Hay algo más estúpido que una película como 'Híncame el diente', la virtuosa traducción castiza para el 'Vampires Suck' original, y es tratar de hacerle una crítica a una película, repito, tan estúpida como 'Híncame el diente' que se escapa por completo a cualquier tipo de valoración posible. Nada nuevo bajo el sol por otro lado, y los precedentes de sus responsables bien advertían de antemano que cualquier parecido con una película de verdad sería pura casualidad, con lo que quejarse carece tanto o más de fundamento que la propia película en sí, salvo si acaso para enmascarar la frustración y rabia ante terceras personas por ser el posible responsable de una elección cinematográfica siempre tan "disaster".

En este caso es la saga 'Crepúsculo' el principal objeto de esta clase de ingenio sin parangón repleto de sutiles diatribas. Tanto monta monta tanto, la formula es la misma ya sea cualquiera el género o el modelo a parodiar, aquella modalidad cinematográfica creada por obra y gracia de los ZAZ (Zucker, Abrahams & Zucker) en los ochenta con clásicos como 'Top Secret' o 'Aterriza como puedas', y que a estas alturas y después de la cantidad infame de ostias recibidas ha caído en un sin saborío vergonzoso tan sólo superado por cada nueva propuesta de los temibles Jason Friedberg & Aaron Seltzer, maquiavélicos responsables de toda una retahíla de despropósitos cinematográficos que no se sabe muy bien por qué aún no ha habido un juez como Garzón con el valor suficiente de enjuiciarlo como terrorismo puro y duro. Podría limitarme a escribir simplemente "Mala malísima, de lo malo lo peor", pero me pareció que no ofrecía una imagen lo suficientemente clara de lo que cabría decir en una ocasión tan poco memorable como esta. O puede que tal vez sí. La verdad es que no lo sé, porque he decidido tomar ejemplo de esta panda de sinvergüenzas que no sé cómo aún no han conseguido quitarle el trono a Uwe Boll, con lo que esta crítica la escribiré más o menos del tirón, sin más rodeos ni pérdidas de tiempo innecesarias pero, sobre todo, sin darle demasiadas vueltas. Total, ¿para qué? Hasta uno siente cierta frustración de que según qué visitas a la taza del water duren más tiempo que el que estos dos emplean para escribir lo que se supone es un guión.

Aunque bien pueda parecer lo contrario por el, ejem, llamémosle "humor" tan infantilmente imbeciloide que aplican a sus actos terroristas en forma de película, Jason Friedberg y Aaron Seltzer son dos adultos de pelo en pecho, o al menos eso dice la Wikipedia: el primero born in 1971 y el segundo born in 1974. Echemos la vista atrás y resumamos su filmografía como asalariados bajo el epígrafe de directores en números, datos proporcionados por Box Office Mojo: 'Date Movie' $84,795,656 (dólares, y a nivel mundial); 'Epic Movie' $86,865,564; 'Casi 300' $84,646,831; 'Disaster Movie' $34,816,824; y esta 'Híncame el diente' ya va por $55,683,043. A unos dos duros por película, y a excepción de la única que, casualidades de la vida, no es de la Fox, todo un negocio redondo, de ahí que sigan teniendo trabajo. Pero ahora repasemos las notas de, respectivamente, dichas películas en la popular desde tiempos inmemoriales IMDb: 2'6, 2'2, 2'4, 1'7 y 3'3. Algo no cuadra, ¿verdad...? Sin embargo siguen haciendo películas porque sigue habiendo gente que les ofrece una oportunidad tras otra, las mismas que se les niega no ya a veces a otros, sino incluso a toda una cinematografía al completo...

El caso es que dada la proliferación y acumulación de chistes, bromas, estupideces y demás por minuto es simple estadística que alguna que otra vez acierten de tal manera que de vez en cuando podamos encontrar algún que otro chiste que provoca algo parecido a una risa (algo que prefiero no subrayar demasiado no vaya a ser que alguien me mire mal por reconocerlo...). Es muy poco, no obstante, y es como el que bota de alegría eufórico cuando su equipo marca el gol del honor después de haber recibido doce... a cada cual con lo suyo, las estadísticas no fallan y visto lo visto hay quien está dispuesto a pagar por esta clase de producciones cuya definición me he autocensurado porque tampoco es plan. Es lo que es, y es lo que hay. Puede doler, resultar hasta ofensivo, pero siendo justos quejarse no tiene ningún sentido... y si al que paga le hace ilusión pues nada que reprocharle, es su dinero y no hay más que hablar.

Nota: 0.5

por Juan Pairet Iglesias