'Babadook': Ilusiones funambulescas
Lo que el cine actual nos está dejando claro con el curso de los años es que el cine de terror de ámbito comercial tal y cómo lo conocíamos está dejando de ser el cine de terror comercial tal y cómo lo conocíamos. Esas películas que llenaban las salas de cine de adolescentes y hormonas revolucionadas cada vez son menos sinónimo de éxito. Quizá es problema de los tiempos, o quizás no. El todo vale de sustos y vísceras ya no sorprende, y el género pide a gritos la búsqueda de nuevas formas de expresión del terror en un camino que parece reconducir de vuelta al sentido más clásico del término… y del género.
Y qué es el terror si no una proyección de los miedos, las preocupaciones y las obsesiones del ser humano de a pie. Una vuelta a los miedos infantiles que dirían los más estudiosos. El terror está dentro de cada uno de nosotros, y sólo hay que proponerle una situación crítica para que pueda salir. Estos argumentos son las que aprovecha Babadook para conformar sus bases. Una base que se presenta bajo un planteamiento nada novedoso (un niño problemático, una madre soltera, una casa antigua de las que dan miedo y un libro maldito) del que sin embargo la propia película es consciente y aprovecha a su favor para intentar sorprender mediante otras vías y sin apenas artificio.
La batuta debutante sostenida por Jennifer Kent se presenta cómo clave imprescindible para dotar de frescura a la película y alejarse de cualquier atadura negativa propia de la producción industrial y de los códigos del género. La directora australiana parece dotada de un innato sentido fílmico del ritmo y un milimétrico uso de las pausas, los silencios y los sonidos, que cobran principal protagonismo a la hora de crear una atmósfera envolvente y de suspense. Todo está en su sitio, y todo ocurre cuando tiene que ocurrir de forma casi natural. Esa atmósfera fría a veces choca con un tono que se tambalea a medio camino entre lo trágico y lo desenfadado, que, si bien nos regala algún momento destacable, no acaba de desarrollarse cómo debería.
A pesar de todo, la idea y la frescura se van agotando a medida que se acerca el desenlace, momento en que la historia va perdiendo cualquier capacidad de sorpresa, tornándose repetitiva y pidiendo a gritos un clímax que resuelva la trama de forma efectista o algún momento en que el espectador de verdad consiga conectar con la historia. Estos pequeños (grandes) contras, sin embargo, no restan méritos a la película en cuanto a disfrutable. La frescura que se denota delante y detrás de las cámaras se transmite al otro lado de la pantalla en una película que intenta mirar hacia dentro en una reflexión sobre el propio género con una nueva vuelta de tuerca al significado del miedo, más adulto y lleno de metáforas que explora temas cómo las secuelas a una pérdida, las obsesiones y la introversión frente a una sociedad que te da la espalda a ti y a tus problemas. La directora no duda en echar la vista atrás, inspirándose en los grandes del género regalándonos homenajes tan preciosos cómo el que hace a Meliés. El terror cómo fenómeno psicológico primitivo del ser humano. Agárrense a sus mejores mantas.
Nota: 6.8
Por Diego Sánchez Izquierdo
Babadook tiene imperfecciones de ópera prima, a ratos parece que vaya a arreones irregulares, personalmente se me hizo un poco brusco el cambio de rol entre protagonistas aunque nada de todo ello chirría y si las sensaciones tras verla son buenas, al reposarlas con el paso de las horas y los días, mejoran.
El relato de Babadook (sus apariciones igual no tanto) y la atmósfera son logradas y perturbadoras, la historia es interesante y el trasfondo que hay tras ella, todo el simbolismo, la exagerada mezcla de estrés del día a día con heridas del pasado, que acaba convertida en oscuro monstruo, es lo que le dan un toque especial y notable a la cinta, rematada con una secuencia sublime. No inventa nada, es difícil por no decir imposible hacerlo en un género tan trillado, pero aporta la tan apreciada frescura aunque recuerde desde pelis de niños odiosos entre lo hiperactivo y lo psicótico con los que se masca la tragedia a su alrededor, exorcismos caseros, momentos patrocinados por "El Resplandor" y hasta alguno que recuerda a "Solo en casa".
Destacar también las actuaciones de los dos protagonistas, que rinden a un gran nivel con escenas en las que era más difícil lucirse que caer en lo histriónico o sobreactuado y lo hacen realmente bien, al igual que acordarme de su logrado apartado técnico en todos los sentidos para conseguir la mencionada atmósfera y secuencias, si no aterradoras, cuanto menos de agarrarte a la butaca.
Nota: 7
Aprovecho para avisar de que la ficha de la película no está enlazada con este hilo.
No soy experto en cine, pero, a no ser que la copia que yo he visto esté defectuosa, corta secuencias, mezcla planos e incluso los corta. Mal montada.
Un ejemplo: Cuando aparece el compañero con un ramo de flores y un juguete para el niño, y está "flipando con el niño" la siguiente secuencia entra de golpe y el chico ha desaparecido instantaneamente del pasillo. No sabemos si está tomándose una taza de te en la cocina, si se ha ido, si está aun en la puerta...
Creo que es una oportunidad perdida. Me dispuse a ver una nueva visión del terror psicológico y a media película ya era lo mismo de siempre, mal hecho y con alguna copia a estas películas nuevas de terror japonesas.
Me ha decepcionado mucho.
Pues a mi me chirrió y mucho.
Totalmente de acuerdo.
5/10.