'Esperando al Rey' - Quién busca, encuentra
'Esperando al Rey' gira en torno a un empresario estadounidense interpretado por Tom Hanks, el ideal perfecto de la clase media americana, que viaja a Arabia Saudí para cerrar un trato con el Rey con el que espera darle un giro a una vida que no encuentra un camino por el que discurrir con una sonrisa. Su misión: vender un revolucionario sistema de comunicación mediante hologramas al gobierno saudí.
El choque de culturas es más que evidente: las costumbres locales le resultan desconcertantes y la burocracia, impenetrable. Finalmente serán un taxista ingenioso y una bella doctora saudí quienes le ayudarán a entender el país... y también, ya de paso, a entenderse a sí mismo.
'Esperando al Rey', adaptación de la novela a la que Dave Eggers bautizó con el nombre de 'Un holograma para el rey', es una comedia agridulce (o un drama amable) sobre la búsqueda de una nueva vida en un entorno extraño en la línea de películas como 'La pesca del salmón en Yemen' o 'El exótico Hotel Marigold'. La sempiterna búsqueda de la felicidad y de uno mismo a "lo vida secreta de Walter Mitty", para entendernos (y así nos entendemos, que de eso se trata), todo ello relatado por supuesto con la suficiente suavidad, respeto y educación como para entrar dentro del paradigma del cine socialmente aceptado para su emisión en horario de máxima audiencia.
Tranquilos, está mucho más cerca de la acidez y el carácter de 'Lost in Translation' o 'Entre copas' que del buenrollismo de manual a lo 'Comer, beber, amar', siendo improbable que sintamos algún tipo de intoxicación moral y/o espiritual. Eficaz y sencilla. Simpática y solvente. Lo que se dice una obra de muy fácil visionado, encantadora y con la debida tibieza como para no ofender con su progresista conservadurismo. Tan válida para un roto como un descosido, perfectamente equipada para cualquier momento del día y casi, casi también para casi cualquier espectador que se precie de serlo. Sin mayores molestias que las justas, si acaso.
Claro que tanto vale para cualquier momento... como también puede no valer para ninguno en particular. De hecho, y a pesar de sus evidentes bondades o la buena mano de Tom Tykwer, no puede evitar tener que depender del carisma de Tom Hanks para salvaguardar sus carencias; en especial, el aroma a déjà vu o una cierta irregularidad directamente proporcional a su intento por abarcar tanto sin apenas apretar, alternando todo tipo de momentos que, tan pronto o tan tarde, revelan que dejando de lado lo agradable de su visionado, que lo es, la película a diferencia de su protagonista no termina por encontrarse, ni a sí misma ni a su lugar en el mundo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex