona menos indicada para el trabajo. Juntos, van a mezclar a Vivaldi y 'Earth, Wind & Fire', la dicción elegante y la jerga callejera, los trajes y los pantalones de chándal... Dos mundos van a chocar y van a tener que entenderse mutuamente para dar lugar a una amistad tan demencial, cómica y sólida como inesperada, una relación singular que genera energía y los hace... ¡intocables! Y así tal cual leída su sinopsis oficial parece que es lo que no es sin dejar de serlo. ¿Pueden estar más de 18 millones de franceses equivocados?
A pesar de estar basada en hechos reales, 'Intocable' aparenta ser el clásico filme -mayormente deshonesto- diseñado en base a una de esas fórmulas que tanto aprecio despiertan dentro de un sector muy conformista de la audiencia. Producciones por lo general amables, moralistas, sensibleras y efectistas que bajo el paraguas de una serie de temas importantes hacia los que dicen estar comprometidas se aprovechan para, con una mano, abusar del hígado del espectador mientras que, con la otra, no le quitan el ojo a su cartera. 'Intocable' lo parece... pero no lo es. Con humor, conciencia, respeto y la suficiente inteligencia como para evitar los golpes bajos, las malas artes y cualquier otra artimaña de baja estofa. O si lo es, tal vez, lo es con tanta maestría como para no parecerlo y/o para que nos de igual lo que pueda parecer ya desde su primera escena.
¿Pueden estar más de 18 millones de franceses equivocados? Ni si ni no, sino todo lo contrario. Si bien como película 'Intocable' es una producción muy meritoria en todos los sentidos, no hay que buscar en sus argumentos cinematográficos la clave de su éxito por más que sin una buena caligrafía su influencia no habría trascendido a través de la pantalla con tanta convicción. El gran éxito de 'Intocable' es su celebración de la vida, de la amistad, del siempre mirar hacia delante, del optimismo de que mientras haya aliento hay que disfrutarlo; una serie de mensajes que vistos a través de esta fábula que nos presentan Eric Toledano y Olivier Nakache cobran plena credibilidad gracias a la naturalidad y espontaneidad del discurso que proponen, a la sinceridad que destila cada escena y frase de un filme que lejos de verse prefabricado se siente como un honesto alegato en favor del ser humano. ¡Chapeau!
Ya sea drama o comedia los verdaderos artistas Toledano y Nakache, quienes disimulan su presencia a través de la sencillez de una puesta en escena imperceptible que vive de un guión muy trabajado, difuminan dicha línea entre medias para concentrarse en esa esencia humana que no conoce de géneros, impredecible, indomable, y que reside dentro de cada uno de nosotros. Ahí es donde encuentran la necesaria complicidad por parte de François Cluzet y Omar Sy, sensacionales ambos cada uno a su manera quienes desprenden una química y empatía irresistibles, dos personajes perfectamente dibujados con los que resulta difícil no dejarse llevar (y convencer) para viajar hasta donde haga falta, ya sea por 100 euros o menos, y más allá. Nada en ella resulta forzado, nada en ella resulta malsano, nada en ella resulta abyecto. Y si en todo caso muy sorpresiva la presencia, muy elegante y acertada, de ese humor tiznado para del mismo modo que sucedía en 'Four Lions' tratar cualquier tema sin dejar por ello de "mirar siempre el lado brillante de la vida", como dirían unos castellanizados Monty Python.
En suma, 'Intocable' es uno de esos filmes con los que uno no sale del cine pensando en términos cinematográficos... simplemente sale contento, satisfecho, feliz, alegre de estar y por estar respirando en ese instante, casi lo menos que redescubriendo el mundo con otros ojos y si se me permite ese golpe de bajo que el filme se permite no asestar, con cara de anuncio de Ausonia y preguntándose a que huelen las nubes... ese es sin duda el gran logro de la cinta, que transmite, y además con la misma credibilidad que le falta a cualquier político. Porque 'Intocable' puede que no sea el peliculón que pueda aparentar ser y/o nos quieran hacer creer más de 18 millones de franceses, quién sabe si dopados de orgullo nacional. No, realmente ni es un peliculón ni dará mucho de qué hablar... porque ni importa ni es relevante, hace sentir que ya es más que otros muchos, y es de esa rara clase de filmes que pondrán a la mayoría a su favor disgustando sólo, tal vez, a los que disfrutan sintiéndose amargados.
Nota: 7.75
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Yo estoy con Banaca. El cine no se hizo para ser realista, esa es una de las cosas que lo hacen tan grande. Es cine, no la vida real, puedes hacer lo que quieras, lo que tu creatividad te permita. El problema es cuando una película intenta serlo y falla, entonces si que es negativo. Pero si en ningún momento lo intenta... ¿qué más da?