'Bacurau: Tierra de nadie' - Pueblo humano
'Bacurau' es un peculiar cruce entre película de acción, drama social y western posmoderno ambientado en el pueblo perdido de Brasil que da título al filme y del que nadie ha oído ni oirá hablar jamás salvo, por supuesto, sus propios habitantes y un puñado de orgullosos ciudadanos de la América de Donald Trump.
La película es en palabras de sus responsables, "el encuentro conflictivo y a veces explosivo entre dos mundos muy diferentes". Una especie de distopía retrofuturista que reinterpreta el 'Blanco humano' de John Woo como fábula social sin por ello desprenderse de su misma inercia genérica como distensión juguetona.
Dicho de otra manera, aquí también hay violencia, disparos y algo de sangre pero a mayor gloria de todo un pueblo, que unido jamás será vencido y no solo del Van Damme de turno. De manera no tan estilizada como en la (no menos notable) película de 1993, pero sí con un mayor sustento o vocación dramática... o social.
Algo más de dos horas de un "western brasileño" tan osado como para utilizar a un grupo de norteamericanos de carne y hueso como villanos, y que como 'Ciudad de Dios' o las dos entregas de 'Tropa de élite', le dan un meneo a la idea preconcebida que algunos puedan tener de lo que es el "cine brasileño".
Puede que el obligado estallido de violencia final con el que acaba este progresivo in crescendo resulte un tanto light para lo que parecía que se hubiera podido avecinar, pero no importa: No deja de ser una película con un contexto mucho más social que pulp, más Costa Costa-Gravas que Quentin Tarantino.
Una película con la que uno incluso uno se queda con ganas de estar más tiempo y conocer a todos los habitantes de Bacurau, en una película coral con un discurso muy estimulante que en Estados Unidos hubiera sido reducida a, probablemente, una estúpida, hueca e inofensiva franquicia como la de 'La purga'.
Pero no, ni están ni estamos en Estados Unidos, por más que el realismo mágico que impregna esta metáfora anticapitalista por otro lado nada sutil parezca reescrito por John Carpenter, en un filme extraño y tan difícil de catalogar como reconfortante en su orgullo como obra genuinamente cinematográfica.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex