Es relativamente inevitable que 'Capitán Kóblic' me recuerde a 'Toro', y viceversa: una se encargó de abrir lo que la otra casi, casi se encargó de cerrar, la última edición del festival de Málaga (de dónde me animo a remakear estas palabras). Sendos thrillers a la vez tan distintos como afines y en líneas generales acertados aunque, quizá, ambos dejen a su vez demasiado margen para la desilusión o la inquina. Y si bien el nuevo filme de Sebastián Borensztein es mucho más sólido que el de Kike Maíllo (desde la teórica objetividad), por contra en su ejecución hay más competencia profesional que auténtica personalidad.

'Capitán Kóblic' es sin duda un filme muy cuidado que cuenta además con los inestimables apoyos de Ricardo Darín y Oscar Martínez, piezas básicas y enfrentadas de este western moderno que, como suele ocurrir con los ejercicios de estilo tan demarcados, se muestra "atrapado" dentro del género que le da cobijo. O lo que es lo mismo: se trata de un filme muy de sota, caballo y rey que, con un escaso factor sorpresa de su parte, funciona por pura precisión matemática y la incuestionable solidez de sus formas, así como por la elegancia de lo que conceptualmente valdría como "una de aquellas películas de Clint Eastwood".

'Capitán Kóblic' es sin duda un filme muy cuidado... y a pesar de su efectividad, su contención y trazo firme no hacen sino poner al descubierto en todo momento las cartas con las que juega en cada mano: sota, caballo y rey. No hay grandes sorpresas en 'Capitán Kóblic', un filme que posiblemente sintamos que ya hemos visto, y que posiblemente volveremos a ver ya sea ambientado en cualquier otra parte del mundo, siendo este el verdadero valor de la película de Sebastián Borensztein. No se trata tanto de lo que cuenta como de lo bien que lo cuenta, y 'Capitán Kóblic' cumple con aplomo y solvencia en su humilde retirada hacia el olvido.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex