Ni bien ni mal, ni bien ni tan mal: 'El libro de Eli' es una cinta muy correcta, que se deja ver y aprueba de forma solvente, pero sin levantar pasión alguna.

Ni bien, ni tan mal.

Básicamente, es 'La carretera' vista desde una óptica más hollywoodiense; o lo que viene a ser lo mismo, una película que apuesta por el espectáculo antes que por el contexto, por la pirotécnia antes que por la sustancia. Una película que busca contentar al público en vez de incomodarlo de alguna forma, por más que ambas pudieran compartir el mismo futuro postapocalíptico, ya que los mundos decrépitos que representan (apoyados en sus logradas labores de fotografía y diseño de producción) son muy similares en cuanto a su concepción.

No es que la historia esté mal, es que la sencillez de la misma se ve manchada por el empeño constante, solemne y a la postre extenuante de dotarle de una patina de seriedad, densidad y trascendencia épica. Esto provoca que lo que podría haber sido un entretenimiento bastante efectivo, intenso y resultón, por mera e ingenua insistencia reiterativa, y a pesar de sus bondades, en especial técnicas, como la ejecución de sus siempre interesantes escenas de acción, acabe por hacerse larga, pesada, sosa y sobre todo arrogante y vanidosa.

Ni bien ni mal, ni bien ni tan mal: 'El libro de Eli' es una cinta muy correcta, que se deja ver y aprueba de forma solvente, pero sin levantar pasión alguna.

Ni bien, ni tan mal.

Entretiene que no es poco, tiene un buen acabado formal, la realización es firme, las escenas de acción son chulas... y Denzel Washington y Gary Oldman no dejan de ser Denzel Washington y Gary Oldman, lo que siempre ayuda a asentar el visionado de una cinta como 'El libro de Eli'. Una cinta muy correcta, que se deja ver y aprueba de forma solvente... pero que se toma demasiado en serio a sí misma, lo que en última instancia le impide ser tan emocionante y divertida, y por lo tanto, tan disfrutable como se las prometía serlo.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex