'El teléfono negro' - De oficio, poco beneficio
'Black Phone' cuenta con un inicio de lo más prometedor, tomándose su tiempo para establecer las bases de lo que pretende ser un relato dramático sumido en una incómoda atmósfera de tensión permanente. Algo que logra... a medias, siendo una película que parece hecha... a medias. Además de resultar frustrante, por descontado, por cuanto parte de un inicio prometedor hacia un destino que no termina de cumplir con esa expectativa inicial.
Más que una película, 'Black Phone' es una deslavazada sucesión de ideas inconexas y sin desarrollar que desfilan en fila india, de manera rutinaria y sin disimular su predecibilidad. Ideas que aunque comparten un mismo metraje no se alimentan entre ellas, de un autolimitado potencial que avanza en línea recta sin construir un 'in crescendo', ni dar cuerpo o volumen a lo que se acaba precipitando, sin más, de manera cotidiana y vulgar.
De manera gratuita y caprichosa, irrelevante. A pesar del convincente trabajo de Mason Thames y Madeleine McGraw, la historia de estos dos hermanos hace aguas por una simpleza esquemática que siquiera se ve compensada -como en la franquicia de 'Expediente Warren'- con un variado surtido de sustos. Uno, dos a lo sumo. Y para de contar. Poco bagaje para una película que no acierta a poner en valor sus elementos. Darle sentido a su premisa.
O fundamento. O credibilidad. Para que no parezca una tontería como otra cualquiera a pesar de su exquisita atmósfera setentera. Así, 'Black Phone' acaba siendo una película tonta y aleatoria reducida a su mínima expresión, ya sea desde el guión o en montaje, tendiendo su pretendido impacto emocional a la indiferencia. Este es su verdadero problema, la obviedad de su clímax o la falta de mordiente. Su nulo espíritu provocador o perturbador.
O la ausencia de sangre, quien sabe si -Blumhouse mediante- concebida sólo de cara a montar un bonito tráiler (en base a un montaje sospechosamente brusco). De esta manera, 'Black Phone' es la adaptación de un relato corto que se queda (en) corto para el cine. Envuelto con elegancia, pero resuelto sin pujanza. Autolimitado a lo mínimo exigible, siendo incapaz de disimular que se trata de una chorrada... con oficio, pero de poco beneficio.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex