'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?': 8 apellidos franceses
Claude y Marie Verneuil son un matrimonio muy tradicional, ambos católicos y padres de cuatro hijas, a las que han tratado de inculcar sus valores y costumbres. Pero no siempre esto ha sido una tarea fácil... La pareja pasó el primer mal trago con la noticia del matrimonio de su hija mayor con un musulmán, a éste fue seguido el de su segunda hija con un judío y el de la tercera con un chino. Aunque el matrimonio trata de mantener una mente abierta, en el fondo, siguen depositando todos sus esperanzas en su hija menor, esperando que al menos ella se case por la iglesia. El optimismo de los Verneuil aumenta cuando la joven conoce a un muchacho católico con el que comenzará a salir. ¿Conseguirán los Verneuil que al fin una de sus hijas continúe sus tradiciones?
Un, dos, tres, responda otra vez: sinónimos de blanda. Ummmm... tierna... suave... dúctil... elástica... esponjosa... blanduja... blanduzca... blandengue... flácida... flexible... fuelle... inconsistente... leve... madura... maleable... mórbida... mullida... muelle... laxa... floja... fofa... pastosa... ¡tiempo! En realidad no todas nos valen, y en realidad baste con el propio adjetivo, blando. Porque baste decir que 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?' es una comedia blanda, blandísima. Una producción que en vista de su éxito popular y de taquilla en su país natal, Francia, es una comedia que podríamos equiparar con nuestra '8 apellidos vascos'. Bueno, supongo, pues debo ser de los pocos, en apariencia, a los que el mensaje de aquel cartel en el que ponía "50.000 millones de fumadores no pueden estar equivocados" nunca le acabo de convencer.
En fin, que no es casualidad que el primer párrafo sea la sinopsis oficial de la cinta a capón: en la cinta no van a encontrar mucho más que eso, del mismo modo que no van a encontrar mucho menos de lo que promete. Una comedia blanda que, al igual que la mencionada cinta española, busca reírse de los prejuicios de forma tan amable que no haya lugar para la susceptible necesidad de buscarle los tres pies al gato. Ligera y liviana, transparente y de una relativa mala leche muy calculada y amansada. Y de un discurso narrativo, argumental, moral, espiritual y en general de todo de lo más inofensivo y conservador. Incluso llegado el caso, convencional y por supuesto dentro de los cauces de lo políticamente correcto. Quizá, es posible, no por casualidad, que una de sus productoras sea una cadena de cines sin ánimo alguno por soliviantar a ninguna comunidad, país o a Kim Jong-un.
Y todo esto, ¿en qué lugar nos deja? En el de la no tan clásica comedia resultona a disfrutar preferentemente en compañía, y a la que enfrentarse con una humildad propia de la tercera edad, sin duda el público que mejor sabe afrontar este tipo de distracciones ligeras, blandas, amables... y todo eso, de buen rollo. Lejos quedan los tiempos en los que Christian Clavier daba la nota junto a Jean-Marie Poiré en 'Los visitantes', 'Ángeles guardianes' u 'Operación Chuleta de Ternera', uno de los títulos más imborrables de la historia del cine (francés). Un título que al igual que la franquicia de 'Los padres de ella' está concebido de cara al público, tan vagamente eficaz como aceptablemente divertido, y cuya relativa irrelevancia depende exclusivamente de la relevancia que seamos capaces de darle a pasar una hora y media con una sonrisa blanda, blandísima de simpática despreocupación.
Nota: 6,0
Por Juan Pairet Iglesias
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