12ª Muestra Syfy de Cine Fantástico: Crónica
La apuesta comercial para abrir el festín de este año no era otra que 'Chappie', la esperada nueva cinta del sudafricano Neill Blomkamp tras la sorprendente ’Distric 9’ y la “fallida” ’Elysium’. Cabe reconocer que había cierta curiosidad por descubrir si Blomkamp conseguía volver a alzar el vuelo o continuaba en su caída en picado aunque, una vez vista, no sabría decantarme por ninguna de las dos opciones. Y es que los sentimientos en cuanto a 'Chappie' resultan bastante encontrados. Por un lado, tenemos una historia pésimamente narrada, sin sentido ni justificación y con una carencia de guión bastante notable en una película que juega en varios tonos sin saber muy bien lo que quiere contar. Una cinta que parece tan desorientada cómo su personaje protagonista pero que sin embargo nos ofrece algo que pocos blockbusters actuales son capaces de ofrecernos: un producto diferente. Y es que 'Chappie' tiene sus defectos sí (que no son pocos), pero también un sentido del divertimento y del efectismo porque sí, que se agradece enormemente. Parece cómo si Blomkamp hubiera intentado mejorar los fallos de su cinta anterior eliminándolos de raíz. Porque si el objetivo del director era hacer una película que no se tomara en serio, lo consigue, aunque bien es cierto que no debe ser nada fácil plantearse una cinta seria con los personajes de Die Antwoord cómo protagonistas. En resumen, una buena elección para que el público se entregase en esta primera jornada.
El segundo día comenzaba con la cinta neozelandesa 'Housebound', comedia de terror destacable por su simpático sentido del humor y su concepción de festín poco serio, algo que siempre se agradece a pesar de sus defectos rítmicos y su estancamiento en los primeros compases de la historia. Continuábamos con la cinta japonesa 'Tokyo Tribe', último proyecto del controvertido Sion Sono, un hombre capaz de mearse en tu cena y al mismo tiempo recibir premios en importantes festivales a nivel mundial. La cinta en cuestión había pasado por Sitges sin hacer demasiado ruido, pero el ambiente de La Muestra era idóneo para una película así: un thriller musical protagonizado por raperos gangstas japoneses. Nada podía salir mal. Porque 'Tokyo Tribe' es tan loca que es complicado no disfrutarla. Una idiotez tan absurda cómo excesiva, filmada con una factura técnica impecable, sorprendente y original en su puesta en escena, con una musicalidad constante que le aporta la epicidad y el ritmo necesarios en cada momento y con unos golpes de humor bien implementados. Una especie de ’West Side Story’ + ’The Warriors’ japonés y poco serio a ritmo de rap, y uno de los grandes descubrimientos de esta Muestra.
Continuando con el tono de comedia desenfadada que caracterizaba a todas las cintas de esta jornada llegaba 'Burying the Ex', cinta que ya sólo por el nombre de su realizador creaba expectación… y no decepcionó. Joe Dante demuestra una vez más que los clichés del género siguen funcionando perfectamente a día de hoy en esta comedia tan entretenida cómo divertida que cumple con lo pretende. Max empieza un romance con la encantadora Olivia, pero su difunta ex novia Evelyn vuelve de la tumba, dispuesta a pasar lo que le quede de “no vida” junto a él por culpa de un conjuro mágico. A pesar de que tras esta premisa todo fan del género es capaz de imaginarse lo que va a pasar, nadie puede dejar de mirar y disfrutar en una cinta tan sencilla cómo funcional.
La guinda al pastel diario la ponía 'Lo que hacemos en las sombras', una de las cabezas de cartel de este año y “flamante” ganadora del Premio del Público en el Festival de Cine de Hawaii (festival que empezaremos a seguir de cerca los asiduos a La Muestra). La cinta sigue el día a día de un grupo de carismáticos vampiros a modo de falso documental en una nueva vuelta de tuerca al género. Partiendo de una premisa ya de por sí original e interesante, la cinta está bien realizada y no deja de sorprender en ningún momento, aunque es cierto que a pesar de sus constantes buenos puntos y golpes de humor el punto de partida podía dar tanto de sí que se le puede echar en cara no haberle sacado más partido a una película cuya falta de una línea argumental presente y establecida la perjudican seriamente. Sin embargo, lo que engloba al resultado de la cinta en sí es, cuanto menos, satisfactorio. Una película divertida, simpática y para todo tipo de público.
Para finalizar una jornada que hasta el momento había cumplido con creces los más valientes acudíamos a la sesión golfa, una de esas sesiones donde los más freaks sacamos nuestro lado más salvaje pero que sin embargo hay que reconocer que cada año las películas programadas en dichas sesiones están cumpliendo menos los requisitos y las expectativas. Este año, por desgracia, no ha ido a mejor, y es que la cinta que tocaba visionar, 'Hunger Z (Hunger of the dead)' no dio demasiado juego al respetable. Una película que podría haber sido perfectamente rechazada por la mismísima CutreCon, de un amateurismo extremo que parece una home movie con todo lo que eso supone y donde la mayoría de los aspectos están descuidados. Innecesariamente alargada y sin gracia, con un aspecto visual que deja bastante que desear y un humor que por lo cargante, cutre y sobreactuado que resulta todo saca más bostezos que sonrisas. No pretende nada no, pero tampoco consigue nada.
Los más madrugadores asistíamos con más ganas que nunca a la sesión Syfy Kids que este año traía la maravillosa 'Mi Vecino Totoro', una nueva oportunidad de disfrutar de la obra maestra de Miyazaki en pantalla grande y toda una satisfacción ver la cantidad de niños que descubrían por primera vez (o no) a Totoro enseñándonos a pequeños y a mayores a usar nuestra fantasía para luchar contra los miedos de la vida cotidiana. Aprovechando el tirón de la animación, comenzábamos la tarde con 'Song of the Sea', la cinta irlandesa conocida por su nominación a Mejor Película de Animación en la pasada edición de los Oscars. Una cinta visualmente apabullante con una factura técnica impecable y una banda sonora que pone los pelos de punta. Un viaje fascinante con mensaje bonito y final feliz.
Esto último todo lo contrario a la película que venía a continuación: 'Ich seh, Ich seh (Goodnight Mommy)', una de las grandes esperadas por un servidor debido a la persona que firmaba la obra: Veronika Franz, guionista habitual y compañera sentimental de uno de los mejores (y más enfermos) directores europeos de la actualidad, Ulrich Seidl (quien además produce la cinta en cuestión). Terror psicológico del bueno en la historia de dos gemelos que sospechan que su madre no es su madre, sino alguien que, tras una operación de cirugía, se está haciendo pasar por ella. Una cinta de arranque lento y de ritmo contemplativo que si bien en cuanto a estilo no parecía haber sido bien escogida para programar en una Muestra cómo esta, su calidad es indudable. Una atmósfera agobiante, absorbente y desconcertante desde el minuto 1 con un final magistral que fue aplaudido por todo el anfiteatro.
El tono romántico lo ponía 'Spring', Mención Especial en la Sección Oficial del pasado Festival de Sitges cuya sinopsis despertaba una cierta curiosidad que se fue confirmando a medida que avanzaba la película gracias a su ritmo narrativo, su tono y su estilo visual indie que consigue conectar con el público desde el principio. Sin embargo, una vez que se empieza a descubrir el pastel y a mezclar géneros lo que único que acaba causando es desconcierto y decepción. Una premisa desaprovechada en un desvarío incontrolable en torno a su recta final donde la historia se pierde en temas y discursos que no pegan y que desvían y alargan el verdadero propósito de la cinta. A veces, intentar ser original te juega una mala pasada, no obstante, se agradecen propuestas diferentes cómo ésta.
El clímax del día llegaba con 'Cub', ganadora del premio a Mejor Director en Sitges que prometía, por lo menos, una entretenida sesión de terror y sangre. Por suerte, en ambas cosas cumple, pero con fisuras. Una de cal y otra de arena. Porque el debut de Jonas Govaerts es un entretenidísimo thriller perfectamente realizado que cumple con su labor pero que sin embargo falla a la hora de ofrecer algo nuevo y sorprender al espectador. Una historia que se queda corta en cuanto temas pero a que a pesar de sus lagunas narrativas consigue engancharnos hasta un final eficazmente resuelto pero con efectismo. La fantástica banda sonora también ayuda a crear la consecuente atmósfera en la que se mueve el relato.
Con esperanzas de mejorar la sesión golfa del día anterior llegaba 'Crazy Bitches ', una cinta cuyo título y descripción -”horror comedy sex”- prometían un divertimento asegurado. Antes de la proyección tuvo lugar una presentación a cargo del encargado de los efectos especiales del film, Chris Orchard, cuya interacción dio lugar a cierto cachondeo entre los asistentes. Un cachondeo que, por desgracia, no tuvo lugar durante la película. Una elección para la sesión golfa completamente fallida para una de las peores películas que un servidor ha tenido la suerte de ver a lo largo de su vida. Una comedia que no es comedia, una cinta de terror que no es de terror, sin una pizca de sexo, y un montón de fundidos a negro. Eso es ‘Crazy Bitches’, una película que intenta ser seria sin tener los medios para serlo, que intenta ser más profunda de lo que la historia puede ofrecer y que acaba pareciendo una adaptación de Mujeres Desesperadas para acercar el cine de “género” a señoronas. Una estupidez insulsa que tuvo que sufrir el inocente público que se quedó a verla sin saber lo que se le avecinaba.
El último día comenzaba con la peli sueca 'LFO', ciencia ficción con pequeños golpes de humor que surgen del patetismo del protagonista, un inteligente freak que crea una máquina que hipnotiza a las personas usando frecuencias sonoras. Una película que se pone seria o jovial cuando tiene que ponerse pero sin perder nunca la autoconsciencia. Ciencia ficción austera narrada íntegramente en el interior de una casa que se apoya en la terrorífica idea que propone para enganchar al espectador. Una pena que hacia la mitad se estanque para luego precipitar su fantástica parte final. Podría haber dado más de sí, no obstante se queda en una cinta curiosa.
Desde Sundance y Sitges (donde obtuvo el premio a la mejor Fotografía) llegaba 'Jamie Marks Is Dead', un dramón frío y turbio con toques sobrenaturales cuyos entresijos narrativos y preocupaciones de los personajes se entienden desde los primeros compases de la historia, algo que no le hace ningún bien para aguantar el pulso hasta su vacua resolución. Un aburrimiento monumental con aires de telefilm que intenta ser adulto en su concepción y utilización del género fantástico pero que se desploma en el intento siendo, sin embargo, curioso por su faceta técnica y el parecido del personaje con Harry Potter.
Una de las cintas de género que más han dado de qué hablar durante este año en su recorrido festivalero protagonizaba la penúltima entrega de esta Muestra. Hablamos de 'A Girl Walks Home Alone at Night', début en el mundo del largometraje de Ana Lily Amirpour, directora iraní afincada en USA que en su primera cinta nos enseña su riqueza cultural en géneros y formas. Una cinta que se autodefine cómo “western vampírico” y se presenta cómo una caja de sorpresas que el espectador más curioso y cinéfilo disfrutará desde el inicio. La joven directora dota de la frescura necesaria a una historia que consigue contarse sin apenas diálogos en un popurrí de géneros y estilos que toca desde el western, el cine negro ó el slasher pasando incluso por el videoclip. Una espectacular y cuidada fotografía en blanco negro, una fantástica banda sonora compuesta casi íntegramente por música procedente del mundo persa y una concepción del ritmo al que el cine de género actual no nos tiene acostumbrados acaban por componer una de las sorpresas más frescas del año.
La película protagonista de la noche y que ponía un perfecto broche final a la edición de este año no era otra que 'Under the Skin', la cinta de ciencia ficción que dirige Jonathan Glazer y que protagoniza Scarlett Johansson en uno de sus papeles más explícitos y que han hecho que la película haya tenido cierta repercusión por esa (triste) razón. La película en sí había creado cierta polémica por su apuesta narrativa y su puesta en escena, algo que por el contrario ha causado un gran entusiasmo en los círculos más independientes y experimentales (grupo de entusiastas al que se suma un servidor). Y es que, guste o no guste la afirmación, 'Under the Skin' es ya un hito en la ciencia ficción, una cinta de culto instantáneo tan necesaria para el estado del género actual que abruma. Una apuesta radical en sus formas que la hacen destacar cómo una obra de arte en sí misma, tanto en lo que muestra cómo en lo que sugiere, desde su maravillosa primera escena en un homenaje a la epopeya del maestro Kubrick a su frío e impactante final, pasando por las originales escenas oníricas que se reparten por buena parte del metraje. El director británico realiza, además, un brutal análisis del ser humano y de una sociedad regida por la superficialidad de la apariencia. Un relato narrado casi exclusivamente por medio de la imagen que requiere la implicación de un espectador preparado para disfrutar de una de las experiencias cinematográficas más espectaculares que se ha tenido la suerte de ver este año. Una de esas películas que se quedan guardadas en tu retina durante un largo período y a las que el tiempo pondrá en el lugar en que se merecen.
Con este buen sabor de boca final terminaba una Muestra marcada por algún error de programación para el que el público asiduo no estaba preparado pero que sin embargo no ha sido un impedimento para el desarrollo de ese ambiente festivo y jovial que se vive cada año y en cada película, y que tanto caracteriza a este evento. Por último, agradecer a Syfy y todos los que forman parte de la organización por seguir apostando y luchando por traernos lo mejor y lo peor de un género que sigue demostrando que nadie podrá nunca acabar con él. Nos despedimos hasta el año que viene y cómo diría Terminator: I'll come back.
Por Diego Sánchez Izquierdo