Hacer una crítica de una película como 'Esta abuela es mi padre' no sólo puede ser una de las cosas más estúpidas sobre las que escribir, sino que encima puede ser una de las más difíciles. Así que me la voy a jugar... de hecho, me la he jugado ya, pues esta crítica que van a leer la he escrito antes de ver la película sin que después de verla haya cambiado gran cosa de la misma. Porque verla la he visto, pues más estúpido aún sería hacer una crítica sin siquiera molestarme en confirmar las peores sospechas. Así que juro ante el nº1 de cualquier cómic de Stan Lee que lo que hay a partir del próximo punto, y en su mayor parte, está escrito durante el partido de fútbol entre el Mallorca y el Zaragoza del pasado fin de semana, sobra decir que un brillante y entretenidísimo partido.
'Esta abuela es mi padre' es mala. Y me atrevería a dar un euro a todo aquel que de todo corazón y siendo consciente de su respuesta haya pensado un solo instante desde que conociese la existencia del proyecto en lo contrario, que me alcanzaría con lo que llevo suelto en el bolsillo, lo justo para pagarme el número estándar de cañas de un partido de fútbol normal y corriente. Eso sí, bajo la apuesta a 20 céntimos para todo aquel que simplemente pensase en que a lo mejor, tal vez, nunca se sabe, la cinta al menos sería graciosilla, algo que viene a escenificar el dicho aquel de "la esperanza es lo último que se pierde". Y por supuesto, compadezco a todo aquel ingenuo que se adentre en una sala de cine bajo el influjo de su cartel este fin de semana en cualquier multisalas de la periferia sin el más mínimo conocimiento de causa...Martin Lawrence nunca me ha hecho especial gracia, un sentimiento me da generalizado a este lado del charco, y un rápido vistazo a IMDB basta para confirmarnos que su carrera cinematográfica está repleta de títulos de los que hay que recurrir a IMDB para recordar y/o conocer su existencia. Si acaso con la presencia de Will Smith, Tim Robbins o el año pasado Chris Rock a su lado, pero poco más por lo que merezca la pena saber pronunciar su nombre. Y la saga 'Esta abuela es un peligro' no es la excepción, si no más bien la confirmación de que su talento anda muy lejos de aquel con quien se le pretende comparar, Eddie Murphy, de quien por cierto tampoco recuerdo cuándo fue la última vez que le vi en algo que mi cerebro considerase oportuno recordar. No sé si puede ser un problema cultural o qué, pero lo cierto es que el clásico humor del cómico medio afroamericano del que esta cinta está más que sobrado rara vez tiene eco en forma de carcajada en un servidor si éste se presupone es el único sustento del chiste. Y en esta clase de producciones, del estilo a 'Esta abuela es mi padre', en la que el guión da la sensación de ser más una idea en una servilleta que cualquier otra cosa, si es que alcanza a esto siquiera, y sus intérpretes campan a sus anchas sin ningún tipo de control, más bien lo contrario, radicaliza más aun el concepto aquel de "sólo para fans acérrimos".
No obstante cabe reconocer que los maquilladores de la saga en algo saben hacer su trabajo, siendo lo más destacable de una de las trilogías que más sorprendentemente han llegado a ser trilogías. Pero si Uwe Boll hizo de su 'BloodRayne' una trilogía, ¿por qué no Martin Lawrence iba a hacer lo propio con su Big Momma's House? Porque de todo tiene que haber, hay quien dice que aquello que no es bueno nos permite tener en mejor consideración aquello que sí que lo es. En este sentido podríamos decir que esta tercera entrega cumple a la hora de beneficiar a otras películas más o menos decentes que, en comparación, pueden ganar algunas décimas extras en su nota final. Y es que dando por sentado que la intención es buena, aunque no sea lo único que cuenta para hacer algo decente, siempre podemos concentrarnos en lo positivo que podemos sacar de la experiencia y que no tiene nada que ver con una historia, unos personajes o un entramado dramático y demás consideraciones que presuponemos tienen en cuenta la mayoría de realizadores y productores a la hora de presentar cualquier proyecto. En este sentido y en tiempos de crisis quienes se esconden tras 'Esta abuela es mi padre' no son sino trabajadores a los que se les ha pagado por un trabajo, así de simple, por más que este trabajo para nada sea digno más allá del esfuerzo derrochado. Algo parecido al funcionariado más vil, descarriado y caradura, en resumen. Y esa es la única parte buena, al menos hasta el momento en que los títulos de crédito hacen acto de aparición para dar por finalizada la función.
Todas las películas se merecen una oportunidad, incluso la de Jason Bieber... nunca se sabe, a veces sale bien y otras no tanto, pero si te gusta el cine, tienes tiempo o dinero, o ambas, y amigos para derrochar, cualquier película puede ser vista. Incluso si somos exageradamente optimistas una película que presuponemos incuestionablemente mala no puede caer aún más bajo, por lo que las posibilidades de sacar algo de provecho pueden ser incluso mayores por más que nos dé reparo admitir públicamente según qué cosas. Reconozco haberme reído en algún momento de 'Hincame el diente', por ejemplo, y tan predispuesto como estaba a lo peor reconozco que hasta me he reído en algún momento, con o de ya no estoy seguro, durante el visionado de 'Esta abuela es mi padre'. Es peor que mala, pero es lo que es, y es de suponer que si han llegado a la tercera será porque tendrá su público, el mismo al que una crítica de la misma y que bien podría valer para las dos primeras le traerá totalmente al fresco, más o menos lo mismo que aquel que tiene decidido desde el día en que nació que no se acercaría a menos de cien metros de cualquier cine que la proyectasen... lo dicho, hasta que escriba la crítica de la de Justin Bieber, si es que me atrevo, una de las críticas más estúpidas, irrelevantes e innecesarias que he escrito nunca. Y lo peor de todo no es que a nadie le debería de importar, sino que encima perdimos el partido...
Nota:
2.0
Por Juan Pairet Iglesias