Buscador

Twitter Facebook RSS

'Belle': No me chilles que no te veo

Vía El Séptimo Arte por 13 de agosto de 2014

Cualquier hombre se supone que es un hombre libre; quiero decir, que es libre para alcanzar un pensamiento propio, siendo siempre más perdurable la idea que uno mismo ha generado que la que le han inculcado. Lo mismo podemos decir de un espectador medio adulto, al menos de una gran mayoría de ellos, siendo siempre más contundente sugerir una idea que mostrar dicha idea tal cual, el mismo razonamiento que más o menos sustentaba el plan maestro de Dom Cobb y los suyos. El arte de no decir lo que se podría decir para que sea el espectador quién lo piense: porque en boca cerrada no entran moscas, más vale parecerlo que confirmarlo... y porque una imagen vale más que mil palabras.

El individuo es un ser inteligente mientras que la masa es un ente estúpido. Da igual quién lo dijera, y da igual quien lo diga, porque es y seguirá siendo cierto sea quién sea el tele-predicador que en ese momento nos este dorando la píldora. Como también es cierto que todo el mundo es bueno... si las circunstancias son propicias. A 'Belle' le podemos achacar lo que tantas y tantas veces le hemos podido achacar a un filme: su obviedad. Si atendemos a la moralidad estándar y a los valores de los que se permite alardear, todos tenemos claro un posicionamiento público que tiende hacia lo "políticamente correcto"... que, por qué no, puede no coincidir con nuestro posicionamiento privado. Aunque no es esto en principio de lo que hablamos, ¿o puede que sí?

'Belle' pivota sobre esta idea, más que extendida en una época como la mostrada en esta, ojo, peligro, historia "inspirada en hechos reales". No tengan miedo, y aflójense las ataduras (sin por ello perder la premiable ambición contenida): de no ser por los innecesarios (y molestos) subrayados que pueblan su tramo final, 'Belle' sería algo más que un correctísimo y muy legitimo drama de época en donde convergen amor, nombre, dinero, raza y poder desprovisto, mayormente, de las cadenas de la soberbia hacia las que vira el tema de la esclavitud. Era otra época no obstante, y salvo las solteronas todo parece casar con lo vivido según los libros en aquellos días que atestiguan que cualquier tiempo pasado no es necesariamente mejor.

Entre el deber y el amor, entre lo que conviene y lo apropiado, entre la subsistencia y lo correcto. 'Belle' fluye con ritmo, atino y la debida elegancia de un retrato de época procedente de las islas, incluso con mayor brío de lo habitual gracias a un montaje que huye de la representación teatral. Hasta que, sólo al final, su inmaculado comportamiento señorial se ve ensuciado por las manos del proletariado, con un uso del zoom y de la palabra que aún pudiendo ser así en la vida real, en lo que respecta al medio cinematográfico podía ser dejado en manos de aquel que sea libre de forjarse una opinión. Porque la historia puede, porque los hechos se bastan. Y porque no es necesario sumirnos en 12 años de indiferencia ni por una buena causa cuya valoración de sobra conocemos.

Si bien la historia tiene lugar en el siglo XVIII, esta se nos cuenta ya entrado el siglo XXI. Hablamos de la fuerza que otorga saber dónde situar los silencios, las palabras a medias; de una mirada que ceda al espectador una rienda que le obligue a levantar la mirada del teléfono móvil que bien podría meterse por el c... La evidencia de 'Belle' no admite discusión, no hay duda, y ante esta ausencia pierde el fuelle que requería, más bien que necesitaba para dar esa puntilla que tras el cortejo nos animase a pedirla en matrimonio. Detalle quizá menor, incluso perdonable, pero que insinúa que no nos quieren tanto como espectadores como por nuestra dote y, más importante, posición social dentro de esa cada vez más distinguida y noble especie en vías de extinción conocida como "espectador de (sala de) cine".

Nota: 6,5

Por Juan Pairet Iglesias


< Anterior
Siguiente >

Comentarios

  • Avatar de Beyond
    Beyond 15 de Agosto de 2014, 12:27:19 PM
    Totalmente de acuerdo. Es una buena película, con virtudes incontestables, pero en su parte final se enquista y empieza a dar vueltas sobre sí misma, subrayando y remarcando elementos de forma innecesaria. Moralina superflua que hace que baje mi valoración de la película como ya me pasó con El mayordomo, por decir otro ejemplo reciente.

    Al margen de esto, me ha gustado bastante la representación de esa época en la que todo es pura farsa, donde lo importante son las apariencias y en la que el propio cortejo y el posterior enamoramiento dependen fundamentalmente de herencias y de poder. Más que nada porque es lo mismo que ocurre hoy en día en bastantes ámbitos, solo que antes ni siquiera intentaban disimularlo.

    Mi nota es 6/10.