Con tan sólo tres películas a sus espaldas -y el tráiler de una cuarta- no hay duda de que Tarsem Singh es lo que se conoce como un autor en toda regla, un realizador que ha sabido imprimir su sello personal a cada uno de sus trabajos para la gran pantalla por muy distintos y/o de encargo que puedan parecer. Eminentemente visual y profundamente estético, anteponiendo siempre la fuerza de la imagen a la razón de la palabra como él mismo reconoce abiertamente, con 'Immortals' ratifica su condición del artista que ha devorado al narrador para hacer uso de la cámara como si de un pincel se tratase, y que a través de una puesta en escena de innegable poderío (audio)visual presenta una producción que si bien como película deja (mucho) que desear como obra de arte en potencia merece la pena ser disfrutada con la misma racional visceralidad con la que se presenta.'Immortals', vista en su conjunto, es una producción a la que resulta complicado describir en pocas palabras y más aún incluir en una escala de valores que oscile entre el bien y el mal sin ningún tipo de matización dado el alto margen de error. Porque en ella existen y cohabitan argumentos suficientes tanto para respaldar una valoración positiva como una negativa sin que ninguna de las dos, tres, cuatro o cinco opciones que pueda haber entre medias carezcan de fundamento ni esté exenta de plena razón... al tiempo que no podemos tomar una consideración sin dejar de ser conscientes de las demás. Dicha capacidad, en cierta forma, equipara a este un filme que siempre debiera ser considerado como mínimo interesante con ese "árbol de la vida" de Malick... al menos en cuanto a su potencial para abarcar un amplio espectro de acuerdos y desacuerdos. ¿Sorprendidos? Entonces es que no conocen a Tarsem Singh, quien al igual que el Zhang Yimou de 'La maldición de la flor dorada' es el máximo exponente del enfrentamiento entre el corazón y la razón.

Tal y como se deduce al encontrarnos con Tarsem detrás de las cámaras, el principal foco de interés de 'Immortals' es su vaya siempre por delante magnifica apariencia visual que transforma lo que en otra ocasión sería una película tradicional en pura poesía plástica de enorme gozo para los sentidos. Lejos de ser una mera reedición de los valores de esos '300' de Zack Snyder de la que es sucesora moral, Singh como todo buen autor con nombre, voz y voto hace suya una propuesta nacida con la intención de ser un blockbuster al uso del estilo a 'Furia de titanes' para enaltecer lo que podríamos calificar como un delirio operístico de fuertes connotaciones kitsch en lo que lo importante, hablamos de Singh, es esa imagen capaz de valer por una, dos o tres mil palabras. El momento sobre el conjunto, cada instante como si fuera el último y cada plano como si fuera el más determinante para realzar un discurso narrativo siempre pretencioso, soberbio, trascendental, excesivo, grandilocuente... y épico.

Esta inercia constante por el lucimiento de su potente tacto visual, que por otro lado poco tiene que ver con el espectáculo consumista y digitalizado mass media habitual del Hollywood más mainstream, trae consigo la evidencia de que si bien Tarsem puede ser un estupendo esteticista de lo que tiene más bien poco es de narrador, el principal defecto del firmante de la interesante 'The Fall' que junto a su falta de mesura convierten sus producciones en vacuas orgías visuales incapaces de arraigar más allá de la forma. El aparente desprecio del realizador por algo tan básico como un guión mínimamente consistente es el reverso tenebroso de quien o tiene descendencia para así aprender a contar cuentos o más le valdría plantearse el camino contrario al de Catherine Hardwicke, diseñadora de producción reconvertida en directora de entre otras 'Crepúsculo' con quien le une el mismo sentido narrativo digno de un anuncio de perfume. La historia que plantea 'Immortals', sus idas y venidas, sus personajes, sus situaciones y demás cuestiones básicamente nos causan la mayor de las indiferencias por decirlo de forma edulcorada, meros trámites y excusas para que la cámara haga de las suyas mientras los que están delante de ellas repartan estopa con una violencia muy de agradecer. Y mejor no hablemos de su interesada y muy libre interpretación de la mitología no vaya a ser que los puretas se enojen aun más...

Ya lo advirtió el director en su debut con 'La celda', un filme que no había por donde cogerlo pero del que logró extraer una serie de imágenes de hipnótica belleza. Si con 'The Fall' aproximó sus virtudes a sus defectos para unirlos en una misma causa que casi dan a luz una película de verdad, con 'Immortals' Singh se queda en un punto intermedio de ambas sin llegar a lograr que su virtuoso sentido visual salve una papeleta que su obcecado sentido narrativo tampoco es capaz de hundir... según cada cual, lo dicho en un principio, y en favor de a qué le demos una mayor consideración el resultado será más o menos apreciable por y para cada uno. Por lo menos a 'Immortals', a diferencia de la producción protagonizada por Jennifer López, si tenemos por donde cogerla aunque sea por los pelos, lo suficientemente al menos como para saber que Henry Cavill ya entrenaba desde pequeño para ser un perfecto super hombre que hiciera frente a facinerosos deliciosamente malignos como el que interpreta de forma totalmente vil un excelente Mickey Rourke. Sirva la comparación de que es mucho más interesante -que no mejor- que 'Furia de titanes', algo que la propia película parece saber al conformarse con este mismo condescendiente pensamiento... ¿Un consejo? Tal y como se puede leer en su cartel español, limítense a disfrutarla sin más... y olvídense del resto, el dinero invertido les saldrá a cuenta.

Nota: 6.25

Por Juan Pairet Iglesias