Como parece imprescindible a la hora de hablar de este tipo de filmes el recurrir en algún momento a 'El exorcista', cinta que todo sea dicho de paso a un servidor no le dice gran cosa por más que nunca negaré su merecido estatus de clásico, empiezo por aquí y así me lo quito de encima. De igual manera que en '2001' y 'La guerra de las galaxias' hay naves espaciales sin que la una tenga por qué parecerse a la otra, en 'El rito' nos encontramos con un aparente "parecido razonable" que no va más allá de los exorcismos y la presencia de la iglesia como defensa ante el maligno. Por lo demás, el 'El rito' ni es ni pretende ser 'El exorcista', aunque Sir Anthony Hopkins se permita un inevitable guiño/chiste en un momento dado.
Al igual que la lucha inmortal e impedecera entre el bien y el mal que impera en buena parte de cualquier historia y relato, como es el caso por más que su corazón dramático se suponga orbite en torno a la búsqueda de fe del protagonista, en 'El rito' nos encontramos con el tan a veces habitual problema del producto surgido de una industria: la lucha entre el propio producto y su comercialidad, y el difícil equilibrio que existe sobre lo que es bueno y lo que es vendible, que parece mentira que en no pocas ocasiones no coincidan. Así, la nueva película del interesante (y elegante) realizador Mikael Hafstrom es una cinta que oscila entre el bien, cuando enfila lo que debiera haber sido, y el mal, cuando se amolda a las exigencias de una campaña de promoción.
'El rito' podría haber sido una cinta del montón si no fuera por, entre otras cosas, las aportaciones de Mikael Hafstrom, cuya habilidad para crear momentos de calma tensa ya se disfrutó en ‘1408’, y, cómo no, de Sir Anthony Hoppkins encabezando su reparto, algo que demuestra que en ocasiones no es tanto lo que se cuenta sino quién lo cuenta, y que cuando se está en buenas manos uno puede, al menos, respirar tranquilo y dejarse llevar con algo de paz cristiana. En la eficaz puesta en escena del primero, alejada de modismos efectistas (que en todo caso surgen del posterior montaje) y con una clara intención atmosférica y narrativa, y la sobriedad y convicción del siempre apreciable Hopkins, un auténtico salvavidas para cualquier producción, la cinta encuentra dos apoyos fundamentales para que sus inconsistencias argumentales (el desdibujado personaje de Alice Braga) e imposiciones "industriales" (ahora viene el in crescendo musical y el susto, tranquilos…) sean perdonables tras el rezo de un par de avemarías, o así, una pequeña penitencia equiparable a lo fácil que se deja ver una producción a la que, no obstante, algún que otro minuto de menos le hubiera sentado divino.
'El rito' es más un drama acerca de la fe y la creencia que, al igual que la más interesante e incompresiblemente no estrenada por el momento en España 'El último exorcismo', juega con la idea desde un punto de vista realista sin dar una respuesta concluyente sobre la naturaleza de lo que vemos en la pantalla. O más bien lo hace durante la mayor parte de su metraje, excepto en aquellos momentos en los que intenta aparentar ser un (fallido) relato de terror al uso, por ejemplo en su engañoso tráiler; lástima, porque es lo que debiera haber sido durante todo su metraje. Y es que se hace evidente la innecesaria intención, desde un punto de vista dramático, de forzar la producción hacia el terreno del thriller de terror, algo en lo que nunca logra resultar convincente, provocando que su interés quede algo diluido en un tramo final que tiende por resolverse sin mayor bendición que la propia conclusión del film, y que no depara nada nuevo que permita exorcizarla de sus pecados, como la presencia de un protagonista tan poco carismático como Colin O’Donoghue, sin que por ello merezca ser condenada por ellos, no al menos sin la posibilidad de redención que permiten sus aciertos.
Aunque deslucida por algún que otro truco barato, ‘El rito’ sirve como película y funciona como pasatiempo, y si bien se le podría pedir más también podría haber ofrecido algo menos, debatiéndose en ese punto medio en el que la fe de cada cual inclinará la balanza hacia un resultado más o menos satisfactorio. Es una más en esa lista de películas que, en última estancia, y a pesar de unas maneras que se sospechan ocultan unas mejores intenciones y/o posibilidades, desechan el riesgo en favor de pisar un terreno algo más conocido, seguro y fácil, y que marcan la diferencia entre ser aceptada por un público minoritario o criticada por un público más amplio, una generalización un tanto frívola que bien podría ser la excusa por la cual la cuarta entrega de la saga de ‘El exorcista’ conoció dos versiones, una de Renny Harlin y otra de Barbet Schroeder, entre las cuales se situaría este “rito” cuyos resultados, no obstante, no inquietarán lo más mínimo a la alargada sombra del padre Karras.
Nota:
6.5
Por Juan Pairet Iglesias
Como producto de ficción centrado en los exorcismo y la falta de fe en nuestra sociedad es un título que funciona a la perfección, pero cuando se te recuerda que esta basado en una vivencia real pierde algo de seriedad, porque seamos honesto, no hay quien se trague que lo que se nos cuenta ha pasado realmente.
Lo mejor del título es la actuación de Anthony Hopkins, que no solo destaca sobre el resto del reparto, sino que nos regala una media hora final donde se come, literalmente, a los demás actores.
También habría que destacar la labor de la maravillosa banda sonora, funcionando a la perfección y convirtiendose en reconocible a los pocos minutos del comienzo del film. Por cierto obra de Alex Heffes.
Después de un comienzo algo flojito y engañoso, El Rito sabe cautivar a todos aquellos que disfrutamos con cintas como El Exorcista, cumpliendo sobradamente con la ración de sustos buscada, además de con una historia bien planteada y entretenida. Pero por favor, dejemos el cartelito de basados en hechos reales para otro productos, ya que en este caso es más una carga que un aspecto positivo.
Puntuación:7/10
Si que caeré por un momento en comparativas no con todas las vistas del género (que no son pocas y realmente mejores o peores ninguna me ha llegado a apasionar ni a aportar algo realmente distinto u original) con otra que nos ha llegado recientemente al cine como es El Último Exorcismo y es que si en ella teníamos a un cura que se sentía un estafador y quería demostrar con un documental lo falso de los exorcismos, en su totalidad casos de salud mental (jugando con la duda toda la cinta) aquí tenemos a un protagonista (Colin O'Donoghue) que cree lo mismo y es bastante escéptico aunque la película viaja por un páramo totalmente distinto, sin ser su intención jugar con la duda de la que salimos pronto sino más bien en un camino hacia la fe, la creencia en Dios y el diablo que hubiera firmado el mismo vaticano dando fe de lo que predica.
En este viaje tenemos al citado y joven seminarista que se va a "adoctrinarse" no por ninguna llamada celestial, sino porque en su familia o son dueños de pompas fúnebres o curas y como con lo primero ha convivido desde que nació y lleva ya harto el negocio familiar con su padre va a probar con lo otro para lo que parece ser que vale.
Acabando sus estudios decide dejarnos no sin antes sucumbir a la proposición de ir a un curso a Roma sobre exorcismos el cual tampoco le convencerá y acabará conociendo al un exorcista mayor de métodos poco ortodoxos pero muy valorado en el vaticano (Anthony Hopkins). Allí coincidirá con Alice Braga, periodista en busca de la verdad para poder redactar un artículo sobre el antiguo rito del exorcismo.
Con esta base nuestro protagonista se adentra en un viaje en el que encontrar o abandonar del todo la fe, formar o no parte de la lucha entre el bien y el mal y el enfrentarse a oscuras fuerzas ancestrales y demoníacas venciendo traumas del pasado.
Lo que más agradezo de la cinta, de una sobriedad que no se hace pesada, es que no se sustente como suele pasar muchas veces en el género, sobre los 4 o 5 típicos sustos (que los tiene pero no son sus pilares), sino que nos ofrezca una cuidada atmósfera tétrica y oscura, con a parte escenas impactantes y de un logrado toque retorcido y desconcertante como ya pasaba (aunque esa me gustó bastante más) en 1408. Tengo pendiente ver Evil, otra obra de Mikael Håfström que me ha recomendado más de uno.
No aporta nada nuevo al género ni acojona pero está lo suficientemente trabajada en los aspectos ya mencionados para resultar "malrollera".
Un 5.8
Le doy un 5.