'Cartel land: Tierra de cárteles': ''Como la historia de David y Goliat''
por angel_negrete 05 de julio de 2015
Hablamos de racionalizar las partes, las ideas, y la propia idea de la violencia misma aunada al sentimiento de seguridad que profiere la unión social ante la seguridad gubernamental que ha sido rebasada por los acontecimientos delicuenciales hoy día. México es un ejemplo, triste ejemplo de la indefensión ciudadana ante los constantes hechos de violencia, y si bien la realidad no explota contundentemente hasta cubrir el globo terráqueo, lo cierto es que se es referente, pues demarcados territorialmente ante los EEUU, no dista de poder ser de otra manera. Siempre sea dicho según sea conveniente el viceversa, pero en esta ocasión estamos más cerca de EEUU que del mismísimo Dios. Tanto, que un documental también sea necesario, porque evidentemente no sobra.
Con harta certeza, y con suficiente hartazgo, pero sobretodo con conocimiento de causa, se valoran los hechos que acontecen en el día a día del suelo que hoy piso y pisamos, porque como bien reza la canción, “Mi sangre viene de las tierras del estado de Michoacán” y ya de los días del dinero y la cocaína ni hablamos. Es la realidad la que nos consume, es la violencia quien lo hace, y hasta somos nosotros mismos quienes podemos hacernos daño.
Cartel land: Tierra de cárteles es una especie de monólogo recalcitrante, de esos que ves y te molestan porque no te dicen nada nuevo, o por lo menos nada que no conozcas, así de triste la realidad y de tan efectivo el que te lo tiren en cara. Hay cosas que molestan desde el inicio al fin de un documental violento en imágenes, pero sobretodo en palabras, en anécdotas de los involucrados, y si se está de éste lado, plagado de una violencia llena de impotencia, de querer sumarse al contexto al que de manera inconsciente no somos ni de lejos parte que resta.
Pero ¿cómo dibujar paralelismos entre el primer mundo y un mundo de violencia? Matthew Heineman lo consigue, de una manera simple, pero efectiva, sin embargo no puede sostener un relato basado en la actividad del grupo estadounidense, porque está más desarrollado el guión hacia los lineamientos que siguen para poder contrarrestar o evitar la violencia de los cárteles mexicanos en la frontera de Arizona, pero el relato es pasivo, y a falta de intervenciones contundentes y hasta gráficas, se vuelve sólo una nube de espera hasta la acción de las palabras y los cartuchos percutidos del otro documental encerrado en un documental por partida doble. Hay cosas que funcionan y hay cosas que no, el montaje no y esa es cosa muy cierta, los paralelismos entre las diferentes historias son atrayentes y siguen un mismo hilo conductor, pero siempre la historia estadounidense se vuelve un prólogo a destiempo que se repite para dar paso a una historia mexicana contemporánea llena de sangre, que a pesar de su empecinamiento por subrayar la doble moral de la justicia mexicana sea un levantamiento social o establecida justicia de gobierno, funciona. Te retuerce.
Un atrayente y pulido documental que adolece del montaje adecuado entre las historias, pero que por separado tiene más adeptos, al fin de cuentas, la pasividad de un relato, siempre te sirve para prepararte para la contundencia del otro.
No es como contar una historia de ficción y soltar un spoiler indebido. La relación México-EEUU es de dolencia y negocios, de cristal, coca e inmigrantes. La relación es de una puta que transmite enfermedades a sabiendas, y lo aceptamos. No es como contar la historia de David y Goliat, porque a nuestro David le faltan piedras, y a nuestro Goliat le sobran huevos. Habrá sangre... y ésta escurrirá de nuestras manos.