'Burning' - La marca de una huella imposible de borrar
‘Burning’ es la última película del reputado director coreano Lee Chang-Dong, que se alzó con la palma de oro en Cannes a mejor película de 2018 aunque sin hacer demasiado ruido. Con esta premisa la propuesta suena tentadora, y aunque de Cannes nos podemos fiar a menudo, todos sabemos que los premios no son garantía de nada a la hora de ver una película pues todo depende de nuestra percepción de esta, pudiendo ser totalmente contraria a la del jurado que le otorgó este prestigioso premio. Independientemente, sin que lo mencionado anteriormente tuviese nada que ver, me senté en la sala con las expectativas muy bajas y sin haber visto ningún material previo a la película, más allá del póster oficial. Realmente me gusta el cine coreano (entre mis películas favoritas se encuentra ‘Old Boy’ de Park-Chan Wook y ‘Train to Busan’ me parece la mejor película de zombies que se ha hecho hasta la fecha, poniendo un par de ejemplos recientes) y este es el principal motivo que me ha llevado a verla. Ha conseguido sorprenderme. Ha conseguido brindarme una producción cinematográfica muy por encima de lo que podía esperar de ella. Eso sí, nada tiene que ver con los ejemplos que he mencionado. Es una película especial, muy difícil de recomendar. Su enorme calidad en términos cinematográficos es indudable, pero puede que os cueste entrar en ella. Si conseguís que os atrape en sus redes, os enamorará.
Al fin y al cabo, de amor va el tema. En el film todo gira en torno a ello. Es cierto que se tocan otros palos (todos con un acierto y sutileza abrumadores) pero al final todo acaba desembocando en el maldito amor. En esencia, la toxicidad de una relación, la bondad de una de las dos partes y las conclusiones precipitadas es sobre lo que nos hará reflexionar mientras la vemos y cuando acabemos de hacerlo. Puede sonar típico y aburrido, pero no lo es gracias al tratamiento que le da Lee Chang-Dong. Nos habla de todos estos temas casi sin hacerlo. En esta obra, las palabras no sobran, pero no esperéis explicaciones de ninguna clase ni voces en off que te narren todo lo que ocurre en la vida de los protagonistas. Aquí, la mayor son poesía y reflexiones en imágenes. Un estilo muy minimalista y a la vez, muy profundo, llegando a impactar la forma en la que el director maneja lo visual para avanzar en lo narrativo. Es sencillo, pero es espectacular. El alma de la película está aquí. Está en el cómo.
Pero no quiero que os llevéis una conclusión errónea con mis anteriores palabras. El qué, su guion, es casi tan brillante como la forma de enseñárnoslo. A pesar de contarnos una historia que no es innovadora y está un poco trillada, consigue sorprender gracias a una mezcla de géneros insultantemente sutil. Llegados a un punto, la película cambia de registro por completo y el espectador apenas se da cuenta. En algunas películas, la mezcla de géneros es algo forzada incluso cuando son géneros que comparten algunas características. Más no siempre tiene que ser mejor. Aquí se mezclan dos géneros tan dispares como el drama romántico y el thriller de una forma impresionantemente transparente, y eso es no solo una cualidad del que está detrás de las cámaras sino también del que está detrás del guion (en este caso, son la misma persona, acompañada por Jungmi Oh). De la misma forma, los tres personajes protagonistas son otro de los pilares. Todos son personajes muy estereotipados -el humilde, el rico y la chica guapa y carismática- pero a su vez esconden matices que los hacen especiales, un poco como pasa con las personas y un claro reflejo de la propia película. Acompañaremos a Jongsu durante todo el metraje, interpretado a la perfección por el joven Yoo Ah In con una actuación encantadora y tremendamente espontanea, pero los personajes de Haemi y Ben están tan cuidados como el protagonista de esta historia y sus actuaciones están al nivel, destacando a Steven Yeun que poco a poco nos iremos dando cuenta de la grandeza de su papel. Lo mejor de todo es que el largometraje nos hará cambiar la perspectiva con la que vemos a cada uno de ellos y ni nos habremos dado cuenta, y me parece una de las mayores virtudes de su guion.
Del resto de aspectos de la película, poco se puede decir. Hay que verlo. Hay que disfrutarlo. La fotografía de Kyung-Pyo Hong es preciosa, la dirección no solo me parece una genialidad a nivel narrativo, sino que también te deja embobado con su belleza, y la colorimetría del film es bella a la par que un recurso narrativo excelente. No esperéis escenas espectaculares, la espectacularidad visual del film reside en la magia de conseguir que situaciones cotidianas resulten increíblemente bellas y/o tensas. La banda sonora de Mowg ayuda bastante. Es casi inexistente en la primera parte de la película (de forma acertada), pero cuando pasamos al thriller, es notoria y muy efectiva, aumentando la atmósfera desconcertante e intrigante de forma exponencial. El tema principal resonará durante días en vuestra cabeza gracias a su uso y a una escena final muy difícil de olvidar. Las interpretaciones sobre la conclusión de toda esta historia, mejor las dejamos para otro día, pero son tan perfectos sus últimos 30 minutos que, si dos personas distintas se pusieran a encajar las piezas de este puzle al mismo tiempo, podrían dar resultados totalmente distintos.
Solo las grandes películas consiguen aunar dos géneros tan dispares y acabar con un resultado tan increíble. Se le puede achacar una trama algo tópica y un ritmo que para muchos puede ser desesperante, ligado directamente a un extenso metraje que puede aburrir a según qué tipo de espectador que esperaba un thriller coreano al uso. Pero es que, en realidad, ‘Burning’ no tiene ni un solo minuto de más. Si se regodea sobre sí misma, es porque puede hacerlo. Es porque todo tiene un significado y nada es gratuito. ’Burning’ es una película increíble, hasta ahora la mejor película estrenada este año en España y probablemente lo seguirá siendo cuando acabe el año. Una película imprescindible. Es extraña, es preciosa y deja marcada una huella imposible de borrar. Uno de los mejores y más inteligentes thrillers que he visto nunca. Absolutamente imprescindible.
Spoiler
https://www.youtube.com/watch?v=PW-SxgZViuk
No solo por lo bella que es, ya que toda la película mantiene un nivel muy alto, sino porque después de esto es cuando empieza a transformarse la película.
En cuanto a lo que dice Wanchope, yo desde que la vi no me la puedo quitar de la cabeza. Y obviamente tiene algo que ver que sea coreana, ya que estos tienen un estilo único. No se trata de la nacionalidad, sino de la forma que tienen de hacer películas. Ni lo dudes que esta historia ya se ha contado en alguna película estadounidense, pero seguramente con mucha menos sutileza, estilo y profundidad como esta.
Si me aburrió es precisamente porque estaba implicado, de no ser así me habría quedado dormido y punto.
Pd. y de 'Fallout' tuvieron a bien recortar los 20 minutos que le sobran a esta.
Yo es que no veo sutileza ni profundidad. Me parece una película demasiado sencilla para lo que dura. De ahí precisamente que crea que se puede contar exactamente igual incluso durando 100 minutos.
En apariencia es sencilla eso no lo niego pero la manera de contarnos según que cosas y sobre todo la mezcla de géneros está realizada con sutileza, no recurre a un giro de guión sino que te va dando pistas que cobran trascendencia cuando la historia ya cambió de rumbo casi sin darnos cuenta, sin ir mas lejos...
Spoiler