Remake italiano con todas sus letras de la comercialmente exitosa comedia francesa 'Bienvenidos al Norte', una cinta amable que aunque se dejaba ver con cierto agrado adolecía de, entre otras cosas, una exagerada corrección política que limitaba su alcance a no ser más que un ligero, inofensivo y poco emblemático pasatiempo de vaga trascendencia posterior, particularmente decepcionante en relación a la capacidad de nuestro cerebro de, tal vez erróneamente, asociar un gran éxito de taquilla a la calidad de un film, regla de tres aparentemente tan lógica que su imperfección nos hace sentir como estúpidos en no pocas ocasiones.
¿Y qué aporta de nuevo esta versión italiana? Poquita cosa más allá de la espectacular belleza de Valentina Lodovini. Luca Miniero se limita a cambiar el contexto, retocar alguna que otra coma y reescribir los chistes cambiando la F de Francia por la I de Italia, algo que cabía esperar como lógico y propio de un remake, pero que hubiera sido deseable evitar por cuanto al conocedor del material original pocas sorpresas le esperan por parte de un film excesivamente deudor y dependiente. Sigue funcionando como pasatiempo, no obstante, pero no deja de ser una especie de revisionado con fuerte aroma a molesto déjà vu.Hay formas y hay maneras. ¿Qué tienen en común 'Amanecer de los muertos', 'La guerra de los mundos' o 'Infiltrados', por citar tres ejemplos más o menos recientes? Pues su condición de remakes, ese término audiovisual que de un tiempo a esta parte, y a diferencia de lo que ocurre en el teatro donde más bien se habla de "nuevas versiones", se ha convertido en un insulto prácticamente para cualquier producción que se tilde como tal. Sin embargo a estos tres títulos mencionados cabe aplicarles el buen uso del término porque en los tres casos, uno de ellos incluso oscarizado, estas nuevas versiones aportan cada uno a sus originales una serie de variaciones que hacen de ellas propuestas tan independientes como complementarias y tan parecidas como distintas, justificando su propuesta no sólo con sus méritos sino también con su intenciones. En resumen, lo que vendría a ser lo opuesto a ese infame 'Psycho (Psicosis)' que se cascó Gus Van Sant en 1998, y por el cual muy probablemente éste arderá en la hoguera de algún psicópata cinéfilo...
Si bien sería injusto equiparar el film de Luca Miniero con el film donde Vince Vaughn emulaba al inemulable personaje de Anthony Perkins, dicho sea de paso por alguien que no soporta ni el remake... ni el original (abro paraguas), tampoco sería de recibo hablar del mismo sin tener en cuenta su excesiva deuda para con su modelo hasta el punto de que si no fuera por la pérdida del factor sorpresa, un copy & paste de una crítica del original podría pasar, con algún que otro leve retoque, por una crítica de esta versión italiana. La historia nos la conocemos, y salvo diferencias muy puntuales, su desarrollo es prácticamente el mismo; los chistes también son los mismos, así como los personajes o las distintas escenas que se suceden una tras otra. Y si no son exactamente las mismas, como si lo fueran, pues esa es la permanente sensación que recoge un visionado que, no obstante, no aburre... por más que tampoco emocione en absoluto debido a, lo repito, la continua sensación de "esto ya lo he visto". Claro es que yo nunca fui un entusiasta del título original, lo que me lleva a pensar que más o menos la opinión de cada cual de dicho título se puede extrapolar a esta nueva intentona, algo condicionado por el desgaste evidente o la identificación mayor o menor que uno puede tener con los franceses o los italianos. Y a quien no haya visto el original cualquiera de las dos le valdrá, si es que le vale alguna.
En última estancia, y por lo cual merece la pena echarle un vistazo, es por la idea de lo que verdaderamente funciona en esta propuesta universal, ya sea en francés o en italiano, de su bienintencionada moraleja; no hay más que ver los clichés regionales que podemos recolectar por cada metro cuadrado de nuestra querida España donde conviven gallegos, asturianos, aragoneses, andaluces, vascos, catalanes, madrileños, extremeños, sorianos, los de Teruel si es que existen... en fin, y donde la mayoría de ellos no son como se presuponen que son, no al menos como "las malas lenguas" presuponen que son. Este concepto es verdaderamente donde reside la fuerza de un film amable y ligero, que no es nada del otro mundo sin dejar de funcionar como un pasatiempo inofensivo y poco molesto cuya simpatía permite sobreponerse a lo limitado de su calidad cinematográfica... más o menos como el original, incluida la (breve) presencia de Dany Boon, restándole el factor sorpresa y con la popular mafia italiana como telón de fondo para medida de su resultado final. ¿Para cuándo una versión española?
Nota:
6.0
Por Juan Pairet Iglesias
Comentarios