'Rogue One: Una historia de Star Wars' - ¡Pero el sombrero es nuevo!
Con 'Rogue One: Una historia de Star Wars' he tenido esa sensación de ni contigo ni sin ti que generalmente se deriva de las producciones que, ya sea por un motivo u otro, les cuesta sentirse y/o hacernos creer que se siente a gusto consigo mismas. La misma que desprenden no pocos llamados blockbusters que se desarrollan, de manera titubeante, por culpa de lo que muchos médicos dirían es el miedo a lo desconocido. A lo desconocido, o a un público al que a menudo no hay quién entienda entregado a la noble causa de esperar algo distinto demandando lo mismo de siempre. O de esperar lo mismo de siempre a la vez que demandan algo distinto. O depende, ya sea según la franquicia, el signo político de nuestra fe o lo que dicten las corrientes de pensamiento del momento.
La sensación manifiesta es que la película se mueve con cierta torpeza, impuesta quizá por las circunstancias y no por su naturaleza, entre dos aguas. Entre el pasado y el futuro, entre una película y un producto, entre lo que fue 'La Guerra de las Galaxias' de George Lucas y lo que Disney quiere que sea su 'Star Wars'. La una tan indisoluble de la otra como para mantener una relación de amor/odio en dónde nadie se quiere... pero todos, aunque no quieran admitirlo, se necesitan. Disney pretende vender una apariencia de juguete nuevo que, al menos de momento, se da de bruces con una realidad gastada: tanto el 'Episodio VII' como esta 'Rogue One' no son nada sin el recuerdo, siempre presente, y forzado de un George Lucas al que nadie menciona, pero al que nadie tampoco se atreve a olvidar.
En la que nos ocupa, más un apéndice que un spin-off, se adivina la intención "de romper" en cierto sentido con la herencia. Una intención inicial que se siente, a su vez, pisoteada por una necesidad en apariencia improvisada sobre la marcha de aferrarse a las rentas como si fueran oxígeno. El innecesario pegote que por ejemplo supone Darth Vader, carne de cañón cual torso desnudo de Mario Casas para las adolescentes, sin más que aportar, así como otros múltiples guiños metidos "a c3pón" dan buena muestra de esta emulación del recuerdo, torpe y mojigata, que la sepultan bajo esa sensación de estar viendo lo mismo que ya hemos visto antes, a su vez lo mismo de siempre... pero, eso sí, por supuesto con mejores (y en verdad excelentes) efectos especiales como para sepultar las carencias de lo que no se puede comprar con dinero.
O cuando se confunde la reverencia con la dependencia, se convierte al homenaje en una cuestión de subsistencia y tanto "déjà vu" junto corrigen la emoción hacia el cero. La historia de 'La Guerra de las Galaxias', la de George Lucas al menos, siempre fue la historia de Darth Vader. Y aparte de por ser el creador, Lucas también destacaba por algo: hacía (de hacer) su película, a su manera, y lo hacía con el orgullo y sin titubeos de ser su amo y señor. Todo ello, unido, es la pelota ante la que corre esta otra "Star Wars" que, se supone, pretende contarnos la historia de una tal Jyn Erso, heroína a su pesar cuyo liderazgo se da de codazos, dando tumbos contra aquella obligación industrial que supone tener que rellenar con muñecos, que no serán los suyos, las tiendas de un parque temático de muy buen ver.
La inevitable batalla final, la misma que la del 'Episodio I' pero con las naves del 'Episodio VI', o sus últimos cinco minutos, una escena si acaso post-créditos para aquellos que no hayan visto el ahora 'Episodio IV'. En su manía de "atarse" de forma trivial a su referente la película, camino de un producto muy a lo bruto, se ata sus propias manos sin ser capaz de hacer aquello que suponíamos se pretendía, expandir un universo al que reduce a patio de colegio en el que todos son viejos amigos. Tanto, como para ser un capítulo de relleno de 'The Walking Dead' pero con mejores efectos especiales, por supuesto, y un Forest Whitaker al que sospecho le dijeron que en realidad estaba filmando una secuela de 'La loca historia de las galaxias' (si es que saben que existe, que esa es otra).
Así, la cinta avanza entre lo uno y lo otro, dando bandazos tan bruscos como tan perdida y estridente suena una partitura de Michael Giacchino quién, como la película, intenta ser distinta aunque recurriendo todo el rato a la mismo para quedarse, a golpe de ruido, en tierra de nadie. Esto es, a los fans que no rechistan. O la táctica Marvel de conservadurismo popular hecha a la manera de una DC hipocondríaca que no lo tiene tan claro como Kevin Feige. Algo decentillo que, detalle a detalle, pueda ser fácilmente encumbrado a poco que uno se deje cegar por el "destello" de un recuerdo que le exige y/o suplica no mirar hacia otro lado. De lo de siempre enterrado bajo los efectos especiales de ILM, muy buenos de hecho (como de costumbre) pero que, al igual que ocurría en las precuelas de George Lucas, no redundan en una mejor narración, al contrario.
Aunque sin la energía y determinación características que imprimó J.J. Abrams a la, por otro lado, muy decepcionante 'Episodio VII', esta 'Rogue One' aunque frustrante en igual medida al menos consigue, en su irregular tira y afloja, ser algo más resultona. Aunque sea sólo porque no puede ser un remake encubierto, un resquicio por el que asoman puntuales hallazgos, lo que podría haber sido o esos actores con alma de niños que nos animan a pensar que, sin miedo, y con una auténtica sed por explorar la galaxia más allá de su merchandising, las posibilidades son tantas como para cubrir la distancia para con esa galaxia tan, tan, tan lejana... a la que Disney sin embargo le ha puesto un cariz tan, tan, tan cotidiano que sin el logo por delante, y todo lo que con ello supone, se nos queda en pelota picada sin marcar músculo.
George, por favor, vuelve. Al menos conseguiste hacer que cada película pareciera diferente, que pudiera valerse por sí misma como si no fuera una pieza más de uno de esos "universos cinematográficos" tan cansinos, en la mercantilización de nuestras expectativas, como cualquier otra colección de cupones a comprar cada semana en los kioskos que más que por ilusión completamos por, por, por, por que sí, porque es lo que se lleva. Porque estamos en Navidad y algo hay que regalar. Y claro, ya se sabe, como el sombrero es nuevo y tal...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Recupera el sentido del concepto original que tienen los episodios IV, V y VI. También recupera la parsimonia y elegancia que tienen los diálogos y actitudes de los personajes de los primeros episodios que vimos hace años.
A diferencia de "Force awakens" donde el ritmo es casi frenético, las frases de los diálogos se vuelven simplistas, y actores como Harrison Ford sobreactúan; en "Rogue one", Gareth Edwards logra aproximarse más a la escencia de Star Wars, pese a que gran parte de los personajes son "humanos" o humanoides, algunos "alienígenas", unos cuantos androides y casi ninguna criatura. De paso introduce personajes clave del Episodio IV, algunos de ellos magistralmente digitalizados.
Por cierto, es un poco extraño que un androide tenga sentido del humor.
No deja de ser un pretexto para insertar a fuerza un episodio adicional a manera de interludio, algo así como el Episodio 3.8. Espero que no se les ocurra empezar a meter más episodios intermedios para explicar lo que sucedió entre un episodio y otro, o que quieran contarnos el pasado de Cassian Andor y cómo se unió a la rebelión.
Que la fuerza nos ampare.
Muchas veces se acusa (con razón) de inventar cosas para sacar dinero, pero esto es un gran, iba a decir sub-producto de Star Wars, pero le quito el "sub". No soy ni de los fanboys más acérrimos de la saga (aunque me encanta) ni de los haters de "los clásicos son la leche, las nuevas basura", pero dejando a un lado esos debates, aunque el tiempo seguramente no la trate como tal, creo que Rogue One se ha ganado formar parte del universo Star Wars con letras mayúsculas.
Nota: 7'3
Me pareció que la elección del papel protagonista para Felicity Jones es lo peor de lejos. No me gusto nada. Esa cara de asco perpetua que posee, de parecer no querer estar haciendo la película me la hundia por momentos. Esa fue mi impresión. Claro.
¿ Buscaban a una protagonista deshumanizada? ¿ Sin alma? Bien, correcto. Eso no quiere decir que la muchacha tenga que estar TODA la cinta de velatorio. Cara de lela.
Muy guapa eso sí.