El Sindicato de Actores de Pantalla (SAG, por sus siglas en inglés) y los grandes estudios de Hollywood han vuelto a la mesa de negociaciones después de un descanso de tres semanas, en el que la AFTRA - otro sindicato más pequeño- ha alcanzado un acuerdo con los productores para un nuevo contrato laboral. El acuerdo entre los estudios y la Federación de Artistas de Radio y Televisión de Estados Unidos (AFTRA, por sus siglas en inglés) da esperanzas en Hollywood de que la paz prevalezca y no se repita algo semejante a la huelga de guionistas que terminó en febrero. El AFTRA ha alcanzado un compromiso en dos asuntos considerados como los mayores obstáculos por los dos sindicatos: que el contrato cubra las producciones específicas para Internet y el consentimiento de los actores para subir su trabajo a Internet.

Sin embargo, sigue sin estar claro si el acuerdo de la AFTRA servirá de base para otro con el SAG, un sindicato mayor y más combativo, o si el SAG verá su posición de negociación minada por su sindicato hermano. Los dos grupos han negociado sus contratos de televisión juntos durante casi tres décadas. Pero este año, la AFTRA, que tiene unos 70.000 afiliados, decidió ir por separado cuando las viejas diferencias con el SAG alcanzaron un punto crítico. La atención de todos está ahora en el SAG, que representa a 120.000 actores y cuyo contrato abarca la parte del león en la televisión de máxima audiencia y la industria del cine. Su presidente, Alan Rosenberg, fue elegido en 2005 bajo la promesa de adoptar una posición más dura en las negociaciones laborales. Los dos sindicatos tienen unos 40.000 miembros en común. El contrato de ambos sindicatos expira el 30 de junio, y Hollywood aún está escarmentada de la huelga de guionistas que durante 14 semanas paralizó gran parte de la industria televisiva, hizo descarrilar varios proyectos cinematográficos y dejó sin trabajo a miles de trabajadores de producción. El SAG, que jugó un gran papel apoyando esa huelga, no ha pedido la autorización de sus miembros para llamar a un paro de actores. Sin embargo, la industria ya vive en un modo de huelga de facto, con los estudios acaparando episodios de televisión y poco dispuestos a iniciar el trabajo en películas que pudieran verse afectadas.