La historia se centra en Richard Wershe Jr., quien en la década de los 80, con tan solo 14 años, se convirtió en un informante de la policía al tiempo que se establecía como traficante de drogas. Su doble vida terminó pasándole factura cuando a los 17 años fue detenido con ocho kilos de cocaína. Condenado a cadena perpetua, en su momento su detención fue muy polémica desde el punto de vista ético, pues la gente se cuestionaba si los federales no serían los responsables de que el chico hubiera entrado en el mundo de las drogas.