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'Arrietty y el mundo de los diminutos': What's the Frequency, Hayao?

Vía El Septimo Arte por 15 de septiembre de 2011

Le importe algo a alguien o no, he de admitir que como espectador con aspiraciones el trabajo del Studio Ghibli "no me pone". O mejor dicho, me entusiasma más bien poco... aunque lo suficiente como para concederle sistemáticamente el beneficio de una duda más que razonable -que me viene "de oídas"- y con la que siempre me quedará tiempo para volver al redil. Allí donde algunos hablan de las maravillas que se esconden tras títulos como 'El viaje de Chihiro' o 'El castillo ambulante' un servidor ve algo que sí, Dios me libre de escribir lo contrario, que no está nada mal y que tiene su gracia, pero que no le estimula ni lo más mínimo ni causa impacto alguno en su memoria como para que cada nuevo título de la factoria no sea recibido con cierta pereza por mi parte.

Llamese como se quiera, pero mi gusto cinematográfico no sintoniza en la frecuencia del discurso dramático de Hayao y sus muchachos, y tras este nuevo intento por solventar las diferencias creativas que mantengo con el citado estudio el partido sigue estando en empate, ni tuya ni mía: no pierdo la fe en la posibilidad de sufrir una revelación, pero tampoco contemplo la esperanza como un dogma de fe. Pero quien no se conforma es porque no quiere. 'Arrietty y el mundo de los diminutos' es un filme interesante de todas formas como cabe esperar, quizá no tan sólido como otros títulos de la misma casa, pero igualmente de resultado quinielístico: juegues de local, visitante o como un servidor al perro del hortelano y con una X bien grande, muy probablemente tu apuesta previa sea el mismo resultado que salga al final de la proyección.¿Confesiones a media noche? En teoría, y en teoría funciona hasta el comunismo tal y como decía Homer Simpson, no me gustan los musicales; tampoco me entusiasma Disney ni Katherine Heigl me resulta precisamente simpática. No obstante me encantó 'Pesadilla antes de Navidad', que es musical y de Disney, y me reí con 'La cruda realidad' de la Heigl que encima es una comedia romántica, género que a cada nueva propuesta se empeña en ser aun más odiado (y la próxima semana 'Con derecho a roce', nuevo capítulo). Por poner podría poner más ejemplos, faltaría más, que de blanco a negro hay toda una escala de grises y, aunque tampoco nos guste, lo que pensamos que creemos no tiene por qué ser necesariamente cierto, sino tal vez y simplemente una impresión personal. Dicho esto, ¿y a quien le importa?. A cada cual con sus gustos, unos gustos que siempre nos sugestionan para manipular nuestra escala de valores segun el interés del momento. ¿No me ha entusiasmado 'Arrietty y el mundo de los diminutos' porque no me entusiasma su modelo de cine... o porque su modelo de cine en esta ocasión no ha dado la talla? Buena pregunta, y la respuesta se encuentra entre medias de ambas.

Porque tanto monta que monta tanto y en realidad esta crítica es más paja que arena, cada uno verá en 'Arrietty y el mundo de los diminutos' el filme que quiera ver, punto y seguido, y lo podrá hacer además con fundamento y pocas opciones de ser rebatido. Porque hay de todos y para todos para que los fans lo sigan siendo, para que el ignorante lo siga ignorando y el voluble como un servidor valore en su justa medida un filme que calificaría de bien... a secas, y lejos de lo mejor del estudio sin por ello ser para nada lo peor. Así pues, algunos encontrarán lo que busquen mientras que otros buscarán lo que no encuentren; quien gusté del trabajo del Studio Ghibli se encontrará con una nueva joya artesanal de la factoria, una delicia para los sentidos con una puesta en escena fascinante y visualmente arrolladora en el empleo de su animación tradicional. Pero de igual manera que lo expuesto no se puede negar tampoco le faltará razón a quien con un gesto de desaprovación alegue en su contra la frialdad de los trazos de su irregular narrativa y la imposición de un guión forzosamente maníqueo, tramposo y llegado un punto, de torpe ejecución a la hora de imponer sus elementos sin un verdadero desarrollo que los justifique plenamente. Y es que al film si técnicamente la reprobación le es infame, a nivel dramático se le puede echar en cara una simpleza que si bien inherente a su modelo cinematográfico requiere de algo más que de la excelente caligrafía de su dibujo, y que en esta ocasión no parece impregnar con la misma habilidad de acometidoas anteriores un resultado que se torna bueno, sí, pero emocionalmente escaso. Claro es que, lo dicho, paja y no arena, y las convicciones de unos y otros convertirán esta discrepancia en pecata minuta para sus intenciones.

A estas alturas cualquier nueva producción del Studio Ghibli viene a ser como estar viendo la sexta temporada de una serie como 'Perdidos' con la que, llegado a ese punto, da igual si cada episodio es mejor o peor. Si hemos llegado hasta aquí, ¿por qué bajarnos del barco ahora? ¿Y por qué subirnos a estas alturas? 'Arrietty y el mundo de los diminutos' da una respuesta negativa, rotunda y firme a la primera pregunta pero titubea en la segunda, y aunque disfrutable no es esa obra tan arrebatadora como bien podría ser ese 'viaje de Chihiro' capaz de hacerle bailar un padre nuestro a un ateo. Buena es, y en comparación con la versión que de la novela se hiciera en 1997 con John Goodman, Jim Broadbent o el hoy popular Dr. House como principales nombres de su reparto ofrece un resultado mucho más redondo, interesante y enriquecedor que, aun siendo una visión de la misma historia más convencional y vulgar, a los postres resultaba simpática en su ligereza factor en el que 'Arrietty' no termina por dar del todo la cara. Pero claro, las ambiciones del Studio Ghibli traspasan del mero hecho de entretener, y lo que para ellos es un resultado bueno a secas sigue siendo una quimera para otros...

Nota: 6.75

Por Juan Pairet Iglesias

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